El ataque del Ombudsperson Horacio Culebro Borrayas a la libertad de expresión / Columna Vertebral
Raúl Vera
Cuando el Congreso del Estado nombró a Horacio Culebro Borrayas presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, comenzaron a correr las apuestas: ¿cuánto tiempo iba a poder controlar la incontinencia verbal?
De lenguaje folclórico por decir lo menos, reactivo y afanosamente protagonista para la confrontación verbal, pero también para la reconciliación remunerada, Culebro Borrayas ha construido su personaje bajo una lógica que va de tener una radio pirata a ser beneficiado con una notaría pública, así como de estar preso en tres ocasiones a ser ombudsperson.
La tesis y antítesis en una sola presentación, aderezado con un lenguaje en el que la connotación sexual es parte de su cotidiano político.
Un ejemplo de los apodos más famosos es “trompita mamadora de Suchiapa”, referido al actual Fiscal General del Estado, Jorge Llaven Abarca.
Fuera del anecdotario folclórico del personaje, hay varios elementos que preocupan en este ataque a la compañera Mary José Díaz Flores, quien realizó una investigación y descubrió varias irregularidades, desde “moches” al salario de los trabajadores de la CEDH, hasta el aumento de su propio salario como presidente de este organismo autónomo.
La actitud irascible de Horacio Culebro Borrayas corresponde a un patrón de ataque a los trabajadores de los medios de comunicación.
Es la misma actitud de Pío López Obrador, que pasó de ser responsable de un delito a víctima y a pedir reparación del daño; la misma que la de “Dato Protegido” y su esposo Sergio Gutiérrez Luna, y la misma que la de Lenia Batres, que quiere crear mecanismos para controlar a la opinión pública que genera el periodismo.
Sin duda, la actitud de Horacio Culebro es similar a la de Layda Sansores, gobernadora de Campeche, quien está por quitarle la casa a un compañero periodista que la criticó.
En pocas palabras, la actitud del Ombudsperson es un engrane más de los mecanismos del régimen de la 4T contra la libertad de expresión.
El desconocimiento de Horacio Culebro Borrayas sobre derechos humanos es preocupante; no puedes atacar la materia prima que da razón de ser a tu existencia como organismo.
La libertad de expresión es un derecho humano de reciente creación, no existía en las monarquías anteriores al capitalismo, ni en el llamado socialismo real (Cuba, Venezuela), ni en la España de Franco o en el Chile de Pinochet. Ejercerla te costaba la libertad o la vida.
Pero lo más grave es que esta actitud también corresponde al comportamiento de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que dirige Rosario Piedra Ibarra. Pobre doña Rosario Ibarra, a la que conocí en la campaña de 1982.
A la CNDH le quitaron su condición de autónoma, una autonomía que se comenzó a implementar con la firma del Tratado de Libre Comercio, siendo esta una de las condiciones para que México accediera al TLC.
Tan grave es el entreguismo de la CNDH que compañeros de lucha de Rosario Piedra, los trotskistas, encabezados por Edgar Sánchez, le renunciaron a la hija de doña Rosario Ibarra de Piedra.
La marcha de este lunes se da en medio de esta andanada de ataques a la libertad de expresión, pero lo más surrealista es que es para defenderse de los ataques de quien tiene la obligación de salvaguardar este derecho humano.