Manuel Ruiseñor Liévano
<<Uno de cada 3 jóvenes con al menos una carencia.
<<Desigualdad en suministro de agua potable.
Mexico, como bien sostuvo el gran pensador Octavio Paz, es un país de claroscuros. Somos la suma de muchos Méxicos entramados en el tapete asimétrico de los contrastes económicos, políticos y sociales.
Un país, en donde hasta la nausea y desde el discurso a modo de la desgastada clase política nacional, itrios y troyanos preconizan a diestra y siniestra que “los jóvenes no sólo son el futuro sino el presente de la humanidad”.
Con el debido respeto, permítanme decirles que oficialmente hay “otros datos” los cuales sostienen lo contrario. Vayamos por partes.
LA POBREZA
De acuerdo con la Medición Multidimensional de la Pobreza, presentados recientemente, en México: 1 de cada 3 jóvenes tiene al menos una carencia básica.
Dicho de otra forma, poco más de 11 millones de jóvenes mexicanos viven en situación de pobreza, lo cual implica que enfrentan obstáculos para acceder a derechos sociales o sencillamente no tienen ingresos suficientes para costear la canasta básica.
Si bien es cierto que la pobreza en México ha logrado reducirse de manera importante en la última década y que millones de mexicanos han salido de la pobreza, aún existen brechas de desigualdad que afectan de manera desproporcionada a algunos grupos sociales.
Tal es el caso de los jóvenes, a quienes la ingeniería electoral considera una reserva y sobre todo objetivo clave para inclinar la balanza en las urnas.
Hoy tenemos que, con corte del año 2024, 11.8 millones de personas de 12 a 29 años se encuentran en algún grado de pobreza, de acuerdo con el INEGI.
Lo cual, en términos proporcionales, significa que 1 de cada 3 jóvenes mexicanos tiene complicaciones para acceder a sus derechos sociales como vivienda, educación, salud o seguridad social, al mismo tiempo que sus ingresos corrientes no son suficientes para costear la canasta básica.
Un dato más: Hasta el 2024, 38.7% de las niñas, niños y adolescentes vivían en situación de pobreza, lo que los coloca como el grupo poblacional con mayor nivel de carencias en el territorio nacional, lo cual arroja severos impactos en la ruta de su desarrollo social.
En el caso de los jóvenes entre 18 a 29 años, sucede que 28.8% de ellos fue registrado con algún nivel de pobreza. Mientras que 25.5% de la población adulta de entre 30 y 64 años, se encontraba en la misma situación; así como el 23.6% de los adultos mayores.
A no dudarlo, datos interesantes que evidencian el abandono en que se ha tenido a esa casi extinta reserva del llamado “bono demográfico”, más allá del discurso paternalista que suele aderezar la referencia política relacionada con los jóvenes mexicanos.
Una cuestión a todas luces delicada si consideramos a una entidad federativa como Chiapas, la cual posee la mayor cantidad de población joven de toda la nación con un promedio de 24 años.
A todo lo cual, habría que sumar los factores de la inseguridad y violencia; la falta de acceso a educación y servicios; una discriminación estructural en relación con la juventud indígena, la salud y la violencia de género.
LA DESIGUALDAD
Nuevamente y de acuerdo con datos oficiales, es una realidad que el acceso efectivo al agua no es un derecho universal consumado en este país, en tanto existen brechas de desigualdad importantes entre las diversas regiones, las cuales obedecen a una histórica por reiterada asimetría en el desarrollo nacional.
Imposible soslayar que el acceso al vital líquido es una de las carencias que mas golpea los derechos humanos de las y los mexicanos y, por ende, remarca la desigualdad prevaleciente en el territorio nacional.
Entre luces y sombras, cierto es reconocer que familias cuentan con suministro diario de agua en sus viviendas, mientras que otras sólo cada tercer día o incluso menos. La cuestión es que en el hoy aún persisten graves carencias en cuanto al acceso a servicios básicos.
Los claroscuros señalan que en Baja California Sur sólo el 20.9% de los hogares tienen suministro diario de agua potable; y en Chiapas 4.2%, a diferencia de Nuevo León, Yucatán y Baja California donde más del 90% de los hogares gozan de abasto de agua.
A. MODO DE COLOFÓN
Tal es la realidad de un país como el nuestro en cuya actualidad no tienen espacio digno la vehemencia, la pasión y la esperanza de las y los jóvenes mexicanos, lo cual resta potencia a la capacidad que deberíamos de tener todas y todos los mexicanos, de imaginar un país más justo e igualitario donde pueda tener lugar hasta lo imposible. ¿O no?