Sr. López
Allá en pleno siglo XIX, don Federico, abuelo del abuelo materno de este menda, repartía su tiempo viviendo dos años en París y uno en la Ciudad de México, sin poner un pie en Toluca ni en sus treshaciendas (ranchos les decía el abuelo). Como no tenía afición por nada semejante a trabajar, en cada hacienda tenía un administrador que pagaba una renta anual fija sin hacer cuentas (y ganaba bien cada administrador). Pero un año, ¡ah, la ambición!, loscaballeros se pusieron de acuerdo en pagar solo la mitad de la renta, considerando que el hacendado no podía hacer nada, pues todo dependía de ellos… y todo es todo. Pero don Federico aparte de zángano de alta escuela, era de pocas pulgas: mandó quemar las tres haciendas y vendió las tierras. “Yo, ni más rico ninada pobre”, dijo al irse a París ya para siempre.
Ayer, la Presidenta le echó un telefonazo al Trump. No sabe qué alegría la de la señora, bueno, hágase de cuenta que se hubiera reconciliado con un viejo amor: “(…) una llamada muy cordial (…)”, puso en tuiter. Sí, ¡caray!, el Trumpito es un lindo; y agregó doña Sheinbaum “(…) hablamos de la buena relación que habrá entre México y Estados Unidos”. Y dicen que la invitó a su toma del cargo, el 20 de enero próximo,para echar otra platicadita, ya en confianza. ¡Yupi, yupi!
Por su lado, también ayer, el secretario de Economía,Marcelo Ebrard, saliendo de Palacio Nacional, declaró que enfrentarán los amagos del Trump, “con sangre fría e inteligencia” (¡así se forjó el acero!); que nuestra relación con los EEUU, es “promisoria” y que el telefonazo de su patrona, “salió muy bien, hay un muy buen ambiente”. Ambientazo, viera usted.
Don Ebrard que declarando es capaz de treparse por un chorro de agua, añadió que su confianza es por “(…) el tamaño del intercambio comercial entre los dos países (…)”, y remató de pecho diciendo: “(…) todo el gobierno está muy preparado hace meses, para este escenario (el triunfo de Trump), entonces aquí no hay sorpresas, estamos listos”. Qué paz, gracias. (¿Hace meses?… tienen un mes y ocho días en el gobierno… bueno, están preparados, punto).
Bueno sería que nuestro gobierno no fuera tan prematuramente obsequioso con el Trump (que eso lo interpreta como debilidad), ni tan infundadamente optimista. El Trump es un tipo de cuidado y más ahora que será presidente por segunda y última vez, por lo que no tiene que cuidarse de nada, lo único que le interesa es marcar la historia de su país y que se lo reconozcan. Y por lo visto, sabe muy bien cómo hacerlo.
Las obsesiones del Trump contra México pasan por la economía, porque nos desprecia y no traga que nos compren más de lo que nos venden y se le atora en el cogote el monto inmenso de remesas de su país al nuestro; lo enardece la inmigración ilegal, por racista y porque tiene razón (aunque nos pese): su país no tiene porqué abrir las puertas de par en par; y por saber que es una exigencia masiva en su país, está decidido a dar la batalla contra nuestra delincuencia organizada (por el fentanilo, que con las demás drogas, conviven taaan a gusto)
La inmigración ilegal y lo del fentanilo, los atenderá simultáneamente, expulsando migrantes y cerrando la frontera norte a como dé lugar (y sabe muy bien que con la simple amenaza de imponernos aranceles, nuestro gobierno cooperará pidiéndole nomás que no lo ande contando… y lo va a papalotear, es un gañán); y ya avisó que está dispuesto a mandar tropas a la frontera sur para “sellarla”. Así es el patán este. Que no nos diga el gobierno del segundo piso que le va a plantar cara.
Lo económico lo ajustará a sus deseos en la revisión-renegociación del T-MEC, que no le importa reventarlo aunque doña Sheinbaum diga que “(…) cualquier medida que afecte este intercambio comercial podría tener consecuencias económicas para ambas naciones”… ternurita.
Los EEUU sí son el imperio: con cifras del año pasado, su Producto Interno Bruto (PIB), fue de 27’ billones 720 mil 700 millones de dólares, equivalente a casi la cuarta parte del PIB de todo el mundo (23.59%), de ese tamaño son.
Ese 2023, el PIB de México fue de poco más de 1 billón 800 mil millones de dólares… el 6.5% del de los EEUU, ese es nuestro tamaño. No los “complementamos” como dijo nuestra Presidenta, les acomodamos, les convenimos, pero somos prescindibles y perfectamente bien aguanta su monstruosa economía mandarnos ‘ad ínferos’, a los reapretadísimos infiernos. Nuestra economía junto a la de ellos es como hacer pipí junto al Niágara. Aunque duela.
Para quedar claros: Mississippi es el estado más pobre de los EEUU, su PIB per cápita (el PIB total repartido entre el total de la población), ronda los 40 mil 500 dólares anuales, casi igual que el de Francia y el Reino Unido y es el estado yanqui más pobre. Nomás con ganas de que arda: Alemania es el país con la mayor economía de Europa… si estuviera en los EEUU, estaría entre los cinco estados más pobres de la tierra del Trump, debajo de Alabama y Kentucky.
No propone este su texto servidor que a la vista de nuestra risible proporción respecto de la economía de los EEUU, nuestras autoridades se arrodillen ni entreguen el palmito. México en tiempos en que éramos infinitamente más pobres que ahora y sin casi nada de comercio exterior, era respetado, muy respetado, en primer lugar porque en esos tiempos, que no eran de globalización ni intercambio comercial abierto, México podía resolver -e iba resolviendo-, su situación interna sin pedirle frías a nadie; y en segundo lugar porque nuestros gobernantes se daban a respetar y, aunque no lo crea, eran respetables: hablaban poco, casi nada, solo lo indispensable: los presidentes con verborrea, siempre acaban metiendo la pata y haciendo el ridículo.
No le cuento las barbaridades que se dicen en el Senado de los EEUU sobre México, se hace escarnio de nuestro país y casi siempre, a resultas de la torpeza verbal continua que se ha puesto de moda desde el 2018.
Ni modo, ahora toca turno a este gobierno… y el Trump anda ganoso.