Sr. López
Afortunado, desafortunado e infortunio vienen de Fortuna, nombre de la diosa de la suerte en la mitología romana (Tiké en la griega o Týkhē, como prefiera). ‘Fortuna Fasta’ le decían a la buena suerte; ‘Fortuna Mala’… pues, a la mala; ‘Fortuna Brevis’ a la que duraba poco y ‘Fortuna Dubia’ a la dudosa.
Hace más años de los que es prudente confesar, estaba este menda con un expresidente de la república (por lo que a usted no le importa), a solas, en su domicilio, más oyéndolo que conversando. Anochecía. Había timbrado tres veces para pedir café, nadie había acudido y entonces como hablando para él mismo, dijo lo de la diosa Fortuna y poniéndose en pie, dando por terminada la reunión, remató: -El mejor momento de mi vida fue el día que asumí la presidencia y ya ve… Fortuna Dubia -sí, solo, desprestigiado, rumiando recuerdos en su casona vacía. Muy, muy triste.
No es uno un desalmado como para desearle al actual Presidente de NUESTRO país, que sufra una amarga expresidencia. De ninguna manera. A fin de cuentas así como es lo eligieron más de 30 millones. ¿Él, qué? Él siempre fue… lo que es.
Pero aunque su solo triunfo electoral despresurizó el descontento social, sus resultados están lejos de sus compromisos y su índice de popularidad, que tanto le importa, es de preocupar.
Con datos de Consulta Mitofsky, comparemos los índices de popularidad de los tres primeros años de gobierno de algunos presidentes (todos los porcentajes en el mismo orden, primer año, segundo y tercero): Salinas de Gortari, 63, 72 y 77 por ciento. Zedillo, 37, 42 y 56 por ciento (siempre subiendo). Chente Fox, 65, 56 y 59 por ciento. Calderón, 63, 63 y 64 por ciento (estable). Peña Nieto: 49, 47 y 37 por ciento (el peor evaluado). AMLO: 71, 62 y 61 por ciento.
De estos, el Presidente que más popularidad ganó en sus primeros tres años de gobierno, fue Zedillo (subió 19%) y el que más perdió es el actual, seguramente por lo alto que empezó, pero ya extravió en el camino 10 puntos porcentuales, frente a los 6 que bajó Fox. Todos los demás presidentes, subieron y ni yendo a bailar a Chalma, el actual alcanza al innombrable Salinas (77%)… y está debajo de su odiado favorito, Calderón (64%). Con la pena pero eso de que es más popular que la Adelita es propaganda. No se deje marear, tenga presente que en las elecciones de 2021, el partido del Presidente consiguió la mitad de votos, casi 15 millones ya no están tan contentos.
De sus resultados… bueno, la corrupción está a la vista; la salud pública es un desastre, igual la educación; y de sus obras insignia, todas realizadas con el ‘Manual de ingeniería al chilazo’, por caridad no digamos nada, que ya dirán mucho las auditorías a partir del 2025.
Lo peor de todo es la inseguridad pública, por más que diga que vamos bien porque antes dijo que sin recuperarla no habría cuarta transformación. Pues ya no hubo y la declaratoria del fracaso es la intención de dejar a las fuerzas armadas como responsables
del asunto después del fin de su gobierno; tan mal ve el asunto que ya quiere ordenar qué hacer de 2025 en adelante. Faltaba más.
Ahora el empeño principal del gobierno, aparte de minimizar la realidad, es evitar que se defina como terrorismo lo que hace en el país la delincuencia organizada y SÍ es, conforme a nuestro Código Penal Federal (CPF):
CAPITULO VI. Terrorismo. Artículo 139. I.- “(utilizar) explosivos, o armas de fuego, o por incendio, inundación o por cualquier otro medio violento, intencionalmente realice actos en contra de bienes o servicios, ya sea públicos o privados, o bien, en contra de la integridad física, emocional, o la vida de personas, que produzcan alarma, temor o terror en la población o en un grupo o sector de ella, para atentar contra la seguridad nacional o presionar a la autoridad o a un particular, u obligar a éste para que tome una determinación”.
El despelote para impedir arrestos (recuerde el ‘culiacanazo’ y la ilegal liberación del Chapito y los hechos recientes para que no fueran detenidos el RR y el Apá’), es terrorismo conforme al CPF. Punto redondo.
Pero importa mucho que no se acepte que es terrorismo porque el tío Sam tiene una ley con la que, siempre tan decente y escrupuloso, se arroga el derecho de mandar a sus tropas o agentes a donde quiera a combatir el terrorismo. Y eso sí que no, de ninguna manera.
La buena noticia es que ayer el embajador de los EU, Ken Salazar, declaró que no es eso: “Terrorismo no, pero inseguridad, sí, con consecuencias gravísimas para el pueblo que se afecta, lo que pasó este fin de semana no debería de pasar”. ¡Qué alivio!
Pero don Ken, también dijo: “Esto de la seguridad es más importante que otros temas, incluso que el T-MEC, porque esas cosas se van a resolver. Pero si no tenemos seguridad, todo sigue temblando”. ¡Zaz!, todo está temblando… ¿todo, todo?, ¡todo!
Y don embajador, remató con trincherazo: “Estamos aquí con la dirección de Biden, siempre con respeto al gobierno mexicano, pero sí tenemos nosotros interés y recursos para apoyar a los gobiernos estatales y también al nivel de la república (…) Los recursos están ahí. Yo les pido a los estados que nos den sus planes”. ¿Que le den sus planes nuestros estados al gobierno de los EU?… o sea, no es terrorismo, ya no se apuren, tranquilos, pero ya estoy cortando cartucho.
Si el gabinete de seguridad (no se ría, no sea así), piensa que este vendaval lo sortea el Presidente con su método de emisión masiva de voces vacías (‘flatus vocis’… y de ahí viene flato, flatulencia), si creen que el tío Sam se va a resbalar en el charco de babas, les tengo noticias: nos tienen bajo la lupa.
Don Salazar será muy amable, pero no se manda solo y ya entregó el recado: ya es hora de hacer realidad el Entendimiento Bicentenario sobre Seguridad, firmado por Biden y López Obrador en julio del 2021. Nuestro Presidente de todos nosotros se ríe, pero todo apunta a que su buena suerte se ha acabado… ¡y tú que te creías el rey de todo el mundo!… fallaste corazón.