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Justicia a Voto Ciego: la Trampa del 1 de Junio

Justicia a Voto Ciego: la Trampa del 1 de Junio
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Juan Carlos Toledo

El próximo 1 de junio, México asistirá a una elección histórica… y profundamente peligrosa. No lo es por su alcance democrático, sino por su intento de disfrazar de participación popular lo que en realidad es un acto de desmantelamiento institucional: elegir por voto directo a jueces, magistrados y ministros.

Lo venden como “justicia del pueblo”. Pero lo que se esconde es una trampa: debilitar el equilibrio de poderes, someter al Poder Judicial al capricho de las mayorías manipuladas y al control absoluto del Ejecutivo. No se trata de democratizar la justicia, sino de domesticarla. De convertir al juez en siervo de la nación del que moviliza masas.

Y mientras eso ocurre, el país arde. La seguridad —esa que debería ser garantía básica— es ya el pan de cada día… pero de sangre, miedo y silencio. En salud, seguimos compitiendo con Dinamarca, sí, pero sólo en el discurso. En los hospitales, la realidad es más parecida a un sistema colapsado, con médicos sobrecargados y pacientes sin medicamentos. Y en educación… en fin, ahí ni siquiera hay competencia. No porque seamos mejores, sino porque ni siquiera hay con qué compararnos.

Pero el gobierno tiene prisa. No por resolver estos problemas, sino por controlar lo único que le estorba: la justicia independiente. Y ahí es donde aparece la “solución mágica”: el voto popular. Que cosas ¿no?.

La pregunta es: ¿Quiénes serán los encargados de movilizar, transportar y acarrear votantes de un lugar a otro?. La respuesta .-Los mismos operadores políticos de siempre. Los que convierten al ciudadano en borrego electoral. Los que disfrazan el acarreo como participación cívica y la obediencia ciega como voz sumisa del pueblo.

La mayoría de los mexicanos ni siquiera sabe qué se votará ese día. No hay información, no hay debate, no hay perfiles públicos, no hay propuestas. Sólo hay propaganda estéril. ¿Cómo puede el pueblo elegir a quien ni siquiera conoce? ¿Cómo ejercer un voto razonado cuando el engaño es la norma?

Esta elección no fortalece la democracia. La vacía. La pervierte. Un pueblo desinformado no elige: lo manipulan. Y en ese juego, la justicia dejará de ser ciega… pero no para ver mejor, sino para obedecer a quien la puso de rodillas.

México no necesita jueces populares, necesita jueces íntegros. No urnas llenas, sino instituciones fuertes.

Porque cuando la justicia se convierte en botín electoral, el país entero se convierte en rehén.

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