* A pesar de haberse invertido 100 millones de dólares en una planta de producción de moscas estériles, esta nunca operó y hoy es ocupada por la Guardia Nacional.
Redacción / Alfaro Noticias
Aunque México construyó una planta para producir moscas estériles en Chiapas y prevenir brotes del gusano barrenador, la instalación nunca operó, según documentó el periodista Renán Castro Hernández en Cambio 22. A más de tres años de su inauguración, el inmueble permanece inactivo y es utilizado actualmente por la Guardia Nacional, justo en el momento en que la plaga ha reaparecido en el sur del país con más de 360 casos confirmados, incluyendo contagios en humanos.
El proyecto, impulsado en 2021 con una inversión cercana a los 100 millones de dólares, buscaba generar mil millones de moscas estériles por semana. Estas son clave en la técnica de control biológico para frenar la reproducción del parásito, que afecta al ganado, a los cultivos y, en algunos casos, a personas. Sin embargo, el plan no se concretó y la infraestructura quedó en desuso.
Julio Berdegué, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), reconoció recientemente que la planta ubicada en Metapa de Domínguez “nunca funcionó”. En consecuencia, México depende ahora de una instalación operada por Estados Unidos en Panamá para abastecerse de moscas estériles.
El brote del gusano barrenador, que resurgió en 2023 en Panamá, se ha extendido por Centroamérica y alcanzó a México en noviembre de 2024. Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo reportan ya 369 casos, entre ellos dos en humanos, lo que ha encendido las alertas sanitarias y afectado la economía del sector ganadero.
Durante más de cuatro décadas, México mantuvo bajo control esta plaga gracias a un esfuerzo conjunto con Estados Unidos, que incluyó la operación de la planta Moscamed en Chiapas. Pero tras declarar la erradicación del gusano en 2013, se desmanteló la infraestructura. El nuevo proyecto, nombrado en honor al ingeniero Jorge Gutiérrez Samperio, fue anunciado con grandes expectativas, pero nunca entró en funciones.
Productores ganaderos del sureste han advertido sobre los efectos económicos del brote, como restricciones de movilidad de animales, pérdidas comerciales y ausencia de una estrategia clara de contención. Las autoridades han emitido alertas sanitarias, pero los esfuerzos resultan insuficientes sin una planta operativa que permita combatir la plaga desde el territorio nacional.
Organizaciones del sector exigen que el gobierno federal retome el proyecto de Metapa y restablezca la capacidad técnica que durante años permitió mantener al país libre del gusano barrenador. Mientras tanto, la dependencia de una planta en el extranjero y la falta de previsión han dejado a México expuesto frente a una amenaza que se creía controlada.