Sr. López
Un lejano pariente, después de perder siete haciendas, quedó con una casona inmensa que valía un dineral, de manzana completa en pleno centro de Toluca. En su testamento la dejó a partes iguales entre sus once hijos, que se dedicaron a pelear y gastar en abogados. Fueron muriendo y fueron heredando a partes iguales sus hijos, que ya eran 47 y ninguno vivía en Toluca. Seguían los pleitos hasta que uno de ellos, sin saberse quién, mandó unas máquinasCaterpillar que en horas, dejaron un lote baldío, lisito. Y ya. Enojados vendieron el terreno. A grandes males.
La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), emitió ayer, 22 de septiembre de 2025, su Resolución A/RES/79/314, sobre la partición de México en dos Estados, para que los hoy conocidos como aztecas, originalmente mexicas, recuperen su territorio perdido a resultas del conflicto bélico de agresión, de los ejércitos tlaxcaltecas, totonacas, otros pueblos indígenas y soldados del reino de la Corona de Castilla, que los derrotaron el 13 de agosto de 1521.
La Resolución de la ONU, precisa que el territorio mexica quedará como precisa el Códice Mendocino, elaborado por órdenes del virrey Antonio de Mendoza en 1542, compuesto por la actual Ciudad de México y el Valle de México, más Puebla, Veracruz, Hidalgo, Morelos, partes de los actuales estados de Michoacán, Oaxaca, Guerrero, Estado de México y de Chiapas, el Soconusco, hasta la frontera con Guatemala.
Nota importante: no se lo vaya a creer, lo del Códice Mendocino es verdad, lo demás es invento. La barbaridad que sí es real y está costando y siempre ha costado sangre, es la resolución 181 II de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada el 29 de noviembre de 1947.
En esa resolución la ONU por sus diplomáticas pistolas, partió en dos a Palestina: el 56% del territorio para los judíos (que eran el 33% de la población y poseían solo el 6% de Palestina); el 42% del territorio para los árabes, que eran la población mayoritaria y dueños del 94% del país; y el 2%, lo dejaron como un “corpus separatum”, Jerusalén y Belén, que no se atrevieron a partir, porque es tierra sagrada del judaísmo, el cristianismo y los musulmanes. La cosa terminó como tenía que ser: guerra, desde 1948.
Palestina cuando menos desde el año 2000 a.C., estuvo habitada por pueblos semíticos, fenicios y hebreos, que parece descienden de los cananeos. Árabes y judíos, son semíticos, semitas.
La historia de esa región es larga y de guerras sin fin. Desde el 63 a.C., estaba sometida a los romanos y el año 6 d.C. (después de Cristo, no se distraiga), le pusieron provincia romana de Judea.
El pueblo judío sufrió varias expulsiones (diásporas), y la más reciente es la del año 70 d.C., cuando el general romano Tito destruyó Jerusalén y expulsó a los judíos prohibiéndoles regresar. Importa tener claro que los judíos en su larga historia, la mayor parte del tiempo han vivido fuera de Palestina, o Judea, o como le quiera decir.
Es un enredo como de telenovela la historia de la región. Saltemos hasta en el siglo XX, cuando el Reino Unido, los británicos, se encargaron de hacer la madeja que ahora es eso.
No hay espacio para ni a brocha gorda dar detalles, pero no queriendo ningún país de Europa al pueblo judío (aunque lo nieguen), y con los judíos necios en hacer valer la Biblia como escritura de propiedad de Palestina, en 1903 les ofrecieron Kenia (Plan Uganda, del siempre ineficaz Chamberlain); no aceptaron. Después de la Segunda Guerra Mundial, los británicos pidieron ayuda a la recién creada ONU que bailándose un jarabe sobre los derechos de los judíos palestinos y de los árabes palestinos, decidió la Partición.
Así como sería una aberración hacer valer el Códice Mendocino de hace unos 500 años, para cercenar a México buena parte de su territorio, más aberración es hacer valer un libro religioso de hace casi tres mil años, para partir un territorio claramente constituidopor milenios.
De inmediato hubo guerra, los árabes en 1948 se le fueron encima a los judíos pero el nuevo Estado de Israel, financiado y bien armado por Occidente (que no se hagan), ha ido conquistando territorios originalmente asignados a los árabes palestinos y actualmente ya ocupa todo lo que la resolución de Partición les había dejado.
Desde 1947, la ONU ha emitido más de mil resoluciones en las que considera a Israel como “potencia ocupante”, del territorio árabe palestino. La población árabe palestina sufre desde entonces un éxodo de 6 millones de expulsados.
La actual guerra se inició por el ataque bárbaro a Israel de la organización terrorista Hamas, del 7 de octubre de 2023, que gobierna en Gaza. Israel ha contestado con una guerra modelo Hitler, de exterminio de la población civil, que no se puede justificar de ninguna manera. La ONU ya la calificó de genocidio. Eso es.
La mayoría de los países que pertenecen a la ONU(147 de 193), aprueban reconocer un Estado palestino, a sabiendas de que los EUA del Trump, vetarán el reconocimiento en el Consejo de Seguridad de esa achacosa ONU. Pero aunque se instalara por fin el Estado de Palestina no se arreglaría un pleito de dos mil años. Sangre, solo sangre se seguirá derramando, hasta que sea el mismo pueblo judío el que obligue a sus fétidos políticos a terminar con esa atrocidad. Solo el pueblo judío puede arreglar esto y junto con Palestina, meter en cintura a los terroristas que querrán seguir con sus barbaridades.
México, es el último país que ha manifestado su apoyo a crear el Estado Palestino. Como sea, está bien. La presidenta Sheinbaum ayer lo reiteró y reconoció quelo de la población en Gaza es un genocidio. Y sí, eso es. En dos años, de octubre de 2023 a septiembre de 2025, en Gaza han muerto 65,000 palestinos.
Que se ande con cuidado la Presidenta con sus declaraciones. En México en esos dos años, con datos finales del Inegi ha habido 65,493 homicidios (32,252 homicidios en 2023 y 33,241 en 2024). No se vale reprobar genocidio ajeno y negar hecatombe nacional.