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Kamala sonrió / Al Sur

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Guillermo Ochoa-Montalvo

Querida Ana Karen, La primer mujer negra de ideas progresistas, candidata a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris, mantuvo la sonrisa frente a su furibundo y ególatra oponente, Donald Trump durante el debate sostenido este martes pasado.

Kamala Harris, con un talante segura de sí misma, fue concreta en sus propuestas acordes a la realidad y a los tiempos modernos. Abordó los temas sobre la legalización del aborto; el respeto a  los derechos humanos de los migrantes; el llamado a la paz mundial; el impulso a la economía de los Estados Unidos preferenciando a las empresas medianas y pequeñas, así como a la clase pobre y media; planteó mejoras en bienestar social con desarrollo económico y no desperdició la oportunidad de reiterar cómo los líderes mundiales se ríen de Trump y los líderes militares le llaman, “una “desgracia”. 

Trump, fatuo e iracundo frente a los sólidos argumentos de Kamala Harris, se dedicó a exaltar sus programas matutinos de gran entretenimiento para la población y a pavonearse con la enorme espectacularidad de sus mítines donde la gente se divierte. Trump ya había advertido que su presencia durante 18 años en sus mañaneras eran una herramienta efectiva de propaganda donde la gente se tragaba fácilmente sus metáforas, mensajes cortos al estilo de Hitler y esas bombas adormecían al pueblo.

A falta de un proyecto de nación, Trump centró su debate en tontos argumentos afirmando que los inmigrantes: “Se están comiendo a los perros, a la gente que entró, se están comiendo a los gatos, se están comiendo a las mascotas de la gente que vive allí. En una larga y extraña intervención, insistió: “En contra de todas las pruebas disponibles, los inmigrantes se estáncomiendo a las mascotas de los estadounidenses”.

Cuando el moderador de ABC David Muir señaló que los funcionarios de la ciudad negaban cualquier evidencia de que los inmigrantes en Springfield estuvieran comiendo mascotas, Trump redobló la apuesta diciendo que “la gente en la televisión” lo decía. Cuando lo presionaron, Trump simplemente dijo: “Lo descubriremos”.

Kamala sonreía, unas veces sorprendida; otras, sarcástica por los absurdos argumentos de su oponente. Kamala sonreía triunfante. Se rió de algunos comentarios de Trump, sonrió ante otros, sacudió la cabeza en algunos momentos y, a veces, parecía desconcertada.

Sin perder la sonrisa, Kamala llamó a Trump “débil” y “equivocado”; recordándole que fue despedido por 81 millones de votantes quienes se pronuciaron a favor del presidente Joe Biden en 2020.

Trump, fuera de control, insistió en voz alta y varias veces, en que toda esa serie de falsedades eran ciertas.(sic). El expresidente repitió sus mentiras sobre el fraude generalizado en las elecciones de 2020, argumentando que existía un complot en su contra.

Kamala seguía sonriendo con las falacias de Trump al decir que los migrantes llegan a Estados Unidos luego de huir de prisiones e instituciones mentales. “Tenemos millones de personas llegando a nuestro país desde prisiones y cárceles, desde instituciones mentales y manicomios”, reiteró Trump.

Trump repite la falsa afirmación de que algunos estados permiten practicar abortos después de que un bebé haya nacido, lo que suscitó una verificación de hechos por parte de Linsey Davis, de ABC News: “No hay ningún estado en este país donde sea legal matar a un bebé después de nacer”, dijo Davis.

Kamala sonríe satisfecha de sí misma al exponer sus motivos para defender el derecho al aborto destacando casos de mujeres que no han podido abortar tras ser víctimas de una violación o que han tenido dificultades para recibir atención por aborto espontáneo.

¿Quieres hablar de que esto es lo que quería la gente?“. dijo Harris. “Mujeres embarazadas que quieren llevar un embarazo a término, que sufren un aborto espontáneo, a las que se les niega la atención en una sala de urgencias porque los profesionales sanitarios temen que puedan ir a la cárcel, y se desangran en un coche en el estacionamiento“.

Kamala critica las prohibiciones del aborto de seis semanas y reitera su apoyo a las excepciones por violación, incesto y vida de la madre.

Esta vez, Trump regresa para hablar largo y tendido sobre el valor de entretenimiento de sus mítines, afirmando que la administración Biden le estaba persiguiendo legalmente. Harris lo miraba desconcertada, pero evitó hacerle el juego, lo cual, enfadó a Trump.

Cuando Harris mencionó la condena penal de Trump y sus asuntos legales pendientes, le clavó el diente. Cuando ella le llamó la atención por hundir un proyecto de ley de inmigración bipartidista, Trump se retorció. Y cuando Harris sugirió que los mítines de Trump eran aburridos, el ególatra, casi muere.

Ambos, se fueron por la tangente al abordar los temas de la delincuencia, de las guerras en medio oriente y Ucrania; del narcotráfico y el fentanilo. Poco hablaron de la relación de Estados Unidos con México, Venezuela y Latinoamérica en general. En eso, nos quedaron deber.

Como puntilla y sin dejar de sonreír al responder sobre economía, Harris dijo: “Donald Trump no tiene un plan para ustedes”. Apoyándose en su biografía personal al presentarse como una “niña de clase media”, Harris esbozó una visión económica que incluye recortes de impuestos para las familias y deducciones fiscales para las pequeñas empresas, mientras que Trump, dijo, “hará lo que ha hecho antes, que es proporcionar un recorte de impuestos para los multimillonarios y las grandes corporaciones”. A Trump. Solamente le importa Trump.

Trump, continuó Harris, “en realidad no tiene un plan para ustedes, porque está más interesado en defenderse a sí mismo que en velar por ustedes.”

En este séptimo debate desde su primer candidatura, Trump demostró la debilidad ante la sonrisa de la vicepresidente.

Al concluir el debate, se presentó el ícono de la cultura pop Taylor Swift quien le firmó su post “Taylor Swift, mujer gato sin hijos”, en referencia a los polémicos comentarios del compañero de fórmula de Trump, el senador de Ohio JD Vance, que han violentado a muchas mujeres.

Mucho que comentar de este debate, pero como sea, los argumentos de Kamala son una cuestión de amor.

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