Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen,
Si escribir es un arte, enseñar a escribir podemos considerarlo como un arte mayor. Quien enseña a escribir con verdadera pasión y dedicación conjuga técnica, capacidad pedagógica, método de investigación, amplia experiencia literaria donde los libros han enriquecido su saber; pero también requiere de paciencia, mucha paciencia y humildad, ya te explicaré por qué.
Todo oficio se aprende ejerciéndolo. Es como aprender a andar en bicicleta; si no te subes, no aprendes y si dejas de pedalear, te caes. Aunque aquí cabe otra consideración, no todos los que ejercen magníficamente un oficio, cuentan con la capacidad de enseñar.
Reconozco en varias personas una amplia capacidad para impartir talleres de creación literaria. Entre ellos, a Selene Argueta, Esperanza Cernas, Jaime Roldán, Guillermo Alfaro; entre otros afamados. Cada uno de ellos, coincide a su manera que escribir es un arte difícil de realizar. Antes hay que tener la voluntad y el deseo de leer. El que no se dedica a la lectura, al estudio, a la investigación, difícilmente puede dedicarse a escribir. La clave de todo escritor es la buena lectura y tener vocación para escribir. La palabra es la forma expresiva del escritor, desde el lenguaje y con el lenguaje es como se realiza la obra literaria.
Es como dice el argentino Baldomero Fernández Moreno: escribir es hilvanar palabras. “Como mi madre era costurera comprendí que hilvanar es realizar una obra, que deber existir una coherencia en toda la obra”.
Otro amigo sostiene que “la escritura debe tener arte, es imprimir una idea en una materia, es una cualidad de orden intelectual, es una virtud del entendimiento práctico, que debe conducir al verdadero bien, con cierta perfección de espíritu. El arte es ordenación de la razón, buscando los medios adecuados.
Por otra parte, ser un buen lector, asiduo y apasionado a la literatura de calidad, es necesario, pero suficiente para convertirse en escritor, y menos en mentor para enseñar a otros el arte de escribir.
Para ser escritor es necesario tener algo importante que decir, que sea de interés para otros. Cuando un escritor expresa sus pensamientos en forma comprensible a los demás, es para cumplir el fin del lenguaje que es « transmitir lo pensado a lo escrito.
Además de todo lo anterior, el aprendiz de escritor debe desarrollar su capacidad de percepción al máximo; observar con detenimiento todo lo que lo rodea: la forma, color y aleteo de una mariposa; las imágenes caprichosas de las nubes; las sensaciones de estar perdido en medio de un bosque muriendo de frío y sin abrigo. En el arte de escribir la idea creadora es una de sus características, es una emoción de la conciencia, con inteligencia, que se desarrolla con la voluntad de dar existencia a una obra.
“El escritor pone en su obra parte de lo que él siente en su existencia, no sólo el ambiente que lo rodea, sino la esencia de lo que siente. El estilo en el arte de escribir aporta una personalización: precisión, elegancia, claridad y armonía al texto que se expone”, -así me lo explica mi amigo.
Los talleres de creación literaria buscan desarrollar habilidades de escritura a través de ejercicios prácticos, análisis de textos y retroalimentación. Son un detonante de la imaginación; pero sobre todo, deben ser ilustrativos, divertidos y lúdicos fomentando la disciplina, constancia, perseverancia y resistencia, como lo escuché alguna vez en las Tertulias de Perita de la versátil, Esperanza Cernas.
Hace poco, Jaime Roldán explicaba durante su taller impartido en Giraluna que el aprendiz debe explorar diferentes géneros literarios como son la narrativa, poesía, teatro, ensayo, relatos de color, epistolarios, etc. Las técnicas de escritura, y los elementos como personajes, trama y voz narrativa. También fomenta la exploración creativa y la confianza en la propia voz.
A los talleres de creación literaria acuden principiantes que jamás han escrito; algunos, lo hacen por la necesidad de concluir su tesis profesional, e incluso, quienes ya publican, suelen asistir a estos talleres para perfeccionar su técnica o explorar nuevos horizontes. Es emocionante cuando ves llegar a niños y jóvenes con talento y vocación a quienes solamente les falta algo de técnica. Pero les sobra pasión.
Es verdad, lo que dice Perita, escribir es una carrera de paciencia, persistencia, resistencia y pertinencia. El impulso que lleva al escritor a una obra, forma parte de su arte, que es comunicar, por esos los comunicadores y periodistas tienen mayor posibilidad de convertirse es escritores. Comunicar ideas, proyectos, modelos y utopías, son parte de la inspiración en el arte de escribir.
En los talleres se aprende cómo se estructura una obra de acuerdo a su género; en su mayoría, se dividen en introducción, desarrollo y conclusión que equivale al planteamiento, nudo y desenlace. La Lectura y análisis de obras literarias contribuye a identificar técnicas y elementos clave para facilitar los ejercicios prácticos que estimulen la creatividad y pongan en práctica los conceptos prendidos.
El momento de la retroalimentación suele ser decisivo porque la autocrítica, la critica de los participantes y la del maestro, alienta a quienes avanzan en el afán de perfeccionarse o desalienta a quienes no resisten los comentarios crudos. En este proceso de mejora continua se explora el estilo de los participantes para que cada uno desarrolle su propia voz, su estilo así como lo temas y enfoques de su interés, para ampliar las posibilidades creativas.
Cuando llega el momento de la corrección y estilo, el maestro debe poner en práctica la humildad y despojarse de toda soberbia y arrogancia tratando de imponerle al alumno su estilo, como te lo dije al inicio. La libertad de los escritores es algo que debe respetarse sin cortapisas. La corrección se orienta a la revisión ortográfica y gramatical de los textos para garantizar cero errores en la edición y publicación final de la obra.
En fin, un Taller conlleva muchos elementos como el de la narrativa donde se perfila a los personajes, se define la trama, el tono y tiempo narrativo, entre otros aspectos. Las técnicas de escritura nos muestran los recursos lingüísticos, la construcción de escenas, el manejo de los diálogos, la secuencia y cronología del relato.
El papel fundamental del maestro es sembrar seguridad en sus alumnos sin juicios precipitados, sin burlas ni descalificaciones. Cada alumno encontrará sus propios ritmos y estilos.
Un concejo valioso de mi amigo: “El arte de escribir es muy solitario, se requiere mucha concentración, imaginación, creatividad y disponibilidad, pero es importancia para la elevación cultural de los trabajadores. Para escribir es necesario un borrador, luego corregirlo hasta que exprese lo que uno realmente piensa. El arte de escribir para el público requiere que los datos e informaciones que el escritor ofrece tengan veracidad, soporte, confirmación, luego funciona la imaginación y la creatividad”.
Como sea, hablar y escribir son cosas distintas. Se puede hablar con toda propiedad y escribir mal. El mundo de la escritura es muy exigente. Se puede escribir un libro en días o en años, y de ello, abundan los ejemplos.
De ahí, la importancia de la resistencia y la persistencia porque cuando se aprende a escribir un comparte lo mejor de sí mismo y ese acto humano es una cuestión de amor.
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