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José Antonio Molina Farro, presencia y vigencia / A Estribor

José Antonio Molina Farro, presencia y vigencia / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Hace apenas unos días, dos años ha, el 19 de diciembre de 2018 para ser exactos; se hizo pública la renuncia del Licenciado José Antonio Molina Farro al gabinete de Rutilio Escandón. Era, junto otras escasas presencias en la conformación del nuevo gobierno, un personaje que daría lustre a la nueva administración. En reconocimiento a su trayectoria académica, intelectual y su experiencia en distintas administraciones, el entonces gobernador electo, puso a su cargo la elaboración del plan estatal de gobierno, mismo que coordinó y redactó durante varios meses.

No se trataba de un incondicional, sino de un profesional de la administración pública que conocía muy bien su encomienda. Fue nombrado jefe de la oficina del gobernador, cuyas atribuciones están especificadas. Él asumió que debía verificar que los funcionarios se atuvieran al plan de gobierno que se suponía la ruta crítica y los compromisos de este gobierno. Hoy, ese documento, duerme el sueño de los justos en alguna gaveta.

Al parecer, su sola presencia, provocaba recelos. No hay, ni había nadie en este gobierno, a la altura de su trayectoria, por lo que desde un principio se percibió relegado por quienes, como siempre sucede hacen una burbuja entorno al gobernante en turno. Desde un inicio lo pretendieron aislar y no quiso resignarse ser una figurativa decorativa rodeada de intrigas palaciegas. Las consecuencias están a la vista. Las figuras “relevantes” en vez de abonar provocan un deterioro a la imagen de gobierno. Otras tantas están sumidas en la inacción e intrascendencia.

GARBANZOS DE A LIBRA

Destacaría en contrario algunos casos. Garbanzos de a libra como Aquiles Espinosa, un probado y congruente político que además de amigo personal es un hombre de palabra con principios y valores. Luis Manuel García, el secretario de protección civil, quien pasó la dura prueba del Covid, y que sin aspavientos destaca por su profesionalismo y eficiencia en el servicio público. De otros prefiero mejor ni hablar, se dedicaron a pretender proyectar su imagen personal haciendo ruido y grilla a un gobierno que apenas lleva un tercio de su gestión. Antepusieron aspiraciones políticas por encima de su deber de servir y el reto era mayúsculo.

UN REFERENTE

Molina Farro continúa siendo lo que es, sin necesidad de ostentosos cargos, un reconocido personaje de vida pública, un prestigiado analísta y un gran conocedor de los retos que tiene Chiapas para salir adelante. Lo conocí hace muchos años y siempre era ameno y nutritivo intelectualmente conversar con él. Al menos yo ahora, he ganado el privilegio de compartir con él, enriquecedoras charlas que son auténticas cátedras y enseñanzas que atesoro. Un personaje como pocos, fuera de serie. Un brindis por él y su vigente presencia en la vida pública de Chiapas que pronto dará mucho de que hablar.

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