Por Manuel Ruiseñor Liévano
Antes que nada, el recordatorio y la conmemoración del 8M, Día Internacional de la Mujer, deber ser comprendido en el devenir de una lucha que, de acuerdo con datos de ONU Mujeres, tiene orígenes en 1837, en Francia; se recuerda que el socialista Charles Fourier utilizó el término ‘feminisme’ para describir la liberación de la mujer en un futuro utópico.” En la actualidad, la condición de la mujer en nuestro país, salvo mejor opinión, sigue siendo lo más parecido a un claroscuro. Un contraste entre lo aciago y lo esperanzador; entre la sombra y la luz, al menos en lo concerniente a dos aspectos esenciales y determinantes para la justicia y la equidad social. Primero, el reiterado ejercicio de violencia en su contra, en todas sus expresiones; y, segundo, su participación en la vida política. Dos planos, dos caras de una misma moneda, que caminan a ritmos distantes y diferentes. De ahí la conveniencia de compartir con nuestras posibles lectoras y lectores, algunos datos y reflexiones al respecto.
LA POLÍTICA
A no dudarse, este año de 2024 vaticina un parteaguas de relieve histórico por causa de la participación y arribo de mujeres a los puestos más encumbrados de la política. Es la posibilidad de que por primera vez una mujer llegue a ocupar la presidencia de la república y, por consecuencia, se convierta en la Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas de México. Una cuestión que en cierta medida da cuenta del avance notable de la participación de la mujer en un sector dominado tradicionalmente por el hombre.
En otros términos, el camino de una igualdad de género que seguramente cosechará logros definitivos y pintará la cara de este país con un rostro más parecido al de la necesaria inclusión de la mujer en la política. Una cuestión que por igual se ha visto reflejada en el poder judicial y en el INE, en donde han demostrado potencial y competencia. Sin embargo, sostiene Laura Tamayo, de Expansión Mujeres, en un artículo publicado hace justo un mes, que tales avances “no se han distribuido de modo uniforme; motivo por el cual es posible subrayar notables disparidades entre diversos grupos, especialmente entre las mujeres indígenas y afrodescendientes, así como aquellas que residen en zonas rurales y aquellas que enfrentan algún tipo de discapacidad. También se evidencian diferencias en los niveles de gobernanza, con una representación femenina notablemente desigual y aún insuficiente en los ámbitos locales”.
Y es que, subraya la analista, acorde con datos de ONU-Mujeres 2023, sólo 28 mujeres ocupan roles como Jefas de Estado y/o de Gobierno en 26 países. Además, agrega, solo seis países tienen un 50 por ciento o más de participación femenina en sus parlamentos en cámaras bajas o parlamentos unicamerales: Rwanda (61%), Cuba (53%), Nicaragua (52%), México (50%), Nueva Zelanda (50%) y Emiratos Árabes Unidos (50%). Estas cifras revelan, según Tamayo, que de mantenerse el ritmo actual, lograr la igualdad en las posiciones de mayor autoridad requerirá otros 130 años para concretarse.
A nuestro parecer, son avances sustanciales en materia de paridad de género en el ejercicio del poder. Coincidimos con la Analista del Grupo Expansión en que esa realidad “demanda un compromiso firme y acciones concretas que permeen a nivel institucional, social y cultural”. No obstante este reto debe ir acompañado de un cambio en el andamiaje institucional, que reproduce esos esquemas injustos, desiguales y excluyentes.
Queda claro que es imperativo en la lucha de la mujer es no conformarse con los avances alcanzados. La lucha de la mujer no es de ahora y le ha significado sangre, sudor y lágrimas, y cada vez que sea necesario debe expresarse en los espacios públicos, en los parlamentos y en donde sea necesario. Por el bien de las mujeres en la política, donde ya hay más luces que sombras, debe caminarse más allá de la conquista de cargos, toda vez que el reto persiste. En este contexto, las mujeres chiapanecas no deben darse por satisfechas.
LA VIOLENCIA
Más allá de interpretaciones o fuentes de referencia, bastan 5 datos para dimensionar la oscuridad que aún se vive –y de modo dramático–, en el tema de violencia contra la mujer en todo el país:
1.- De acuerdo con el Sistema Nacional de Seguridad Pública, 6 mil 543 mujeres han sufrido muertes violentas del 2015 a enero del 2023 y hablamos solamente de los caracterizados como feminicidios.
2.– Tan solo 3 mil 718 feminicidios entre 2019 y 2022.
3.- El año 2022, Chiapas ocupó el quinto lugar nacional con más feminicidios al registrarse 44 de un total de 948.
4.- Al día Internacional de la Mujer 2023, aún se mantenía en México el promedio de 10 mujeres asesinadas al día.
Pero este ominoso panorama no acaba ahí, porque de acuerdo con datos del Coneval, la pobreza tiene cara de mujer.
5.- 24.6 millones de mexicanas se encuentran en situación de pobreza multidimensional y para poder revertir esta situación, es necesario frenar la exclusión social que levanta barreras que impiden su acceso económico y laboral.
Que a nadie sorprenda que el grito unánime de este 8 de marzo sea nuevamente el de, “que ser mujer deje de ser un tragedia”.