Juan Carlos Cal y Mayor
El gobierno de México no debería avalar la usurpación de Nicolás Maduro en Venezuela al pretender reelegirse arbitrariamente el próximo 10 de enero por tercera ocasión. Proviene de una elección que perdió rotundamente contra Edmundo González, el principal candidato de la oposición. Será un craso error, dado que más de 50 países han reconocido a Edmundo González como presidente electo. Entre ellos están la Unión Europea, Estados Unidos y los países más importantes de Latinoamérica, como Chile y probablemente Brasil, ambos con gobiernos de izquierda, pero que han marcado distancia ante el evidente fraude del dictador Maduro.
Petro y Sheinbaum: ¿alianza para qué?
El pasado 15 de diciembre, Claudia Sheinbaum recibió la visita inesperada de Gustavo Petro, presidente de Colombia. Una semana después, anunció que no asistiría a la toma de posesión de Maduro, pero enviaría, al igual que Colombia, a un representante personal o al propio embajador en ese país. Ahora se sabe para qué vino Petro, dado que no hubo mayores anuncios: fue a convencer a la Dra. Sheinbaum de cerrar filas entre las izquierdas, sin importar la perpetuidad de un régimen represivo y empobrecedor que ha provocado el mayor éxodo del que se tenga memoria.
Ortega, Maduro, Díaz-Canel, los tiranos de izquierda
Nadie quiso, en el caso de Nicaragua, avalar a Daniel Ortega y su dictadura, que ha encarcelado a todos sus opositores, destruido a la prensa independiente y expulsado a sacerdotes, acusándolos de traición a la patria (¿dónde se ha escuchado eso?). López Obrador mandó en aquella ocasión a un representante menor y discreto, sin hacer declaraciones, en lo que fue el montaje de un régimen que suma ya 17 años en el poder en el país más pobre de la región, solo después de Haití y seguido por Honduras, Venezuela y Bolivia. Todos ellos están gobernados por dictaduras con el ropaje de la izquierda y son los principales expulsores de migrantes que, por millones, están cruzando ilegalmente hacia Estados Unidos, atravesando nuestra porosa frontera.
El éxodo venezolano: una bomba de tiempo
A partir del 20 de enero próximo, cuando Donald Trump asuma la presidencia, se prevé que deportará masivamente a millones de migrantes, incluidos muchos mexicanos. ¿Qué haremos con más de tres millones, que es lo que se calcula? Mientras tanto, si Maduro continúa, pertrechado militarmente entre cuatro paredes, la cifra de venezolanos que huirán de aquel país pasará de 8 a 10 millones. Esto, sumado al cierre de fronteras de países como Chile, Perú o Argentina, significará una crisis humanitaria de mayores proporciones. Actualmente, existe un conflicto entre Argentina y Venezuela por el asilo a militantes opositores perseguidos por el régimen venezolano, además de la detención de un gendarme argentino acusado de terrorismo cuando visitaba a su hijo nacido en aquel país.
Migración descontrolada: México al borde del colapso
En México, ya son mayoría los migrantes que deambulan por las calles ante la ambigüedad de nuestra política migratoria, que por momentos los acoge, en otros los soborna y a veces los deporta. Nada se dice acerca de las mafias que controlan esos flujos cada vez mayores.
Los pleitos inútiles con EE.UU.
Por si fuera poco, ya nos estamos enfrentando por el tema del maíz transgénico que México prohibirá sembrar, en aras de preservar nuestras especies nativas. Es una manera de darle la vuelta a la derrota en el panel de controversias que México perdió al intentar prohibir la importación, sabiendo que somos los principales compradores de Estados Unidos. De nada sirvió la alerta del embajador Ken Salazar, quien había sido bastante consecuente con el gobierno de AMLO, pero finalmente criticó la reforma al poder judicial, advirtiendo que podría afectar la confianza de los inversionistas en nuestro país.
Marco Rubio y Ronald Johnson, la dupla contra los cárteles
La advertencia de declarar como terroristas a los cárteles mexicanos va en serio, a pesar de los esfuerzos de Harfuch —por instrucciones de Claudia— de contener la violencia ahora que ya ha hecho metástasis, gracias a los seis años de abrazos que le prodigó el gobierno anterior. Además, Trump ha conformado un renovado gabinete que incluye una dupla que conoce muy bien los problemas de la región, comenzando con Marco Rubio como secretario de Estado, un declarado enemigo de las dictaduras de Venezuela y Cuba, y el nuevo embajador de EE.UU. en México, Ronald Johnson, un exmilitar boina verde y experto en temas de inteligencia, con 20 años en la CIA.
Sin brújula diplomática
Con todas estas fobias y fijaciones de Estados Unidos hacia México, ¿a qué estamos jugando al avalar a Maduro? ¿Qué gana México que no sepamos? No se puede chiflar y comer pinole; ese papel diplomático que México practicó mediante la doctrina Estrada durante muchos años ya no aplica ahora, cuando la geopolítica exige definiciones. Nuestra diplomacia con Cuba ya no puede ser la misma de antes, pero seguimos regalándoles petróleo y contratando a sus médicos.
Entre el caos y la izquierda radical
El ala radical de Morena -apenas unos cuantos- sigue ejerciendo influencia en las decisiones de una presidenta a la que le han heredado un país endeudado, con déficit y recortes presupuestales, inmerso en la violencia de los cárteles criminales, pero que además necesita del T-MEC para conservar los más de 6 millones de empleos que genera. ¿Qué pasará si deportan a 3 millones de mexicanos? ¿Si otros tantos inmigrantes se quedan en México, al no poder llegar a Estados Unidos? ¿Si Trump impone aranceles selectivos a la fabricación de automóviles? ¿Si decide atrapar, al estilo de Mayo, o aniquilar a los capos de la droga?
Es hora de marcar distancia con la dictadura venezolana, pero por momentos parece que no entendemos nada.