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El viejo y el nuevo PRI

El viejo y el nuevo PRI
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Guillermo Ochoa-Montalvo

Querida Ana Karen, La crónica de la muerte del centenario PRI estaba anunciada y podemos afirmar que su fecha de defunción fue el día en que Alito se reeligió hace unos días. Las renuncias a este moribundo PRI no se hicieron esperar: Beltrones ya le había dado la primera estocada en el 2016 al perder 9 estados; Francisco Labastida renunció junto con Rosa María Sauri y la desbandada de los priistas ortodoxos se anunciará sucesivamente.

Si lo vemos en retrospectiva, con Zedillo se anunció la alternancia de la Presidencia de la República bajo la presión del Foro Económico Mundial y del FMI conforme al plan de 1978 lo que facilitó el ascenso de Vicente Fox con una abultada elección donde participaron los primeros prófugos priístas a falta de liderazgo en este Instituto. Estado como Chiapas, quedaron prácticamente acéfalos de dirigencia estatal y municipal con el gobierno panista de Pablo Salazar.

¿De qué color pintará el nuevo PRI?, se preguntaba la ciudadanía al verse las camisetas azules y debajo de ellas, las rojas del PRI. Miráramos hacia donde miráramos, había desaparecido de la palestra política de México los discursos de contenido ideológico para insertarse en simples declaraciones protagónicas, de descalificación de los oponentes, de posturas titubeantes respecto a los problemas coyunturales del país, pero no dejaban de ser declaraciones poco sustantivas para dale un idea a la militancia respecto del proyecto del nuevo PRI que “Beltros”y “Betis” pensaban construir.

Con la caída del sistema comunista; el quebranto de la izquierda; el apego de la derecha al neoliberalismo con más contenido económico que político; el predominio de la socialdemocracia en las naciones europeas; la lucha por conquistar un centro ya sea centro-izquierda o centro-derecha, terminaron por desdibujar el panorama político del México del siglo XXI. Los espejos se rompieron, los imaginarios se esfumaron y las razones que generaron las ideas sobreviven, pero, desorientados entre puntos cardinales trucados, ninguna respuesta nos cabe esperar de los horizontes donde en otro tiempo permanecían las siluetas que daban sentido a la Historia.

Al iniciarse el Siglo XXI lo hacemos con el derrocamiento del sueño comunista de los partidos de izquierda y con los fracasos continuos de los reaccionarios de la derecha en un proyecto neoliberal que ha producido una obscena concentración de la riqueza y la propiedad científica y tecnológica al tiempo de generar la mayor reserva de desempleados jamás vista en la historia. La rica macroeconomía de las naciones convive con la miseria de sus propias microeconomías de bolsillo. Los partidos políticos ya no saben ni por que autopista ideológica transitan y su oferta se confunde con facilidad con la de cualquier otro partido opuesto ideológicamente.

Los militantes, además de desconocer los documentos básicos de sus Partidos ya no se detienen en el análisis del horizonte político y económico que promulgan porque ni siquiera saben qué defiende cada Partido Político. En el seno de la población impera el resentimiento, algunos logros, pequeños intereses y quizá la conveniencia sobre uno u otro Partido, pero no hay clara conciencia del contenido ideológico lo cual explica el constante sube y baja de candidatos de un Partido hacia otro buscando más su propio acomodo que la defensa de un ideal.

Los ideales parecen haber muerto, y la defensa de esos ideales expresados por los Partidos parece haberse quedado en la historia. Hoy, en la Internacional Socialista cohabitan organizaciones de muy distintos tipos. Algunas a los que ni siquiera puede calificarse de centro-izquierda como el PRI o el APRA peruano, el Partido Liberal colombiano, AD venezolana, o el vituperado Partido Radical argentino. Ya ni siquiera hay confianza los viejos movimientos de liberación nacional o guerrilleros y menos, los reconvertidos partidos ex comunistas de Europa. 

La Internacional Socialista sólo espera a que cuaje el prometedor desarrollo de la izquierda expresada en las masas populistas y dictatoriales de Latinoamérica para consolidar el Foro de Sao Paulo.

Latinoamérica gobierna la economía liberal con la mano derecha y con la izquierda mantiene la política populista de control social mediante programas sociales, mentiras, fanatismo y dádivas.

Por la otra parte, el mundo de la solidaridad social que antepone el bienestar social de los pueblos al mercado libre, se reunió en Porto Alegre en el marco del Foro Social Mundial para exponer su preocupación de un discutido avance la macroeconomía que ha resultado en desempleo, miseria, hambre, injusticia, inequidad, corrupción e impunidad.

¿Cómo conciliarán el irreversible proceso de la globalización económica con el proceso de desarrollo nacional sin deterioro de las clases media, baja y paupérrima de la sociedad mexicana? ¿Cuál será el contenido ideológico, programático, estratégico y de reposicionamiento en la sociedad mexicana?

Lo que se respira en el ambiente político es una descarada despolitización de la política ideológica del PRI y de los Partidos Políticos de México en general. 

Los priístas tradicionales, la mayoría bastante viejos buscarán abrir nuevos caminos quizá mediante algún movimiento donde los viejos conforme los Consejos Políticos; los maduros se encarguen de las dirigencias federal, estatales y municipales y las bases logren atraer a militante, simpatizantes y candidatos jóvenes hacia la conformación de un nuevo partido pero esta ya no será la 5T del PRI sino su renacer o de lo contrario, su muerte definitiva.

En este sentido, el debate debe darse en el terreno ideológico y programático; en el terreno de lo político como  estrategia, y de lo económico como medio para el desarrollo social. Quedarse en la cáscara de la naranja será frustrante para militantes, simpatizantes e incluso para la sociedad en general.

La ideología ha muerto y perdido sentido. Si esto llegara a suceder nos veríamos insertos en la sustitución de los partidos políticos por las agencias de mercadotecnia y publicidad para terminar de convertir la política en un enorme circo de múltiples pistas para la diversión popular y a un paso de una dictadura dura.

La política es más que un chisme de café, es una ciencia y el derecho de cualquier ciudadano a expresar sus ideas para transformar el mundo y esta es una cuestión de amor.

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