Simón Castillejos Bedwell / UNPG
Sin duda, cada marcha, cada mitin, cada reunión grupal, así como cada huelga laboral o de hambre en lugar público o en las cárceles públicas o clandestinas, así como los bloqueos y plantones, incluidos los campamentos y tomas de tierras en sus distintas formas y expresiones, caminatas y éxodos incluidos los desplazamientos, o las tomas de fábricas y territorios, son entre otras múltiples formas de los reclamos y gritos aunque sean silenciosos y multicolores con sombreros, sotanas, coronas y flores ante los altares de nuestros muertos, son formas de acumulación granítica, de las resistencias y luchas múltiples de nuestros pueblos, en el marco de sus diversidades como conglomerados socioculturales y sus entornos territoriales concretos e históricamente determinados, en los caminos por construir los caminos que permitan encontrarse, para hacer comunes, la búsqueda de solución o de salidas, ante las injusticias y la construcción del buen vivir, como expresiones de dignidad, equidad y justicia para todos en lo posible y hasta donde las fuerzas nos lo permitan. En esa constante búsqueda por construir caminos que hagan posible los encuentros de diálogo, se posibilita la construcción de darle forma a perspectivas políticas de acciones comunes de manera conjunta, y con ello abrir futuros de convivencia en paz, donde nos asumamos como hermanos con una misma casa común donde podamos caber tod@s, como fundamentos de una nueva cosmovisión y principios filosóficos como principios de liberación humana y de la vida en todas sus manifestaciones.