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Felicidad asegurada / La Feria

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Sr. López

Hay días así: negros. La tristísima noticia del fallecimiento de Liliana Figueroa, causa dolor y asombro. Tan joven, tan vital. Mujer cabal, decente, inteligente, eficaz en su trabajo, siempre cordial. Dios sabrá lo que hace y sí, sin duda sabe, pero hay veces que no se entiende nada, esta es una. Las más sinceras condolencias a su esposo y su familia, sus compañeros de trabajo y sus amigos. Ella descansa en paz, eso es seguro.

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Ayer el Presidente vitaminó el escandalete sobre su hijo José Ramón. Que un padre defienda a su hijo no puede indignar a nadie. Que el Presidente de la república ataque a los que exhiben un probable conflicto de interés, de uno de sus hijos mayores de edad, sí. No es la palabra de un papá panzoncito defendiendo a su nene de otro niño abusivo, es la palabra del Ejecutivo, no en respuesta a una pregunta de entrevista banquetera, no, sino declaraciones formales desde su oficial conferencia de prensa madrugadora.

Sorprende que el Presidente se haya metido en un berenjenal por esto. Imagine usted que al día siguiente de la transmisión de la averiguata de Latinus y Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), hubiera comentado en su madrugadora:

-“Supe lo que andan diciendo de mi hijo y mi nuera… de que viven o vivieron, no sé bien, en una casa de un petrolero que tiene contratos con Pemex. Quiero creer que no sea cierto, la otra es que mi nuera lo mantenga y… qué pena tener un hijo mantenido (espeso silencio en el Salón Tesorería, se oiría una mosca)… como sea, ya di instrucciones a Octavio (Romero Oropeza, director General de Pemex), a Pablo (Gómez Álvarez, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera), a Roberto (Salcedo Aquino, el secretario de la Función Pública), a Raquel (Buenrostro, titular del SAT), y a Alejandro (Gertz, el Fiscal General), para que revisen esto y me informen… más le vale a José Ramón que no sea cierto o que haya algún malentendido, ¡más le vale!, y no se va a poder excusar diciéndome que él no trabaja en mi gobierno, no nos hagamos, tráfico de influencias es tráfico de influencias”.

¿Se imagina?… sin mencionar a Loret de Mola, sin atacar al MCCI, sin invocar una conspiración de los malos de malolandia contra los buenecitos de la cuatroté. No, porque atacar al mensajero suena a que el chismoso está diciendo la verdad.

Luego de unos días, digamos, quince, el Presidente pudo “acordarse” del asunto y ya para finalizar la madrugadora correspondiente, decir:

-“Antes de irnos a desayunar… ya recibí los informes que pedí de eso de mi hijo y la casa en Houston. Parece que no hay nada chueco… eso me dicen, pero igual ordené una revisión con lupa de unas ampliaciones de contratos que le dieron en Pemex a la compañía en que trabaja o trabajaba, el dueño de la casa esa; se me hace raro, es mucha coincidencia y por lo mismo, pedí de que (así habla) se haga contacto con las autoridades de Estados Unidos para que nos ayuden a aclarar bien esto. El que ya me oyó la boca fue

mi hijo, me salió aspiracionista… ya ni modo… y además es de que no haga cosas buenas que parezcan malas… les comento si sale algo nuevo de esto. Me da coraje”.

Qué podría achacársele al Presidente si hubiera declarado así, con candidez, nada o muy poco. Y todos los que tienen hijos, hubieran mantenido cerrada la boca.

Pero a nuestro Presidente le gana su vocación de piromaníaco político y mete fuego a todo lo que lo contradiga. Como opositor y candidato a la presidencia, siempre le funcionó amenazar con incendiar al país. Como Presidente no tiene esa opción, porque sí puede incendiar al país. Y tampoco tiene la opción de respetar la ley, es su obligación, la principal, lo juró en el Congreso ante la nación.

Ayer llegó a su madrugadora con el cucharón más grande que encontró en las cocinas de Palacio; volvió a presentar la lámina con los supuestos ingresos de Loret de Mola y dijo entre otras cosas:

“(…) es en legítima defensa, son golpistas (…) sí son periodistas, nada más que golpeadores, mercenarios, vendidos, alquilados, es una historia que se repite cada vez que se busca una transformación, el conservadurismo corrupto, inmoral, se lanza contra quienes buscan la transformación (…) no nos podemos quedar callados, que vamos a sacar adelante el proyecto de transformación y que va muy bien y que si el Washington Post defiende a la mafia del poder en México, allá ellos, y el New York Times defiende, pues allá ellos, hay otro, un inglés, no sé si el Financial Times, lo mismo, el Economist, porque las empresas de esos países saqueaban, con la complicidad de funcionarios de la llamada clase política mexicana”.

¿Golpistas?… magnífica respuesta, ¡que no se atrevan a tocar a México!, aplauso de foca del respetable. Ahora, que el Presidente ordene la investigación penal correspondiente y lleve ante los jueces a los golpistas. ¡Todo el peso de la ley! (si encuentra alguno).

Y que también denuncie ante las autoridades de sus respectivos países al New York Times, el Washington Post, el Financial Times y el The Economist, por su complicidad con empresas de sus países y funcionarios mexicanos, para saquear al país. ¡Tope donde tope! (si no se la regresan como denuncia falsa, como calumnia, con daños y perjuicios que no tiene para pagar).

Bueno, ya andando la ley contra los enemigos de la patria, quedan pendientes unos asuntitos: los sobres con dinero de Pío López Obrador, su hermano (lo de que “compraba alcaldes”, que se lo pasen, total); el desfalco al ayuntamiento de Macuspana, de su cuñada, Concepción Falcón Montejo, casada con Ramiro López Obrador; los contratos con Pemex de su prima hermana, Felipa Obrador; los otros sobres con dinero, los de su hermano Martín Jesús López Obrador… y lo de su hijo mayor, porque la explicación de dónde trabaja y de qué vive, salió peor que seguir callado, como podía.

Y por cierto, poco ayuda que el hijo del Presidente ayer haya tuiteado: “Yo feliz”… bueno, sí, hasta el 2024, felicidad asegurada.

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