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Escuché una historia / Odiseas Posmodernas

Escuché una historia / Odiseas Posmodernas
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Esdras Camacho

En voz de un extraordinario lector, en el taller de Lectura “Tiza Barro y Carbón” escuché una historia que, según sé, fue escrita por Luigi Malerba… evoco y parafraseo.

Eran dos jóvenes llamados Petronio y Margarita, que vivían en un ambiente rural a finales de 1940. Ambos eran amigos, pero él deseaba que su amistad se convirtiera en romance.

Petronio le dijo: —¿Quieres ir a misa conmigo?

Ella respondió que no.

—Si me dices que no, me corto un dedo.

—Pues córtatelo —le respondió ella.

En ese momento, él cumplió su promesa, regresó a casa, se puso gasas y vendas para detener la sangre. Al ser llamado a cenar, bajó con la mano en el bolsillo, pero no pudo ocultar que le faltaba un dedo. Cuando su padre lo enfrentó, Petronio se justificó diciendo que fue porque Margarita no quiso ir a misa con él. El padre miró a la madre y le dijo: —Haz algo antes de que este loco termine por cortarse todos los dedos.

Pero la madre no intervino.

Y volvió a suceder,

Petronio le dijo de nuevo a Margarita: —Vamos a misa… y si dices que no, me corto otro dedo.

Ella le contestó: —Pues ve quitándotelos todos.

Él aumentó la apuesta. —Entonces me quitaré la cabeza.

(Aquí pienso que Petronio debía de ser un poeta y no lo sabía, un artista queriendo expresar su arte. Todos tenemos algo de músico, poeta y un poco de locura).

Durante un tiempo no se vieron y ella creyó que él había comprendido que no eran el uno para el otro.

Yo escuchaba, pero a veces, como suele suceder, me quedo estancado en una escena, como si no pudiera procesarla, no sé si ella se fue, se casó, murió, no sé… tampoco recuerdo por qué no quería ir a misa con él. (Ja ja ja, ir a misa, al menos hubiera sido algo distinto). El caso es que la narrativa avanzaba y yo hacía conexiones con otras historias.

Aquella de Van Gogh y su oreja… o la petición de la bailarina Salomé a Herodes de la cabeza de Juan Bautista en una bandeja de plata, la cual fue entregada por un verdugo, algunas estrofas populares de “para qué digo estas cosas, aunque suenen tan hermosas si no he de cumplirlas” y también tuve referencias a los slogans de “obras son amores y no buenas razones”. En fin, más adelante conecté con la historia cuando ya había avanzado.

Con el paso del tiempo, Petronio, quien se tomó muy en serio aquella frase de que lo prometido es deuda, estuvo algunas veces pastoreando rebaños, no por necesidad, sino para llevar a cabo su plan. Visualizó los horcones, descubrió unos artilugios, comprobó el filo de un hacha que, impulsada por un resorte, caería en el lugar correcto. Preparó el instrumental, colocó su cabeza en la posición prevista y, con la mano libre, soltó el resorte que hizo caer el hacha para decapitarse… Su último pensamiento fue: —Qué efectivo resultó todo… lástima que Margarita no esté aquí para presenciarlo y confirmarlo.

Basado en el relato del libro *El Descubrimiento Del Alfabeto/Luigi Malerba*

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