Juan Carlos Cal y Mayor
Contrario a lo que esperan muchos de los que quieren enjuiciar al régimen de Calderón creyendo que el juicio a García Luna concluirá con su condena y un salpicadero de culpas, es probable que negocie una condena menor e incluso salga bien librado. La justicia en Estados Unidos es bastante confiable, mucho más por supuesto que la mexicana. Si quisiera declararse testigo protegido ya lo habría hecho. Si las pruebas se basan solo en testimonios, muchos de ellos de delincuentes, y no hay más que eso será difícil juzgarlo. De pronto es un festín distractor del que se saca raja política.
García Luna no fue una perita en dulce. Para nada. El caso Florence Cassez, lo desnudo de cuerpo entero. Torció el debido proceso, torció la verdad al alterar los hechos en la detención televisada hasta que la propia presunta secuestradora lo desenmascaró. Otro que puso en evidencia la corrupción del entonces funcionario fue el insufrible Fernández Noroña durante una comparecencia en comisiones de la cámara de diputados. Con pruebas en la mano exhibió la riqueza indebida ante el vergonzante silencio del entonces todo poderoso funcionario. ¿Un mal necesario para Calderón? No lo creo, al menos cometió el error de sostenerlo a toda costa. Quizás lo convenció de su eficacia para manejar los asuntos más delicados.
Para nadie bien informado en política es un secreto que, en mayor o menor medida, desde siempre se ha pactado con algunos grupos del crimen organizado. Nadie juega a ser el héroe cuando se pone en riesgo la vida, cuando no hay escrúpulos para arrebatarla, cuando los jefes pactan para llevar la fiesta en paz y además reciben sobornos.
Ya vimos con Calderón lo que pasa cuando se les enfrenta con todo el poder del estado, el saldo son los muertos de uno y otro bando. Ya vemos ahora lo que pasa por ofrecer abrazos, el crimen actúa a sus anchas y se convierte en metástasis. No hay manera, salvo actuar como lo ha hecho el presidente Nayib Bukele de El Salvador y eso no va suceder en nuestro país. Tendremos que aprender a coexistir y lidiar con la violencia. El daño al país es enorme.
JAQUE A LA MINISTRA
Contrario a lo acostumbrado, el nuevo escándalo mediático no ha librado a la ministra Yasmín Esquivel del juicio popular. Sigue siendo trending topic en la escena política. Sus argumentos no parecen del todo convincentes y además la UNAM los sepultó al determinar que hubo plagio, aunque al mismo tiempo aduce que no hay una norma específica que permita sancionar estos hechos.
Tal vez era el momento de hacer jurisprudencia, de sentar precedente. De retirar o desconocer formalmente y mediante un dictamen el título expedido. Hasta ahí sus atribuciones en ejercicio de su autonomía. La medida traería como consecuencia que la cédula profesional quedara sin efectos, pero más allá de eso se incurriría en el ejercicio indebido de funciones y la usurpación de profesión, ambos, esos sí, sancionados por la ley.
Por otro lado, la ministra tendría la oportunidad de defender su caso, de intentar comprobar que ella fue la plagiada. Es un terrible desgaste para la inmaculada universidad y una raya más al tigre de la 4t. Ya se promueven amparos en contra de los asuntos que recién ha resuelto la Corte. Veremos en qué termina todo esto.