Guillermo Ochoa-Montalvo
Querida Ana Karen,
Comparto el café con Fernanda Fernández quien elabora un extenso ensayo sobre los divorcios en México. El tema me genera curiosidad por saber cuál será su enfoque desde su formación como antropóloga, psicóloga y con maestría en derecho.
—Después de 10 años de divorciada logré comprender que cuando dos monstruos se miran de frente, ambos terminan frenéticamente aterrorizados dejándonos congelados sin poder conectar la razón al sentimiento. Con el tiempo digerí ese difícil proceso de pasar del merengue empalagoso de una relación perfecta a una destructiva donde debo reconocer el monstruo en que me convertí. Entonces, me di a la tarea de entrevistar a mis conocidas -hombres y mujeres- para hablar de sus experiencias como divorciados.
El comentario de Fernanda me conduce a platicarle de mis divorcios y separaciones, unos por la vía civil y otros, sin iniciar siquiera ese trámite.
—Hay quienes sin separarse de su pareja viven divorciados largos años apegados a la costumbre, la vergüenza al que dirán, el miedo a la soledad o a perder los beneficios económicos de un matrimonio de conveniencia. También hay parejas separadas quienes no terminan de divorciarse legalmente o sentimentalmente en medio de relaciones confusas, hirientes y de nocivo impacto hacia los hijos. Mi enfoque pretende ser interdisciplinario.
—En mi opinión, Fernanda, las relaciones de pareja, los matrimonios, uniones libres y divorcios han pasado por diversas épocas. Los años ’50 mostraban familias conservadoras con matrimonios duraderos; en la década de los ’60 y ’70 se hizo común la unión libre; después, durante las décadas de los 80 y 90, influyeron varias corrientes de pensamiento, condiciones económicas, la influencia de la Internet, el feminismo y ahora, en el Siglo XXI, la tendencia a no tener hijos y casarse después de garantizar la autosuficiencia ha crecido. Aunque también, la redes sociales han propiciado embarazos no deseados entre menores de edad.
—Las estadísticas son confusas. Según el INEGI, a pesar de la caída en los matrimonios, la población casada todavía representa a la mayoría de los mexicanos. Cerca del 36.9% de los mexicanos están casados; 33.1% están solteros y 17.8% están en unión libre. El 12.2% restante refiere a la población viuda, divorciada, separada o que no especificó su situación conyugal. Estas cifras deben tomarse con mucha reserva. Algunas parejas de amantes suelen decir: “estamos saliendo desde hace 20 años sin estar casados; cada quien en su casa”; y de ellos, no hay cifras oficiales.
—Fernanda, según tus estadísticas, por cada 100 matrimonios, ocurrieron 32.6 divorcios. En México seregistraron 163,587 divorcios: un “decremento” de 1.9 % con respecto a 2022. Del total de divorcios, el 10.0 % se resolvió vía administrativa y 90.0 %, vía judicial. La tasa nacional de divorcios por cada mil habitantes de 18 años y más fue de 1.8.27 hasta septiembre del 2024; pero te puedo asegurar que tal decremento se debe más a que la gente se separa sin iniciar juicios civiles por el costo que representan y por otros factores sentimentales. Por tanto, esos no quedan registrados en las estadísticas oficiales.
—Tienes razón. La deserción económica es bastante común en las separaciones. De hecho, la falta de compromiso es la razón más común que esgrimió el 73% de las parejas que se divorciaron; un 56% argumentó: discutir demasiado. Otros motivos fueron la infidelidad, bigamia, poligamia, no cumplir acuerdos en las “relaciones abiertas”; pero la más común son los problemas económicos.
—Fernanda, dime: en promedio, ¿cuánto dura un matrimonio antes de divorciarse?
—Un matrimonio en México dura 17.7 años antes de terminar en divorcio. Sin embargo, la duración real de los matrimonios puede variar considerablemente. Algunas parejas permanecen juntas por décadas, mientras que otras, se divorcian después de unos pocos años. Se sabe que el 46.1% duró menos de 15 años y entre ellos, la mayoría no pasó de los 6 años.
—Fernanda, si las estadísticas dicen que la relación entre divorcios y matrimonios ha aumentado en los últimos años, con un 32.9 divorcios por cada 100 matrimonios en 2024, ¿cuál es la tendencia futura del matrimonio?
—Lo que encontré es que las parejas piensan más en la boda que en el matrimonio. También es significativo que las parejas actuales piensan en no tener hijos o a los más, uno o dos. Pero la edad de lo matrimonios en las mujeres es de 27 años mientras que en los hombres oscila entre los 30 y 37 años. Ambos consideran ser autosuficientes antes de casarse o de unirse libremente.
—Algo que veo con frecuencia, Fernanda, son las celebraciones matrimoniales “espirituales” sin religión ni jueces civiles. Para la sociedad pueden estar casados, pero en realidad el oficiante fue un amigo simulando el papel de juez.
—Considera también que la edad promedio de una mujer al divorciarse pasó de 40 a 37 años y de 43 a 38 años en los hombres. Los mexicanos cada vez se casan menos y se divorcian más. Y entre los que deciden unirse en matrimonio, cada vez es más común que dicha unión se disuelva. Como ya te dije, en México, 33 de cada 100 parejas que se casan, terminan divorciándose y otro porcentaje no determinado, terminan separados sin divorciarse.
—En tu opinión, Fernanda, la unión libre igualará el número de matrimonios en el futuro?
—No solamente lo igualará, sino que lo superará. La mayoría de jóvenes entre 18 y 26 años se declaran a favor de la unión libre y en contra del matrimonio al que ven como una institución caduca y sin valor. Para estos jóvenes el compromiso, la confianza, el amor y la comunicación son más importantes que un simple contrato matrimonial.
—Esa visión de los jóvenes de esta generación me parece romántica al estilo de los hippies de los años 60, pero muy influenciada por las redes sociales que orientan, confunden, desinforman, mienten y crean un caos con “influencers” tan populares como ignorantes, muchas veces.
—Es la época que nos toca vivir. Pienso enfocarme en las consecuencias actuales del divorcio: la violencia intrafamiliar, el abandono de los hijos, el incremento de madres solteras, la maternidad entre menores de edad; las leyes inoperantes de protección a menores; los efectos de las migraciones y el incremento de niños pobres en las calles.
—Esos temas son los más preocupantes, Fernanda. ¿Cuál es la perspectiva en los próximos años?
—Pues solamente nos falta que los jóvenes elijan pareja a través de la Inteligencia Artificial, lo cual ya está sucediendo con algunas plataformas diseñadas para “encontrar a la pareja perfecta”.
Fernanda permanece en la cafetería revisando sus notas dejándome con más dudas que respuestas. Esto de los divorcios, a veces también es una cuestión de amor.
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