El 21 de diciembre inició el solsticio de invierno que marca un momento especial de cambio en el calendario. No obstante, en estos tiempos que nos han tocado vivir, lejos de renovarse profundizan la crisis civilizatoria que padecemos.
Concluimos el primer cuarto del siglo del siglo XXI, caracterizado por la revolución tecnológica; pasamos de la Galaxia de Gutenberg de Mc. Luhan a la Galaxia digital, de ser homo sapiens a homo videns, apresados por las redes sociodigitales y la inteligencia artificial.
Vivimos tiempos complejos. El calentamiento global, cambio climático y crisis sanitaria, son muestra de ello. El pensamiento conservador imperialista e intervencionista avanza a pasos agigantados en la destrucción de la convivencia social y planetaria, alentado y lidereado por Donald Trump y sus aliados Javier Milei en Argentina, y Nayib Bukele en el Salvador y proximamente José Antonio Kast en Chile, entre otros.
Estar en el mundo y volver a habitarlo nuevamente, requiere resituar el lugar en el cual pensamos la realidad para transformarla. Asumamos que somos seres constructores de realidades sociales y que no hay destinos manifiestos; digamos con el poeta Machado “ caminante no hay camino, se hace camino al andar”; reafirmemos la ídea de la la tierra es un ser vivo que no nos pertenece, nosotros pertenecemos a ella y que la vida es finita.
Que el año 2026 fortalezcamos el pensamiento que está siendo débilitado por la inteligencia artíficial, alimentémoslo de mundo y lecturas; disfrutemos la vida en la armonía y diversidad; vivamos en la tolerancia y aceptación de la diversidad; a pesar de las incertidumbres, renovemos la esperanza y utopías para evitar que el mundo se siga derumbando.
Son los deseos y anhelos de Florentino Pérez Perez y familia para el año 2026.