José Francisco Domínguez Aguilar
Muchas gracias por dedicar unos minutos para acompañarme, espero que el contenido de esta semana les parezca interesante. Para los que están de visita por primera vez en esta columna, les comento que he escrito un libro llamado“Para decir adiós: Las dos Princesas”, una historia de fantasía épica, que será publicada en tres tomos, y que espero continue en varios tomos más en La canción del Fénix y El Tercer Reino.
En el transcurso de dicha saga, de la cual el primer tomo está disponible actualmente para apoyar a la fundación Autismo en positivo, he intentado introducir a diferentes criaturas del folclore mundial que me parecen fascinantes, si atendemos a los principales libros de fantasía occidentales, la gran mayoría de narraciones se basan en los mitos celtas, griegos, romanos o vikingos, por supuesto que yo no pude sustraerme totalmente de ellos puesto que son tan profundos y llenos de historias admirables que es imposible no quedar atrapado por su magia, sin embargo, como un acto consciente, he pretendido también incorporar principalmente mitos ibéricos, que por supuesto como mexicano se encuentran muy ligados a mí, y que son igual o más sorprendentes que los anteriormente citados.
También como un acto consciente y tratando de evitar lo que alguna vez alguien llamó acertadamente “El síndrome del azteca volador” no he incorporado mitos prehispánicos, más allá de que uno de los protagonistas de la historia tiene entre sus muchas armas un Macahuitl –la principal arma azteca-.
Aclaró a que se refiere el citado síndrome, a los mexicanos cuando nos da por sentirnos muy orgullosos de nuestras raíces, de inmediato nos aparece el orgullo azteca y nos sentimos guerreros águila prestos a defender la historia nacional, por supuesto, omitiendo que como un país mestizo, dentro de nuestrahistoria nacional tenemos también una invaluable herencia ibérica, siendo además que los aztecas eran solo una de las muchas y muy diferentes culturas de las cuales nos viene nuestra herencia prehispánica.
De tal forma, el principal estadio mexicano de fútbol es, “El estadio Azteca”, una de las televisoras nacionales más importantes es “Televisión Azteca”, los comentaristas deportivos llaman siempre a nuestras selecciones “El equipo azteca” y no falta el intelectual o el político que nos llama “La nación azteca.”, pero jamás he escuchado que al referirse a algo de carácter nacional se le imponga el apelativo de “Maya” “Huichol” “Zapoteco” “Tolteca” “Olmeca” “Zoque” o cualquiera otra de las más de 50 culturas que habitaban lo que hoy es México desde antes de la llegada de los españoles.
Así es que, el falso orgullo nacional aparece puntualmente siempre como “Azteca”, por tanto es muy dado que para aquellos que pretendemos contar historias, para sentirnos muy mexicanos, de inmediato nos surge la pasión por nuestra historia precortesiana e incluimos en nuestras narraciones elementos Aztecas aún y cuando estos se salgan del contexto de lo que pretendemos contar, en el mundo de los cómics nacionales esto aparecía generalmente como el azteca volador, es decir un superhéroe vestido de caballero tigre o águila que se dedicaba a impartir la justicia a macahuitlazos volando entre los edificios de la enorme Ciudad de México.
En “Para decir adiós” los principales personajes son Elfos y Hadas, por lo que consideré que dicho contexto no era el propicio para incluir elementos precolombinos, lo cual aclaró, de ninguna manera quiere decir que en lo personal no esté orgulloso de esa parte de mi cultura nacional, sino que pensé que tenía que ser fiel a la historia que pretendo contar y por supuesto en ella no había espacio para esos mitos, sin embargo, por supuesto, que en otras historias que aún tengo en el tintero, no me cabe duda que los habrá.
Para despedirme, éste viernes, les comento que entre los muchos mitos que me encantan está el del Jackolope perteneciente al folclore de los pueblos de Norteamérica, sin embargo terminé por no incluirlo por las razones antes expuestas.
La primera vez que vi a tan singular criatura fue en el corto animado “boundin” de Pixar, en el que un Jackalope le enseña a olvidar sus problemas a una oveja recién trasquilada, tratando de conocer más al respecto del personaje,me enteré que se basaba en una leyenda del folclore de Estados Unidos, en la cual el imaginario animal es una mezcla entre una liebre y un ciervo, de este último solo tiene la cornamenta, su nombre le viene de la mezcla entre los vocablos en inglés (Jack)rabbit y ante(lope).
Entre las características singulares de los Jackalopes se puede mencionar que se les atribuye el poder de imitar cualquier ruido, entre ellos por supuesto la voz humana, lo que es muy conveniente para poder ser una criatura muy elusiva que distraiga a sus perseguidores con gritos como ¡Por aquí! o ¡ya lo encontré!
La mejor manera de cazar a un Jackalope es dejando una botella de whisky en el campo, de la cual el mítico animal tomará hasta hastiarse para terminar su aventura con una buena siesta, momento propicio para capturar al elusivo roedor, sin duda que los cazadores terminan por acompañar al jackalope en la parranda porque hasta el día de hoy nadie ha capturado a algún ejemplar;también se señala que a las hembras se les puede ordeñar cuando están panza para arriba, se dice que su leche tiene propiedades curativas asombrosas.
Así es que si alguna vez tienen la fortuna de ver a un jackalope por favor denle mis saludos e invítenle una botella de Jack Daniels de mi parte.