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El odio y la omisión las sigue matando / En la Mira

El odio y la omisión las sigue matando / En la Mira
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Héctor Estrada

Mientras la clase política se gasta el dinero en campañas electorales y fija sus intereses en la lucha por el poder, en Chiapas decenas de mujeres siguen muriendo a causa de la violencia feminicida. De acuerdo a cifras oficiales, en lo que va del año se tienen contabilizados un total de 13 feminicidios en la entidad chiapaneca y dos más que se encuentran en proceso de tipificación.
Se trata de un promedio de tres feminicidios cada mes. Sin embargo, estos sólo representan una tercera parte de los casos reales que no son documentados o simplemente no son sumados a las estadísticas oficiales. Son crímenes de odio que han pasado prácticamente desapercibidos ante la efervescencia electoral. Una problemática que no es prioridad para un gobierno que ahora amenaza con concluir las alertas de género en estados como Chiapas.
De acuerdo al Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidio, de enero de 2014 a octubre del año pasado se registraron 282 asesinatos de mujeres en Chiapas, de los cuales únicamente 125 fueron clasificados como feminicidios. En todo el país la cifra asciende a dos mil 188 crímenes de odio contra mujeres y las estadísticas siguen en aumento con el paso de las semanas.
No se trata de problema menor. Las mujeres en Chiapas y todo México siguen siendo asesinadas por el odio feminicida, pero también por la omisión e indiferencia de autoridades que restan importancia o están más entretenidas en asuntos de la política que nada tienen que ver con la seguridad de la ciudadanía.
México ha suscrito más de 50 tratados internacionales en materia de respeto a los derechos humanos de las mujeres y las niñas; No obstante, según datos del INEGI, el 40% de las mexicanas han sufrido algún episodio de violencia. El 47.1% sufren violencia de su pareja o expareja; 31.8% sufren violencia económica, 43.2% son víctimas de violencia comunitaria; y 38.3% han sido víctimas de abuso sexual.
Según la Comisión Nacional de Tribunales Superiores de Justicia de los Estados Unidos Mexicanos (Conatrib), el 30 por ciento de las mujeres que mueren violentamente fallecen dentro de su propia casa; el 89 por ciento de las mujeres casadas o unidas violentadas por su pareja han sufrido violencia emocional; el 56 por ciento violencia económica; el 25 por ciento violencia física, y el 11 por ciento violencia sexual.
Lo alarmante de las cifras es que, de acuerdo la propia Procuraduría General de Justicia de Chiapas (PGJE), en más del 70 por ciento de los casos denunciados, el verdugo termina siendo liberado por la propia víctima, quien por distintas razones desiste a la demanda y retira los cargos. En varios de los casos se convierte en una decisión fatal.
Y no es para menos. Entre 2015 y 2017 las denuncias por delitos sexuales  (violación abuso y hostigamiento sexual, pederastia, pornografía infantil, entre otros) tuvieron un crecimiento del 12%. La violencia sexual en México se agudizó durante los primeros seis meses de ese año.
Los feminicidios como otro tipo de crímenes de odio no pueden continuar sin la atención debida de las autoridades. Como sociedad debemos reaccionar y exigir. No esperar a que le suceda a alguien cercano para finalmente asumir la indignación como propia… así las cosas.

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