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Fuero, fracaso y feminismo selectivo: el manual de la hipocresía en Morena

Fuero, fracaso y feminismo selectivo: el manual de la hipocresía en Morena
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Juan Carlos Toledo

Mientras México se ahoga en inseguridad, impunidad y simulación, en Morena se sigue repartiendo el poder como si fuera herencia familiar, sin importar los escándalos, los fracasos y las contradicciones que arrastran sus personajes. El circo sigue, y sus payasos de cabecera no decepcionan.

El caso Cuauhtémoc: de goleador a intocable

Cuauhtémoc Blanco, mejor conocido como “Chicharito político” por lo mal que juega en la cancha pública, sigue protegido por el fuero, ese escudo sagrado que Morena le ha jurado no tocar. Las mismas legisladoras que gritan sororidad, justicia de género y lucha feminista, votaron para que no se le quitara el fuero, a pesar de las denuncias que lo rodean, incluyendo casos de violencia y corrupción.

¿Dónde quedó la coherencia? ¿Dónde están las voces de esas feministas de Morena que marchan cada 8 de marzo con pancartas en mano, pero se callan —o peor, votan a favor— cuando se trata de proteger a uno de sus “compañeros de lucha”?

La doble moral es evidente: si el agresor es de oposición, es un monstruo; si es de casa, es “un perseguido político”. Puro cinismo con discurso de transformación.

Adán Augusto: el operador de la impunidad

Por otro lado, Adán Augusto López Hernández, el fallido presidenciable y eterno protegido del sistema, se pasea tranquilo gracias al blindaje que le regalaron desde el Senado. No importa que su nombre esté vinculado a redes de corrupción, desvíos presupuestales o que haya sido el verdadero “doctor” detrás de Pepe Cruz en Chiapas. Nada lo toca. Nada lo incomoda.

El fuero se ha convertido en el premio de consolación para los que no ganan en las urnas pero sí en las negociaciones de pasillo. Morena no castiga a los corruptos, los recicla, los acomoda y los convierte en asesores, embajadores o legisladores.

¿Y la 4T?

La llamada Cuarta Transformación prometió justicia, limpieza moral y un nuevo pacto con el pueblo. Hoy, lo que ofrece es complicidad disfrazada de institucionalidad, y silencios convenientes que huelen a encubrimiento.

Cuauhtémoc Blanco, con múltiples denuncias encima, sigue protegido. Adán Augusto, con una estela de sospechas y traiciones, se mantiene firme en la estructura. Y las feministas de Morena, tan combativas en el discurso, resultaron ser tan selectivas como el propio partido que las usa como escudo y ornamento.

La impunidad es institucional

Mientras los verdaderos líderes sociales son perseguidos, encarcelados o invisibilizados, los verdaderos culpables siguen blindados por un partido que juró no ser igual a los anteriores… y hoy los ha superado en cinismo.

El fuero se ha convertido en el uniforme oficial de la impunidad, y el feminismo de Morena, en una herramienta decorativa para justificar pactos oscuros.

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