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Entre la ética y el pragmatismo / A Estribor

Entre la ética y el pragmatismo / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Por ratos pareciera que las elecciones se hubieran convertido en un concurso de popularidad, dinero o apoyos del gobierno. Ahora los partidos políticos eligen como sus candidatos a aquellos cuya presencia mediática pareciera suficiente para ganar en una contienda sin importar las consecuencias posteriores. Utilizan encuestas como método para definir y es que, en efecto, es difícil que los electores puedan, en el breve tiempo de una campaña, elegir necesariamente a las o los mejores si es que es no son lo suficientemente conocidos.

Recurren al pragmatismo sin detenerse en la ética que en todo caso los obligaría a un ejercicio más honesto y congruente. Eso afecta sin duda, la participación ciudadana dado que la inhibe. Por eso no es de extrañar que, por ejemplo, un futbolista como Cuauhtémoc Blanco, sea hoy gobernador de un estado sin la más remota idea ni preparación para tan importante responsabilidad. También hay unos que otros personajes impresentables, con un pasado que arrastran a cuestas y no pueden borrar con dedo.

Eso ha desgastado a la política. Genera descrédito y desencanto incluso abstencionismo. Pero es así es como funciona, cosas de nuestra democracia. Y esto porque no hemos generado una suficiente cultura política como responsabilidad cívica. Solo ciertos sectores medianamente ilustrados se dan a la tarea de analizar y razonar su voto. Y aún en ellos sigue prevaleciendo el manejo y la manipulación de las emociones.

López Obrador tuvo que hacer tres campañas para llegar a la presidencia. Por eso ahora manda a su gabinete a hacer campañas. Y casi siempre para eludir y sacudirse de conflictos internos ha recurrido a las encuestas. Nos hemos convertido en una encuestocracia. Ahora Morena tendrá que enfrentar disputas entre quienes se quedaron en la fila y quienes por ya estar en cargos públicos o de elección llevan la delantera.

Morena como partido no tiene la aceptación que tiene el presidente. En el 2018, el tsunami obradorista, producto de una ira muy bien trabajada, llevó al triunfo a muchos que ni remotamente imaginaron ganar. Aún así, solo tuvieron 1 de cada 3 votos y con ello han impuesto arbitrarios cambios que tienen en jaque al país. De ganar en casi todos los estados, ahora no rebasa, en promedio, el 30%.

La oposición no parece, en teoría, hacerles competencia. Pero los triunfos del PRI en Coahuila e Hidalgo, los tomaron de sorpresa. Rebasaron cualquier expectativa. Por eso el presidente se está metiendo de lleno a la campaña con la lamentable anuncia del Tribunal Electoral. Con Fox, bastaron 2 o 3 declaraciones para que le dijera “cállate chachalaca”. Lo acusó por ello de ser parte del supuesto fraude electoral. Hoy tenemos a un ganso que no para de graznar. Por años acusó al PRI de utilizar los programas electorales y son ahora son su principal apuesta.

De ahí la necesidad de conformar un amplio frente opositor. Pitágoras no se equivoca. La oposición divida fragmenta y atomiza el voto. Así lleva años en Venezuela y en vez de vulnerar ha legitimado a las dictaduras de Chávez y Maduro que ahora tiene secuestrado el poder. Para allá nos quieren llevar y sería ingenuo no reconocerlo. El gran acuerdo que se construye y al cual se suma México Libre con los partidos de oposición incluyendo en algunos casos al Movimiento Ciudadano; no tiene otro propósito que detener el abuso de poder. Se trata de defender la democracia constitucional. De lograr un contrapeso efectivo para que se manifieste la pluralidad y no un partido de estado al servicio de un solo hombre.

El dilema con que se encuentra ahora la alianza opositora es ¿a quienes mandar de candidatos? Todavía hay agravios que si no son redimidos pueden provocar abstencionismo en vez un voto de castigo al simulacro de gobierno que hoy tenemos. Por eso se debe hacer un esfuerzo adicional para reconciliar a la ética con la política. Por reivindicar un pasado denostado. Que se sumen todos, que haya acuerdos inteligentes y honestos además de pragmáticos. Solo así podremos evitar la hegemonía autoritaria que ahora amenaza el presente y futuro del país…

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