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La Barredora subsiste entre el desgaste y la fragmentación

La Barredora subsiste entre el desgaste y la fragmentación
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*La organización criminal conocida como La Barredora, que creció bajo la protección política y en alianza con el Cártel Jalisco Nueva Generación, enfrenta un escenario de debilitamiento tras la detención de sus principales líderes y la pérdida de respaldo institucional

La Barredora, organización criminal con origen en Tabasco y dirigida durante años por Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad Pública de esa entidad, registró un crecimiento acelerado que la llevó a expandirse hacia Chiapas, Veracruz y Campeche. Aunque el grupo existe desde 2009, fue en años recientes cuando se consolidó como un actor criminal relevante, evidenciando cómo la colusión entre actores políticos y el crimen organizado puede potenciar la violencia y la inseguridad regional, sostiene el investigador Víctor Manuel Sánchez Valdés, profesor investigador de la Universidad Autónoma de Coahuila, especialista en seguridad pública y doctor en políticas públicas por el CIDE.
De acuerdo con el análisis, el fortalecimiento de La Barredora fue posible gracias a la protección otorgada por funcionarios y políticos durante los gobiernos de Adán Augusto López Hernández y Carlos Manuel Merino Campos en Tabasco. Estas redes de complicidad permitieron que la organización operara con impunidad, ampliara sus ingresos y eliminara a grupos rivales.
El principal operador de esta estructura fue Hernán Bermúdez Requena, quien, lejos de cumplir con su responsabilidad de garantizar la seguridad pública, estableció una alianza con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Bajo este acuerdo, La Barredora funcionó como una franquicia local para actividades como el robo de combustible, la venta de drogas y la extorsión.
Con el respaldo del aparato de seguridad estatal, el grupo criminal logró extender su presencia a 38 municipios en cuatro entidades. En Tabasco operó en municipios como Centro, Cárdenas, Comalcalco y Macuspana; en Chiapas tuvo actividad en Palenque, Ocosingo, Pichucalco y Reforma, entre otros; mientras que en Veracruz se asentó en zonas como Coatzacoalcos y Minatitlán, y en Campeche alcanzó municipios como Ciudad del Carmen.
No obstante, el debilitamiento de La Barredora se ha hecho evidente tras la detención de Bermúdez Requena y de otros mandos relevantes, así como por la presión mediática y política que dificulta la permanencia de las redes de protección institucional. A ello se suma la ruptura de su alianza con el CJNG, organización que ha comenzado a ganar territorio en Tabasco, provocando un aumento en los niveles de violencia.
Ante este contexto, el análisis plantea tres escenarios posibles para el futuro de La Barredora: su desaparición en el mediano plazo; un desgaste lento que le permita subsistir sin capacidad de expansión; o su mutación mediante la fragmentación en grupos más pequeños, con nuevos nombres o alianzas estratégicas con otros cárteles.
Aunque los escenarios de desgaste o fragmentación parecen los más probables, el desarrollo de la dinámica criminal en Tabasco, Chiapas, Veracruz y Campeche será determinante para definir el rumbo final de esta organización.

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