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El rugido del jaguar

El rugido del jaguar
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José Luis Castillejos

Con la paciencia de los viejos cuentistas y escribas, Eduardo Ramírez Aguilar escuchó hoy la queja de los empresarios chiapanecos: que se ponga un alto a la inseguridad y a los bloqueos carreteros.

“Sin seguridad no hay inversión, ni desarrollo”, respondió el “Jaguar” al anunciar un grupo táctico integrado por las Fuerzas Armadas, ante la demanda de un ambiente seguro para los negocios.

“Se los digo con el alma, no les voy a fallar”, recalcó el aspirante a la Gubernatura de Chiapas.

“La seguridad pública será inspeccionada por el gobernador de Chiapas”, prometió al anunciar la primera escuela de seguridad pública en el estado. “Se van a mejorar los salarios con ingresos arriba de 20 mil pesos”, anotó.

“Voy a tipificar como delito grave a quien insulte a la policía. Esto es parte de la nueva era en Chiapas”, acotó. “Se va a combatir la extorsión y el homicidio con toda la fuerza del Estado”, advirtió al indicar que no se va a invertir hasta que no se resuelva el tema de la inseguridad.

Una líder empresarial dijo poco antes de la intervención de Ramírez Aguilar: “Necesitamos situaciones adecuadas para operar sin obstáculos ni riesgos”.

Desde un centro empresarial de Tuxtla Gutiérrez, el candidato a la gubernatura escucha cada planteamiento. Sus ojos, que han visto crecer las circunstancias y también la desesperanza, ahora reflejan una determinación y ha empeñado su palabra de dar un golpe de timón.

Los prestadores de servicios turísticos se quejaron de la falta de apoyo. “El tema de seguridad está afectando como no tienes idea. Es una realidad sin precedentes”, indicó un ponente. “Queremos un diálogo institucional y sincero”, le indicó un expositor.

Aurora González, defensora de los derechos humanos de las mujeres, demandó mayor igualdad de hombres y mujeres en las zonas indígenas.

Propuso que las mujeres y hombres tengan perspectiva de género dispuestas a servir con un profundo amor a Chiapas.

El empresario chiapaneco Francisco Siman dijo que, aparte de la inseguridad, hay un problema adicional: las tarifas elevadas de electricidad que afectan al sector empresarial y demandó:

La empresaria hotelera Eloisa Alfaro pidió que realmente funcione la Secretaría de Turismo. “Tenemos la esperanza de que Chiapas vuelva a estar de moda. Hemos sido olvidados en este sector”.

“Este gobierno va a saber escuchar. Habrá micrófono abierto para todos en el Palacio de Gobierno”, dice a los que se le acercan, no con la voz alta de quien arenga, sino con el tono sereno de quien comparte un secreto. Y en Chiapas, los secretos se guardan bajo la sombra de los ceibas, se comparten con el vapor del café recién colado.

Ramírez dijo que si hay inversión en infraestructura, hay una cadena productiva que hace que la economía se derrame en el Estado. Otro punto es el turismo, es su fortaleza y otra la ganadería y agricultura.

Sobre el transporte público dijo que es parte fuerte de la economía de Chiapas. Se comprometió a ser facilitadores de la inversión.

Al hablar de la agricultura, recuerda las palabras de sus antepasados, que solían decir que la tierra es generosa con quien la cuida. Eduardo piensa en ello mientras sus manos, sinceras, se extienden hacia cada mano que se le ofrece.

En la voz de este hombre, vestido con una guayabera color vino y pantalón negro, un eco, un dejo de Mario Benedetti cuando habla de Chiapas, del sur, un susurro de Juan Rulfo cuando narraba el viento que atraviesa los llanos.

El arte del buen gobierno es saber escuchar, indicó Ramírez ante líderes.

Habló de desarrollar la frontera sur. Dijo que es posible que en Estados Unidos gane el partido Republicano y esto pondrá en jaque al gobierno de Claudia Sheinbaum porque ese partido no quiere a los mexicanos.

Anunció que se creará una frontera sur industrial para evitar que los migrantes o mexicanos quieran irse a Estados Unidos. Propondrá que las empresas
que se desarrollen en la frontera sur, desde Tapachula. Esto tiene un sentido humanista.

“Estableceremos estímulos fiscales. Aplicaremos tasa cero a quienes inviertan en la frontera”, indicó al precisar que se darán las facilidades para quienes apuesten al desarrollo. “Vamos a generar derrama económica y desarrollo humano”.

Anunció que traerá el gas de reforma hasta Tuxtla Gutiérrez para solventar las necesidades del resto del estado y prometió impulsar la zona turística, implementando una ruta del manglar y mejorando los servicios de restaurantes.

“Se va a potenciar la ruta turística del café para aquellos que no han tenido el acompañamiento del Estado. Tenemos toda la riqueza en gastronomía. Hay que dignificar el turismo y crear una zona portuaria en el río Grijalva para que tenga mayor atractivo turístico”.

Sus palabras se convierten en aliento para los que temen el invierno de la pobreza. “La esperanza no es un sueño”, afirma mirando a los ojos de quienes se asoman al deseo de que ahora sí, Chiapas progrese. Sabe que es un derecho, y “vamos a reclamarlo juntos”.

Eduardo no habla de promesas imposibles. Habla de planes, de trabajo, de esfuerzo compartido. Habla como quien conoce el peso del agua y la levedad del aire.

Su campaña hacia la gubernatura de Chiapas se convierte en algo más que un acto político; se transforma en un acto de fe, en un pacto de honor con la tierra y con su gente.

En Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar no solo camina; deja huellas profundas en la memoria de los caminos y en el corazón de quienes sueñan con un mañana donde, por fin, sea la promesa cumplida.

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