Don Tomás Nigenda Sánchez: el alma de la tradición de la “Topada de Flor” en Chiapa de Corzo
- Lideradas por el emblemático “patrón de los floreros”, emprenden una travesía hacia las montañas de los altos de Chiapas.
Noé Juan Farrera Garzón
Cada año, del 14 al 21 de diciembre, la histórica tradición de la “Topada de Flor”, reúne a decenas de personas en Chiapa de Corzo, quienes, lideradas por el emblemático “patrón de los floreros”, emprenden una travesía hacia las montañas de los altos de Chiapas.
Su misión: recolectar las preciadas flores de Niluyarilo, Nuri Rosa o Mazorca, elementos clave en la construcción y decoración, del altar del Niño Jesús en la iglesia principal de Chiapa de Corzo, que se celebra el 22 de diciembre.
En el centro de esta tradición, cargada de sincretismo espiritual, social e histórico, se encuentra don Tomás Nigenda Sánchez, quien ha sido el “patrón de los floreros” durante más de 30 años. Este cargo, que lleva con orgullo, implica no solo la organización logística y espiritual de la actividad, sino también la preservación de una tradición que conecta generaciones y simboliza el alma de los chiapanecas.
Desde joven, don Tomás participó en esta práctica, sin imaginar que algún día asumiría la responsabilidad de liderarla. Hoy, asegura que el pago por su labor, es el fortalecimiento espiritual que le brinda esta actividad. Antes del inicio de la recolección, realiza recorridos por los lugares seleccionados para asegurar que todo esté en orden y organiza a los grupos que emprenderán esta importante tarea.
La importancia de esta tradición no solo reside en su significado cultural, sino también en el impacto ambiental que conlleva. Consciente de ello, don Tomás recientemente fue testigo, de la iniciativa del convenio intermunicipal firmado entre los siete municipios participantes en la topada de la flor, con el objetivo de minimizar los daños a la flora de las montañas chiapanecas.
El liderazgo de don Tomás, su compromiso y dedicación a esta tradición, no solo lo convierten en un símbolo vivo de Chiapa de Corzo, sino también en un guardián de la herencia cultural y espiritual de su comunidad.