RODULFO REYES
En el entendido de que en 2003 y 2012 no pudo dejar a sus sucesores en la alcaldía y la gubernatura, respectivamente, conviene preguntar si alguien está engañando al exmandatario Andrés Granier Melo en su aventura de, en el atardecer de su vida política, competir por la presidencia municipal de Centro.
Los políticos son susceptibles a jurar que son verdades ciertas mentiras, y en el caso del químico de profesión hay evidencias de esto.
En una ocasión, mientras llegaba el ocaso de su administración y ya era evidente que en 2012 el Revolucionario Institucional perdería las elecciones, actores priístas visitaron la ‘Quinta Grijalva’ en busca de algún indicio para entender la situación.
Uno de ellos fue el exmandatario Roberto Madrazo Pintado, quien le inquirió a Granier cómo iban a ganar si las encuestas mostraban el declive del viejo partido.
Granier agitó su dedo índice derecho hacia sí mismo, le guiñó un ojo a su experimentado correligionario y le musitó, muy bajo, con voz apagada: “¡Con mi popularidad!”.
En aquel año el tricolor sufrió la que se considera “la peor de sus derrotas”, mas lo que se avecinaba en las urnas jamás lo presagió el priísta que ahora se siente seguro de ganar la alcaldía en 2021.
A Granier le están mintiendo sobre su arrastre en las urnas… O se está engañando solo.
1.- Las encuestas que difunden sus allegados y se promocionan en las redes sociales son, más bien, sondeos. Este tipo de mediciones no son científicas por carecer de metodología y pueden ser alteradas al gusto del cliente: hay programas de internet que pueden “votar” en forma automática para hacer que el aspirante a un puesto de elección popular que los contrata, resulte “ganador”.
Quienes trabajan así primero “publican” las encuestas en las que ellos mismos “votan” para “inflar” al interesado, y cuando ya tienen el “resultado” a su favor, compran espacios en Facebook y Twitter, sobre todo en la primera aplicación, para “hacerlo crecer” artificialmente.
Los sondeos en redes sociales, a diferencia de las encuestas que se presentan en los medios tradicionales, causan ruido mediático, pero hasta ahí, pues no logran “sembrar” percepción como sucede con los levantamientos demoscópicos que hacen empresas especializadas.
Granierestá espantando con el petate del muerto con esos sondeos “patito”.
En las mediciones que se tienen en el primer círculo del poder, en realidad, la diferencia que como partido le saca Morena al PRI en el municipio de la capital es muy, pero muy amplia.
Al instituto vinotinto solo le basta con postular a un candidato con pocos negativos para hacer una campaña “paraguas”, que consiste en no entrar al debate y solo ponerse un capote para guarecerse.
Pero por si el tema del supuesto “arrastre” del químico fuera menor, Granier debe recordar que en 2003 y en 2012 no pudo ganar ni con el peso –y los pesos– del aparato a su favor.
Vaya, en 2006 en que logró la gubernatura, el régimen priísta vivió su última explosión de grandeza con un mandatario que sabía de elecciones: Manuel Andrade Díaz siempre lo tuvo como su candidato, y por eso el apoyo inconmensurable.
En apariencia quebrado económicamente por la costosa defensa jurídica que lo salvó de dormir en una celda para estar confinado seis años en la enfermería de un reclusorio femenil de la Ciudad de México, el exgobernador sabe por experiencia propia que una elección se gana con dinero.
¿Aceptará poner de su bolsa el año próximo?
