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El rosticero / La Feria

El rosticero / La Feria
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Sr. López

 

Mal empieza la semana el que ahorcan en lunes… Hoy se cumple la primera semana del nuevo gobierno federal. A la vista de lo que se está viendo, se presenta de manera pacífica y respetuosa, la siguiente petición: que los del equipo cercano, los de confianza del Presidente de la república, le ayuden, le digan la verdad, que en serio se tomen en serio la responsabilidad que traen encima. Nadie, ni el peor adversario político de AMLO, a condición de que no sea un orate, quiere que fracase su gestión (es como ir en un barco con ganas de que se hunda, porque le cae mal a uno el Capitán… solo siendo idiota).

 

Es imperdonable que el equipo legal del Presidente no le haya advertido sobre la importancia de resolver la manera de presentar oportunamente ante la Cámara de Diputados, la proposición para que Carlos Urzúa fuera ratificado el mismo 1 de diciembre, en el cargo de Secretario de Hacienda. Entregaron la propuesta el martes pasado (4 de diciembre), y le están dando trámite normal para pasarla al Pleno en 10 días, por lo que este país, legalmente, está sin Secretario de Hacienda (ni subsecretario, ni Jefa del SAT); y lo mismo, pero ante el Senado, con el cargo de Secretario de Relaciones Exteriores. Todo lo que esas personas digan, hagan y firmen, en rigor, carece de valor. No es correcto, aunque no pase nada, no es correcto… el mundo observa, sonríe socarrón.

 

Este menda trabajó varios años (ocho), con un político muy correoso, colaborador  de la mayor confianza de cuatro presidentes al hilo (de Díaz Ordaz a De la Madrid), quien decía que gobernar este país era como torear con los ojos vendados: había que ser de verdad muy bueno en ese arte, tener en el ruedo un equipo de expertos que le avisaran a tiempo y bien, las intenciones del animal, si estaba quieto, si se preparaba a embestir, si derrotaba (así dicen cuando el toro tira las cornadas alzando la cabeza), si buscaba el cuerpo… y que el torero, aparte de tener gran valor y mucho oficio, hiciera caso, claro.

 

Por eso es “graviter onerata conscientia” (un gran peso en la conciencia, dicen los viejos libros de filosofía del Derecho), darle por su lado a un gobernante, decirle que sí a todo o medias verdades o medias mentiras. No se vale: el plan del Tren Maya puede terminar poniendo en ridículo al Presidente de la república, nuestro Presidente, nos guste o no nos guste. Le han dicho que ¡adelante con los faroles!, ¡el Tren Maya, va!, sin advertirle de la previsible y firme oposición de los dueños de las tierras, que muy difícilmente van a aceptar aportarlas a cambio de acciones del Tren, que equivale a regalarlas, pues si el Tren no da utilidades (que no dará), no reciben un quinto y si tiene pérdidas (que va a tener), como los campesinos no tienen dinero para solventarlas, verán cómo se va haciendo chiquito su porcentaje, pues otros aportarán lo faltante a cambio, claro, de mayor participación accionaria. Eso va arder.

 

Más grave es lo del aeropuerto cancelado en Texcoco, el NAIM. Es increíble la falta de pericia que ha probado tener el equipo del Presidente. Por el camino que van, eso será el equivalente al Fobaproa de AMLO. Lo van a resolver, claro, pero el costo y sus consecuencias serán un escandalazo.

 

Alguien tuvo la idea de recomprar 1,800 millones de dólares del total de 6 mil millones, de los bonos de los inversionistas, que es buena parte de lo que cuesta el NAIM.

 

Esa maniobra de recompra es usual cuando los prestamistas por lo que sea, desconfían y venden sus pagarés o bonos, aun perdiendo  dinero. Es cuando urge recomprar (pagando más del precio en que se está rematando la deuda), para frenar la caída de valor de los bonos -los pagarés-, porque el deudor sabe que después le van a prestar carísimo… si le prestan. Correcto, pero los que invirtieron dinero en el NAIM, se asociaron en esa obra.

 

Los bonos del NAIM no son Cetes (que al inversionista le importa un pito en qué usen su dinero; presta, se sienta, se vence el plazo, le pagan y ya), son inversiones atadas legalmente a hacer ese aeropuerto y de sus ingresos, recuperar la inversión y obtener ganancias.

 

La oferta de recompra de los bonos es como decirle a quien se asoció con usted para hacer un edifico (y luego compartir la renta), que le regresa menos de lo que le prestó y se olvide del negocio. El otro tendría que ser muy tontito para aceptar. ¡De lo perdido lo que aparezca!, vale cuando el deudor no tiene en qué caerse muerto. No es el caso.

 

Esos bonos son contratos de inversión con garantías muy duras. El Consejo Coordinar Empresarial lo advirtió desde septiembre: la penalización podría llegar a 6,400 millones de dólares… y devolviendo lo prestado. En total, 12,400 milloncitos: 248 mil millones de pesos a la basura, en seco.

 

Eso, aparte de los 30 mil millones de pesos que se deben de Certificados Bursátiles… y la pérdida del valor de las obras ya hechas (como 100 mil millones más), y lo que costará derruirlas, como manda la ley…

 

Entre los inversionistas está BlackRock, que será la pesadilla de este gobierno. Es tanto el dinero que maneja BlackRock que si fuera país, sería la cuarta economía del mundo. A Larry Fink, su presidente, le preguntaron si le preocupaban sus inversiones por el cambio de gobierno en España, contestó: “Quien gobierne (…), si quiere atraer financiamiento extranjero, si quiere tipos de interés bajos, debe de ser responsable de los compromisos adquiridos, son compromisos de Estado y no de un gobierno concreto”. ¿Más claro?

 

BlackRock es la mayor inversionista en la Bolsa Mexicana de Valores, dueña del total de fondos de inversión de Citibanamex, con enorme participación en campos petroleros y gasoductos. Si Mr. Fink quiere, provoca una estampida financiera y hunde al país. ¿Se lo advirtieron a nuestro Presidente?… esa gente no juega tocado, taclean y si pueden, fracturan. Esos son despiadados.

 

Toca cumplir y perder un dineral; o cumplir y terminar el NAIM en Texcoco. Y en cualquier caso, más quemados que un pollo olvidado en el rosticero.

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