La caja del olvido femenino: el único botón que nunca funciona del todo / Sarcasmo y café
Corina Gutiérrez Wood
Siempre me acuerdo de una conferencia que vi, donde explicaban las diferencias entre el cerebro del hombre y el de la mujer. Decían que el cerebro de ellos está organizado en cajas. Cada caja tiene su tema, su espacio, su función. Y lo más importante: no pueden abrir dos al mismo tiempo. O sea, si están pensando en fútbol, solo existe el fútbol. Si están comiendo, solo están comiendo. Y existe una caja sagrada, casi mística… LA CAJA DE LA NADA. Ahí es donde pueden quedarse viendo al horizonte sin pensar absolutamente en nada, cosa que para una mujer es simplemente inconcebible.
En cambio, el cerebro de la mujer, según esa misma charla, es como una red de cables todos encendidos al mismo tiempo. Y creo que hay una gran verdad en eso tenemos todo en modo “on” sentimientos, recuerdos, pendientes, intuiciones, planes, conversaciones del siglo pasado y un sinfín de cosas que para ellos pueden ser banales, para nosotras son detalles archivados, con fecha, hora y por supuesto con copia de seguridad. Todo está funcionando al mismo tiempo y sí, aunque parezca caótico, funciona.
Pero lo que nunca dijeron en esa conferencia es que el cerebro femenino también tiene una caja. No es la de la nada, claro que no. La nuestra se llama la caja del recuerdo. Ahí vamos metiendo, con mucho cuidado, todo eso que no funcionó: proyectos, personas, ideas, sueños, conversaciones, relaciones, ilusiones. Cosas que intentamos entender, arreglar, rescatar, pero cuando ya le dimos mil vueltas y el corazón nos dice “ya”, entonces lo guardamos ahí. Esa caja no molesta, no suena, no interfiere, hasta que un día cualquiera, se abre paso, solita, entre telarañas y polvo emocional acumulado, hacia un pasadizo secreto directo a la caja del olvido. Digamos que es el botón de “eliminar” versión emocional, aunque no es un “eliminar para siempre” porque en ocasiones se llega a abrir, y no hace ruido, pero si eco.
Y aunque parezca que lo llevamos todo al mismo tiempo, no es magia… es práctica, chocolates, café, y uno que otro colapso emocional silencioso.
Pero aquí seguimos: multitasking, con memoria de largo aliento, intuitivas, medio brujas o muy brujas, pero sorprendentemente funcionales.