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El Tabasco de AMLO, el México de hoy / De Primera Mano

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Rodulfo Reyes 

Del otro lado de la línea telefónica, Roberto Madrazo Pintado le aseguraba a un imperturbable Jacobo Zabludovsy que el desalojo por parte del “pueblo” de Tabasco de militantes del PRD que impedían su ingreso al Palacio de Gobierno de Villahermosa, había sido pacífico. Pero mientras se oía la voz engolada del gobernador priísta, en la pantalla del noticiero 24 Horas, de Televisa, se repetían una y otra vez las imágenes de los autos incendiados durante la refriega y que desmentían al político. Era la noche del jueves 19 de enero de 1995. 

Poco antes de que se presentara la nota del violento desalojo de perredistas en Plaza de Armas, también vía enlace remoto, el ex candidato del PRD a la gubernatura del estado, Andrés Manuel López Obrador, había pedido a sus seguidores “levantar” el plantón que mantenían para evitar el ingreso de Madrazo a la sede del poder Ejecutivo local, y “no caer en provocaciones”. 

Madrazo, que en 2006 fue abanderado presidencial del Revolucionario Institucional, había derrotado a López Obrador en una proporción de dos a uno en las elecciones para gobernador del 20 de noviembre de 1994, pero el hoy presidente de la república no aceptó su derrota y acusó que el entonces partido en el poder le había cometido fraude. 

La larga noche de cuchillos largos para las tabasqueños, que tuvo su clímax con la golpiza que recibieron los seguidores de López Obrador el 19 de enero de 1995, había comenzado en 1988 que el de Macuspana renunció a su militancia priísta para fundar con Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, entre otros, el Frente Democrático Nacional (FDN), que luego se transfiguró en PRD. 

El clima de crispación que empezó a vivir Tabasco a finales de la década de los ochenta perduró hasta 2012 que el PRI perdió la gubernatura tras 70 años de hegemonía, y llegó al poder el grupo de López Obrador, que en 2013 dejó el sol azteca para fundar Morena, que el 10 de julio de 2014 obtuvo su registro como partido político por parte del Instituto Nacional Electoral (INE). 

A partir de 1988 que López Obrador abandonó el tricolor en protesta porque el entonces abanderado a la gubernatura del PRI, Salvador Neme Castillo, no quiso hacerlo abanderado a la alcaldía de su natal Macuspana, la tierra del poeta Carlos Pellicer Cámara se convirtió en un polvorín. 

Arde Tabasco, Tensión en Tabasco, Despierta el Tabasco bronco, eran algunos encabezados de la prensa de la Ciudad de México que daban cuenta del enfrentamiento de López Obrador con gobernadores priístas, empezando por Neme Castillo, a quien logró derrocar tres años después de asumiera el poder; siguió con Madrazo y con los que continuaron hasta que en 2012 llegó a la Quinta Grijalva su protegido el perredista Arturo Núñez Jiménez. 

Los diarios El Financiero, La Jornada y Reforma, así como la revista Proceso, siempre cubrieron las actividades del dirigente opositor de Macuspana que ahora despacha en Palacio Nacional, pues en aquella época los medios tabasqueños recibían la misma 

metralla que hoy soporta la prensa de la Ciudad de México ¡y hasta las publicaciones extranjeras! 

El clima de odio y de reyerta política que se respira hoy día en México (el tabasqueño ataca a periodistas, empresarios, políticos de oposición, magistrados del Poder Judicial, consejeros electorales, asociaciones civiles y organismos autónomos), es una película estrenada en Tabasco a principios de los noventa, y que también llevaba como protagonista estelar a López Obrador. 

La tensión en la vida pública que tan bien conocen los tabasqueños en algún momento lo soportaron de igual manera los habitantes de la capital del país, cuando en 2006 –en protesta por el presunto fraude que le achacó al panista Felipe Calderón Hinojosa– ordenó estrangular el zócalo de la Ciudad de México. 

Hoy puede decirse sin temor a equivocación que todo México es el Tabasco de AMLO, el Tabasco que se calentó hace tres décadas.

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