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Ideas descabelladas / Odiseas Posmodernas

Ideas descabelladas / Odiseas Posmodernas
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Esdras Camacho Jagger

Visito regularmente al peluquero, no lo hago porque tenga una melena al estilo Mel Gibson en la película Corazón Valiente, sino más bien, para emparejar la barba, que ese si es prolífica. 

A mis veintitantos, noté que me quedaba sin cabello. Quizá tuve esa aflicción, no lo recuerdo.

Heredé la frente amplia y también otras características de mis abuelos paterno y materno, las he abrazado con entusiasmo, la genética es verídica. Más allá de “encontrarle pelos a la sopa”, entendí que eso era el regalo irrenunciable. 

Luego de que en la infancia y adolescencia tenemos una autoimagen que no corresponde con el presente el no tener cabello, produce pesadumbre… a algunos, a mí no. 

En días pasados el peluquero, que de ordinario no habla gran cosa. Me hizo platica con el tema de las canas en la barba. “¿No ha intentado pintarse las canas?”, dijo, a lo que yo le respondí que sí, si había oportunidad, un día de estos, lo haría. 

Continuó, “Aquí han venido de todo tipo de personas con alopecia, unas más notables, otros incipientes, no todos se aceptan,”. Y me contó de dos en específico.  

“El primer caso, se trata de un joven menor de 30, siempre usa gorra y se le ven los cabellos que le salen en la parte de la nuca. Generalmente llega a mediodía, se sienta a esperar su turno, pero siempre lo cede, cede su lugar, lo cede de nuevo al otro, decide esperar que vayan pasando incluso los que llegan después de él y ya, cuando ya no hay en la sala de espera nadie, siendo cerca de las 8 de la noche, entonces se levanta de su asiento, se acomoda en el sillón frente al espejo y se quita la gorra. No me gusta que me vean, no quiero que me vean a así, no me siento cómodo dice. Pero yo ya le dije, que mejor se venga a las 7:30 pm, para que no tenga que esperar tanto, y además no pasa nada, yo creo que ninguna persona se fija en él, cómo el piensa”. 

“El segundo, un hombre maduro, de escaso cabello, pide su corte, pero no lo quiere frente al espejo, siempre me hace mover el asiento para la pared, donde no se ve. Dice que no se ve nunca al espejo, porque no está a gusto, ¿Nunca, le pregunto? ¿Y cómo le hace cuando se corta el bigote?, – Me corto y solo me veo en el ovalo de un espejo de mano, muy pequeñito. No sé por qué no le gusta verse. Prefiere no tener espejos y acá se me hace raro que insiste en que mueva de lugar el asiento, para que él no puede mirarse”. 

Mientras lo escucho se me viene a la mente aquellos que se aferran a su cabellera de tiempos lejanos, los que intentan camuflar la calvicie.

He visto en las redes sociales que hay tintura en spray que se rocía en lugares estratégicos para que a cierta distancia se vea y parezca que tiene cabello. Otros con la esperanza de mantener la apariencia de juventud y vigor, invierten en los implantes capilares, con magníficos resultados. 

Hombres famosos como Dwayne Johnson “La roca”, Bruce Willis y Vin Diesel; deportistas como Michael Jordan y Andre Agassi; y figuras históricas como Mahatma Gandhi. han adoptado su calvicie como parte de su imagen distintiva y exitosa. Mujeres famosas como Jada Pinkett Smith, Jada Pinkett Smith y Ariana Grande, han hablado sobre su experiencia con la calvicie, que a menudo se debe a factores como el estrés, el uso de extensiones, o desequilibrios hormonales.

Todos sabemos las etiquetas, mitos y prejuicios que hay sobre estar calvo, pero son justo etiquetas desacertadas. Yo le encuentro las oportunidades, como ahorrar tiempo porque no te detienes a peinarte para nada, evitas el shampoo, gel o secadores, y si te da frío, nomás usa siempre un sombrero o gorro y, ya está. 

Me acuerdo de un profesor que insistía en que había sido greñudo en sus tiempos, pero nadie le creía, así que un día llevó consigo su foto al estilo cantante de rock. Y aun así los que veíamos la foto estábamos incrédulos, nos sentenció: “Les va a pasar…como se ven, me vi, y como me veo… se verán… si tienen suerte”. 

Es cierto que alguna minoría se burla de la calvicie ajena. Supongo que suponen que se está incapacitado para la seducción, o para otras prontitudes. 

El peluquero me ve y supongo piensa que yo tengo algún problema con los escases de cabello. ME hace platica, y espera que yo también cuente mi propio testiminoio. Así que  cuando se acerca el final de  su artística labor en mi rostro me pregunta 

—Y, ¿Usted como sobrelleva su calvicie?

— Ni a favor, ni en contra. Es una pérdida de tiempo preocuparse u ocuparse de temas en los que no está a nuestro alcance. 

—“Verdad que así debe ser”. 

Un consejo aterrice: En la faz de la tierra humanos como las aves, tamaños y colores distintos habemos de todo tipo de seres. 

Dese a querer, a respetar, ofrezca amor. Diviértase. No pasa nada. Pare de sufrir. 

No sea agrio, no hay nada peor que un pelón amargado.

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