* La Arquidiócesis de México pidió fortalecer los cuidados paliativos y advirtió que la eutanasia no debe presentarse como una alternativa para aliviar el dolor
La Iglesia católica mexicana manifestó su rechazo a la iniciativa de ley conocida como “Ley Trasciende”, presentada en el Senado y la Cámara de Diputados, que busca legalizar y despenalizar la eutanasia en el país. A través de su editorial Desde la Fe, la Arquidiócesis de México consideró que esta propuesta plantea una visión errónea sobre el valor de la vida y el sentido del acompañamiento médico y humano ante el sufrimiento.
El órgano religioso sostuvo que la eutanasia “no garantiza una muerte sin dolor”, y que existen testimonios médicos que demuestran lo contrario. Señaló además que la sociedad debe “acabar con el dolor, no con el doliente”, e hizo un llamado a destinar mayores recursos públicos al fortalecimiento de los cuidados paliativos.
La “Ley Trasciende” pretende modificar la Ley General de Salud y el Código Penal Federal para permitir que personas mayores de 18 años con enfermedades terminales o crónico-degenerativas puedan solicitar asistencia médica para morir, bajo su consentimiento informado.
De acuerdo con la Arquidiócesis, la iniciativa contiene “errores de enfoque” al establecer que solo la “vida digna” merece protección constitucional, pues —afirmó— esto podría llevar a excluir a quienes viven con dolor o discapacidad. En su editorial, se advirtió que esta interpretación “abre la puerta a posturas eugenésicas” que históricamente han atentado contra la vida de personas enfermas o vulnerables.
El texto también citó la postura de la Asociación Médica Mundial y del Consejo Europeo, que se oponen tanto a la eutanasia como al suicidio asistido, al sostener que el dolor y el sufrimiento no eliminan la dignidad de la vida humana. “Morir bien significa poder vivir los últimos momentos con atención médica, acompañamiento emocional y apoyo espiritual”, se lee en el documento.
Asimismo, la Arquidiócesis señaló que los avances científicos han mejorado los cuidados paliativos, reduciendo la demanda de eutanasia en países donde esta práctica es legal. En ese sentido, consideró inaceptable que se reduzcan los recursos para este tipo de atención bajo el argumento del costo económico.
Finalmente, la Iglesia invitó a las autoridades federales y estatales a “no optar por la salida fácil frente a la enfermedad” y a garantizar que toda persona con padecimientos graves reciba tratamiento médico, apoyo psicológico y el acompañamiento necesario para enfrentar el final de la vida con dignidad.
Actualmente, 20 de las 32 entidades del país, incluida la Ciudad de México, cuentan con leyes de voluntad anticipada o eutanasia pasiva, que permiten a los pacientes rechazar tratamientos médicos en etapas críticas.
