* Manifestantes irrumpieron en el Palacio de Gobierno de Sinaloa tras la negativa del gobernador Rubén Rocha Moya de recibirlos.
El asesinato de Antonio Sarmiento y sus dos hijos, Alexander y Gael, de 9 y 12 años, ha conmocionado a Culiacán y encendido las alarmas sobre la creciente violencia en Sinaloa. La madrugada del domingo 19 de enero, en el sector Los Ángeles, la familia fue interceptada por un grupo armado que intentó robarles su vehículo. Antonio murió al intentar escapar, mientras que los menores, gravemente heridos, fueron trasladados a hospitales donde fallecieron horas después. Un tercer joven, familiar de las víctimas, resultó herido, pero se encuentra estable.
El ataque, atribuido a un aparente intento de robo, ha generado indignación entre la población, que salió a las calles el jueves para exigir justicia. Con pancartas y consignas como “Con los niños no” y “¡Queremos justicia!”, cientos de personas vestidas de blanco marcharon desde la escuela primaria donde estudiaban los menores hasta el Palacio de Gobierno estatal. La protesta estuvo encabezada por la madre de los niños, quien, entre lágrimas, pidió acciones concretas para frenar la violencia en el estado.
Durante la manifestación, los asistentes irrumpieron en el Palacio de Gobierno tras la negativa del gobernador Rubén Rocha Moya de atender a los familiares de las víctimas. Los manifestantes rompieron puertas de cristal y usaron muebles para intentar acceder al despacho del gobernador. “Queremos que esto se acabe. Si este gobierno no puede protegernos, que se vaya”, expresó Víctor Aispuro, director de la escuela de los menores y uno de los organizadores de la protesta.
Las autoridades locales han señalado que el ataque podría haber sido una confusión. Según el secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Omar Rentería, los vidrios polarizados del vehículo dificultaron identificar a los ocupantes, lo que pudo haber llevado al ataque. Estas declaraciones han sido criticadas por minimizar la violencia que enfrenta el estado, donde la disputa entre facciones del cártel de Sinaloa ha dejado miles de víctimas civiles.
El caso también ha revelado deficiencias en la atención médica de emergencia. La madre de los menores denunció que un hospital les negó atención inmediata debido a la falta de recursos. El secretario de Salud estatal confirmó que el centro médico no estaba preparado para emergencias de alta complejidad, lo que contribuyó al trágico desenlace. Gael murió durante una cirugía, mientras que Alexander falleció horas después de una intervención en terapia intensiva.
La protesta culminó con un llamado a la paz por parte de la madre de las víctimas, quien pidió a los manifestantes retirarse de manera pacífica. “No quiero más sangre derramada. Solo quiero justicia para mis hijos y que nadie más pase por esto”, expresó.