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Entre el racismo y el credo / A Estribor

Entre el racismo y el credo / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor El sometimiento policial que provocó la asfixia con consecuencias mortales al afroamericano George Floyd tuvo efectos virales convirtiéndose en noticia en la Unión Americana y a nivel mundial. Generó reacciones de total rechazo porque se observaba a todas luces que Floyd no opuso resistencia al arresto y repitió incesantemente que no podía respirar. Al tiempo que el número de fallecidos por coronavirus rebasaba los 100 mil en los EU, miles de personas salieron a las calles de diferentes ciudades a protestar. Desde manifestaciones pacificas hasta saqueos, incendios de patrullas y automóviles, agresiones físicas y el daño a establecimientos comerciales. COLONIZADORES El fenómeno, por supuesto, no es nuevo. Para comprenderlo hay que remontarse al origen fundacional de Los Estados Unidos hace poco más de dos siglos. En 1970, la población total de Estados Unidos, excluyendo a los pueblos originarios, era de 3,929,000 habitantes, de los cuales 698 mil eran esclavos y no estaban considerados por los demás como parte de la sociedad estadounidense. La población blanca era, étnicamente hablando, inglesa en un 80% (el resto eran, sobre todo, alemanes y holandeses) y protestante en un 98%. Excluyendo a los afroamericanos, Estados Unidos era una sociedad sumamente homogénea en términos de raza, origen nacional y religión. Los 66 millones de inmigrantes que llegaron a Estados Unidos entre 1820 y 2000 hicieron más heterogénea su población en cuanto a su ascendencia, etnicidad y religión. EL CREDO Nos dice Samuel Huntington que “Referirse a Estados Unidos como una “nación de migrantes” es forzar una verdad a medias hasta convertirla en una falsedad engañosa al ignorar el hecho central de que fue inicialmente una sociedad de colonos. Para él, “la identificación de Estados Unidos con la ideología del Credo permite a los norteamericanos afirmar que tienen una identidad nacional “cívica” que contrasta con las identidades étnicas y etnoculturales de otros países”. EL SUEÑO AMERICANO Resulta que 49 de los 50 Estados que conforman la Unión Americana tienen aún mayoría blanca. El porcentaje con derecho a votar está compuesto con un 69% que sigue siendo de origen caucásico, un 11% afroamericano y solo un 6% ciento de origen latino y otras nacionalidades. La migración comenzó a partir de la primera guerra mundial en la medida en que los Estados Unidos se convirtieron en una nación próspera detonando el fenómeno migratorio en busca del llamado sueño americano. Su salario promedio es el más alto de mundo. Un inmigrante puede ganar entre 8 y 20 veces más de lo que ganaba en sus países de origen. De ahí que países subdesarrollados se volvieron expulsores de migrantes que incluso arriesgan la vida con tal de vivir en los Estados Unidos con la posibilidad enviar remesas a sus familias. La intolerancia con sus matices racistas se debe al hecho de que la cohesión social deriva no solo de un componente racial sino de una amalgama de valores, creencias, religión, usos y costumbres, que representan su identidad nacional. Los llamados migrantes de segunda o tercera generación han adoptado para sí el llamado credo americano. Se ubican en la costa este y oeste y la frontera sur. Coexisten sin problemas. El racismo persiste en los estados que se encuentran en el corazón de la unión americana donde la mayoría es blanca y fue colonizadora. Anteponen su cohesión comunitaria que no se superó ni con la guerra de secesión ni las leyes afirmativas a favor de la comunidad afroamericana. DISCRIMINACIÓN La discriminación también es ahora con quienes emigran y lo hacen, como es natural, conservando todos los rasgos culturales que son propios de sus países de origen. Y es ahí donde se presenta un choque cultural -de civilizaciones como escribiría Huntington- que provoca un instinto gregario y de supervivencia al sentirse amenazados por personas que no están dispuestas a dejar atrás los valores y creencias de sus propias culturas. El fenómeno, aunque se presenta en mayor grado en los Estados Unidos, no es exclusivo de ese país. En Europa han surgido corrientes ideológicas radicales que se oponen a la inmigración masiva de migrantes. Sucede en nuestro país cuya conformación racial es predominantemente mestiza y que también ha recibido migrantes de otros países. Muchos de ellos conservan tradiciones y no reniegan de su ascendencia, pero han adoptado con el tiempo la identidad mexicana. Son todos mexicanos, independientemente de sus orígenes y características raciales. IDIOSINCRASIA De ninguna manera se puede justificar al racismo. Solo aproximo a visualizar una noción más antropológica del problema que sigue latente en muchas partes del mundo. Nos parece descabellado o misógino el hecho de que en los países árabes las mujeres tengan que utilizar la Burca. A los hombres musulmanes se les permite practicar la poligamia, es decir, pueden tener más de una esposa. Mientras que el hecho de que una mujer tenga más de un marido es un pecado en el islam. Sucedió en Turquía que en las últimas décadas adoptó la cultura occidental y ahora bajo el régimen de Erdogan ha vuelto exacerbar los valores musulmanes más tradicionales. He ahí la raíz del problema y ahora el cálculo que hace Trump para lograr su reelección en una nación que aparentemente esta dividida pero cuyo Credo es más poderoso que las irrupciones violentas que vemos en los diferentes medios de comunicación.

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