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El que no enseña, no vende / A Estribor

El que no enseña, no vende / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

 

Mientras se avizoran nubarrones para el turismo en la Riviera Maya por la disminución significativa del turismo norteamericano, los empresarios del sector se reúnen en Acapulco con la presencia del presidente de la República. Durante su participación en el evento, Luis Barrios Sánchez, presidente de la Asociación Nacional de Cadenas Hoteleras señaló: “En la oferta de asientos en las rutas aéreas entre Estados Unidos y México para el período de enero a agosto del presente año se redujo la disponibilidad de vuelos en 1.7 millones de asientos contra el año anterior. En tanto cuatro destinos competidores en El Caribe, Bahamas, Jamaica, Puerto Rico y República Dominicana, cuentan en el mismo período con una oferta adicional de 2.3 millones de asientos aéreos”.

 

Los dirigentes de la industria hotelera pidieron dinero, capital “semilla” para impulsar la promoción, como si eso del repartidero se contagiara. “El que no enseña, no vende” le dijeron, en clara referencia a la eliminación del Consejo de Promoción Turística, al tiempo que trascienden internacionalmente las notas en materia de inseguridad. No es para menos, cada vez más nos encontramos  ante la presencia del crimen organizado que protagoniza balaceras y ejecuciones en sitios turísticos como Cancún y la Riviera Maya. Y se trata ni más ni menos que de la joya de la corona, el destino de playa más importante de toda Latinoamérica. Persiste además, el problema del sargazo, sin que hasta la fecha se haya propuesto una solución satisfactoria. Se requiere del empleo de equipos especiales para la recolección que permanentemente deberían estar operando en las playas de Quintana Roo. Eso cuesta dinero y la inversión es insignificante comparada con las divisas y fuentes de empleo directos e indirectos que representa. 

 

De nueva cuenta los empresarios le piden veladamente gravar la competencia que le representa el alquiler en Airbnb la cual es una alternativa generadora de ingresos para familias de clase media en el país. Es correcto que se regularizarla pero no podemos ir en sentido contrario a las tendencias mundiales. En su intervención el Presidente le dijo que no va haber más impuestos, así que la cosa no va por ahí. También es poco prometedora la idea de que las embajadas y consulados del país se dediquen a la promoción porque no es esa su función ni saben como hacerlo. Mejorar la condiciones de vida de quienes viven y trabajan en los destinos turísticos es un acto de justicia social para aminorar los desequilibrios entre la majestuosa opulencia de los grandes resorts y la pauperidad, pero esa inversión tampoco genera un incremento del turismo.  Ahí los turistas pasan sin ver.

 

El Secretario de Turismo, Miguel Torruco aplaudía a rabiar el discurso del presidente y callaba ante las tibias criticas de los presidentes de los organismos más importantes de la industria turística. Sus anuncios de inversión en infraestructura merecieron aplausos, pero no dejaron satisfechos a los empresarios que esperaban respuestas más concretas. Aplaudieron la inversión para el Tren Maya, sin conocer a ciencia cierta, ni el proyecto, ni el costo beneficio o impacto que representará.  

 

Aunque la prensa enfatizó que los empresarios recibieron a AMLO con “reclamos”, lo cierto es que desaprovecharon una oportunidad de oro para pedirle en serio que reconsidere la conclusión del NAIM. Se dice por ahí que Alfonso Romo, el empresario y jefe de la oficina de la presidencia, trabaja para convencerlo en la necesidad de reencausar el proyecto aeroportuario y ojalá lo logre. Tampoco preguntaron por el estatus del proyecto del aeropuerto en Santa Lucia y la operación simultanea en Toluca y el actual aeropuerto.  Fueron al tianguis con expectativas y se fueron incertidumbre. Llegaron con las manos abiertas y les dieron atole con el dedo el cual degustaron con forzada alegría… El que no enseña, no vende…

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