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El desamor (político) en los tiempos de la alternancia / De Primera Mano

El desamor (político) en los tiempos de la alternancia / De Primera Mano
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RODULFO REYES

 

En el pleito de décadas entre la clase política de Tabasco hay un parteaguas: la alternancia partidista hizo correr la sangre al río. Si bien durante el priísmo el canibalismo político fue parte de los usos y costumbres, a la llegada de la izquierda se ofrendaron cabezas en plazas públicas.

Cuando apenas ha trascurrido un mes y una semana de que los alcaldes rindieron protesta, ya puede verse que la constante ha sido el rompimiento, con razón o sin ella, de los entrantes con sus antecesores.

De 1988 que el PRI estatal padeció el mayor desgajamiento de su historia con la salida de Andrés Manuel López Obrador, hasta 2012 que este partido perdió la Quinta Grijalva, el agua no se había desbordado.

Antes de que el PRD lograse el Ejecutivo había un librito no escrito que ordenaba que quien entraba abría su página y cerraba de la su antecesor. Algo así como el borrón y cuenta nueva en la cosa pública.

Pero la polarización se agudizó a raíz de que en 2000 el Revolucionario Institucional perdió la presidencia de la república, y como consecuencia no había quién pusiera orden en las entidades gobernadas por priístas, como en el Edén.

En la era tricolor los ánimos no se caldeaban tanto: el viejo régimen tenía sus reglas.

Dicho en palabras del ex gobernador Manuel Andrade Díaz: “el respeto al sexenio ajeno es la paz”.

La llegada de Morena a la gubernatura el 1 de julio pasado es una continuación de la alternancia partidista de 2012, toda vez que el triunfo del aún partido gobernante se dio en gran medida por la figura de Andrés Manuel López Obrador, como ha sucedido ahora.

El sol azteca criollo es afín a la izquierda del político de Tepetitán, y Morena viene a ser su nueva modalidad.

En Tabasco el perredismo no puede desligarse del presidente electo de México: la nueva clase gobernante que inicia funciones el último día de este año está conformada en buena parte por cuadros que colaboraron con el mandatario Arturo Núñez Jiménez.

Si hace un sexenio la izquierda desplazó al viejo partido con una embestida mortal a la administración saliente, hoy que otra porción de la corriente lopezobradorista se aposenta en Plaza de Armas, será interesante conocer en qué sentido continuará el canibalismo político.

En el informe del domingo pudo verse que aquí los pleitos políticos son parte del folclore: en la última rendición de cuentas del gobernador, hasta actores que crecieron a su sombra no asistieron.

En la ceremonia del año pasado el jefe del Ejecutivo acuñó la frase “en los informes se conocen a los amigos”.

En el de hace dos días, Núñez bien pudo agregarle unas palabras a la oración: “(…) sobre todo en el último”.

Los que lo abandonaron antes de que termine su gestión para subirse al barco de la otra variedad de la izquierda, hoy día son los que más se afanan en que tenga el mismo destino que los priístas que perdieron en 2012.

Sin embargo, parece evidente que el gobernador electo Adán Augusto López Hernández trae un acuerdo político con quien en un mes y medio será su antecesor, ya que desde la campaña se dedicó a reconocerle que no se estaba involucrando en la jornada electoral.

Y las veces en que Adán ha dicho que combatirá la corrupción si encuentra pruebas, ha sido para referirse al caso del terreno para la Zona Económica Especial (ZEE), de Paraíso, por el que las autoridades pagaron 100 millones de pesos, pero solo le entregaron 40 millones a los particulares que eran los propietarios.

Un “moche” de 60 millones de pesos que se habrían clavado funcionarios actuales es apenas una migaja del saqueo de 20 mil millones de pesos que denunció Núñez al recibir la estafeta de manos del priísta Andrés Granier Melo, quien está a punto de obtener su libertad.

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