Sr. López
Contaba la abuela Elena, que allá en Autlán, empezando el siglo XX, los Michel López de su familia, vivían peleando y balaceándose con los López Michel, de la familia del abuelo Víctor, y que entre el cura y el alcalde, sentaron a las cabezas de ambas familias, a avenirse, a perdonarse y llevar la fiesta en paz, pero que su papá se negó en redondo y luego explicó en su casa: -No me acuerdo qué nos hicieron… no vaya a ser algo grave, mejor seguimos peleados -bueno.
Ayer el Museo Nacional de Antropología fue galardonado con el Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2025. El galardón no lo otorga la Corona española, sino el heredero al trono español, en este caso la señorita Leonor de Borbón y Ortiz, hija de su papá, Felipe VI, el rey.
La señora del bastón de palo, ayer también, se refirió a ese galardón y como no iba a dar las gracias ni a agradecer, en lugar de decir algo como “es un merecido reconocimiento a nuestro gran museo”, dejó resbalar de su boca parte de la baba envenenada que le contagió su antecesor, dijo la Presidenta, orgullosa constructora del segundo piso de la nación:
”Pues a ver si empiezan por ahí a pensar en el perdón, pues sí, ¿no? Es un gesto de parte de la Corona española (…) ya dieron el primer pasito (…) Espero que continúen en este proceso de reconocimiento pleno a los pueblos originarios, a las grandes civilizaciones del pasado, a los pueblos de hoy, y a las grandes atrocidades que se cometieron durante la llamada conquista española”.
No es un “gesto” señora. La corona española no hace gestos ni anda quedando bien con nadie. En los 325 añitos que llevan reinando en España (poquito más que un sexenio o dos), han lidiado y superado exilios, renuncias, abdicaciones, guerras civiles que duraron 40 años (las carlistas del siglo XIX), la invasión de Napoleón, la segunda república, la guerra civil (1936-1939), la dictadura de Pancho Franco… y tan campantes.
Créalo doña Sheinbaum, esa gente es de otra pasta y muy su derecho de cada quien que les guste o no, total, ni que los Borbón anduvieran pidiendo opinión, ni pagando encuestas de popularidad. Allá no dan atole con el dedo para que nadie se desgañite gritando: ¡Es un honor estar con los Borbón!
Sí llama la atención a su texto servidor, eso de “las grandes civilizaciones del pasado”, que (sin restarles méritos), estaban en la Edad de Piedra, en el Neolítico, nunca inventaron la escritura ni la rueda y eran caníbales. Reconocer sus méritos sí, pero moderar los elogios y por cierto: ni nuestros indios de hoy (no es grosería decir indios), ni ninguno de nosotros, somos de esos
De las atrocidades de la “llamada conquista”, bueno, cosa tan rara, poco menos de 400 españoles derrotaron más de 100 mil guerreros aztecas… ni tan rara, los ayudaron cerca de 140 mil guerreros tlaxcaltecas y de otras tribus, todos hartos de los aztecas, que eran peores que los del CJNG. Y otra cosa muy rara, esos menos de 400 dominaron un territorio de más de 5 millones de kilómetros cuadrados.
Sin los indios no hubieran controlado ni dominado nada. A lo largo de 300 años de ser Nueva España, los españoles acá eran el 0.2% de la población (en 1646, subió al 0.4%, en 1742 llegó al 0.8%). Cuando la independencia, los españoles eran el 0.2%, mestizos el 39.6% y arribita del 60% de indios… que en 2020, yaeran el 19.4%… ¿genocidio?… nos queda la tercera parte.
Los cuatroteros de ocasión y por interés, hacen como que les hierve la sangre por la conquista y sus horrores, de hace 500 años, bueno, que se vayan enterando que a nosotros los del peladaje nos tiene un poquitín incómodos lo sucedido entre el 2019 y el 2024, el Gobierno de la Muerte, encabezado por el campeón de doña Sheinbaum… que nos pidanperdón.
Para calibrar lo que pasó en México en el sexenio anterior, recuerde (datos tomados de Enrique Krause), las grandes matanzas de México: la represión de los yaquis de don Porfirio Díaz (1876-1911), 1,500 vidas; la masacre de chinos en Torreón, mayo de 1911, 303 muertos; en la rebelión delahuertista de 1924, 7,000 muertos; la Cristiada de 1926 a 1929, entre 75,000 y 80,000 (terrible); en la guerra civil que llaman Revolución Mexicana, entre 1910 y 1920, Robert McCaa estima con datos del censo que la población descendió un millón 400 mil gentes, cifra en la que están incluidos los que se fueron del país, el descenso de la natalidad, las muertes por hambre y las epidemias (la influenza española costó 500 mil muertos), la conclusión: menos de 900 mil cadáveres (aunque el muy serio Moisés González Navarro, estima un total de 300 mil).
Así las cosas, en el Gobierno de la Muerte, el del Señor de los Abrazos, según los datos oficiales por la pandemia de Covid-19 fueron 334,161 muertos, pero las actas de defunción dicen otra cosa: 510,825; y aparte están las muertes en exceso en ese sexenio, 805,653 (muertes infantiles, muertes por falta de atención médica, etc.). Suman 1’316,478 muertes… y es imposible saber cuántas se pudieron evitar; se sabe que por Covid, unas 395 mil no debieron ocurrir.
No sume el total de homicidios, pero tenga presente que con Fox, fueron 60,280; con Calderón 120,063; con Peña Nieto 156,066; y con el Transformador Patrio, fueron casi 200 mil. ¿Evitables?… sí, algunas, tal vez muchas.
Tampoco sabremos nunca cuantos de los desaparecidos nos escamotearon, aceptan 54,049… vaya usted a saber, pero la inmensa mayoría también están muertos. Y esa cifra de desaparecidos es escalofriante, con Fox fueron, 914; con Calderón, 16,889; con peña Nieto, 32,682… qué hicieron para llegar a más de 54 mil… ¿esconder cadáveres para reducir homicidios?… puede ser. Nunca lo sabremos.
Y como nunca sabremos con exactitud de qué tamañoes la montaña de cadáveres del gobierno cuatrotero en su primer sexenio, quedémonos con el dato de la ONU, en el primer gobierno transformador, la esperanza de vida en México descendió de 74.8 años a 70.2 años.
Que dejen lo de hace 500 años, de esto que sí nos pidan perdón aunque es imperdonable.