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Historias del Poder

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Armando Cortés Rueda

Algo del genial humor negro del Dr. Noquis Cancino

Me dijo una vez Don Noquis Cancino: ese amargado de Manuel Acuña padecía muchos traumas y sufría de ‘mamitis’: eso de “en medio de los dos, mi madre como Dios”

Agregó que era un pésimo poema, mal construido…el Nocturno a Rosario

Pero es con ese Nocturno, a no dudarlo, por solo ese poema, uno de los poetas más leídos por los escasos lectores mexicanos

Con un vodka a la mitad del vaso rellenado con jugo de naranja, me siguió contando:

“Ya me imagino la cara de la hermosa Rosario viendo acostada en medio de Manuel y ella a su madre con el cinturón y su carota de brava!”

Fue otro dardo venenoso del refinado intrigante que hizo decir de una famosa diputada federal: “esa la hizo Chalón diputada federal por su culitito esfuerzo”

Su sarcasmo era mordaz, de mucho filo y si en “la vida eterna” hay cantina y se encuentra ahí a Manuel Acuña, le diría: ‘como sos de bruto al aspirar a tener a Rosario en tu cama y en medio a tu madre de réferi o “aguadora”’

Noquis era genial y con unas copas de wiskie o vodka hacia una revolución de las emociones.

Sirva para la anécdota y mostrar que los poetas no son necesariamente santos, fieles y honorables, que igual “son de carne y hueso con un pedazo de pescuezo”, como decíamos de niños

El Dr Enoch Cancino Casahonda fue mi amigo y tanto me quería que sabía que era muy amigo de su hermano el también Dr Jesús Cancino Casahonda, constructor de políticos como Jorge de la Vega y más, y nunca me reclamó esa amistad.

Me invitó a que con él a la cabeza, con el Dr Ángel Robles, mi amiga Lic Sofía Míreles Gavito, un doctor en ciencia política que era catedrático e investigador de mi FCPYS/UNAM /CU, fundáramos la Fundación Cambio XXI, antecedente de la Fundación Chiapaneca Colosio, AC, de la cual soy igualmente fundador

Como presidente estatal de la Colosio lo invité a darnos una ponencia sobre la actualidad y las alternativas de Chiapas, en un buen hotel de Palenque que es propiedad de un amigo.

Pasaban las nueve de la mañana y yo no veía por ningún lado al Dr Enoch y me dirigí a su habitación. Se estaba bañando. Se vistió, se peinó y me pidió pasáramos al restaurante a desayunar. Pidió su desayuno y medio vaso de vodka sin hielo.

Llegó el mesero, hizo a un lado el desayuno, jaló el vaso con vodka, lo rellenó de su jugo de naranja y se lo empujó de dos tragos. Vamonos me dijo. Fuimos al salón repleto de políticos regionales y dio una de las conferencias más ilustres que recuerdo sobre Chiapas

Es Cuánto!

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