Home Columnas Divagación social y giros rojos / Crónicas de Frontera

Divagación social y giros rojos / Crónicas de Frontera

Divagación social y giros rojos / Crónicas de Frontera
0

Antonio Cruz Coutiño

Desde 1994, Tuxtla Gutiérrez ha crecido vertiginosamente, al igual que las otras ciudades regionales importantes de Chiapas: Tapachula, Sxbal de Las Casas, Comitán y Ocosingo. Tanto, que forman parte del ranking nacional de ciudades medias y pequeñas en franca expansión. Pensamos en las causas y usted acierta amigo, amiga. Ello ocurre desde el levantamiento de los indios y campesinos del EZLN. A causa de ello y de la consecuente modificación del “esquema general de distribución del presupuesto nacional”… ¡Uf!Y ello implicó, desde finales del noventa y cuatro, las nunca antes observadas fuertes inversiones del gobierno federal en infraestructura y servicios. Por primera vez en la historia de Chiapas, las cabeceras regionales y municipales dispusieron de servicios públicos elementales ―de salud, por ejemplo―, algo nunca antes visto. Salones de clases en el medio rural por primera vez decentes; telefonía satelital en lugares recónditos, ¡Agua entubada y drenaje!, centros de salud, clínicas y hospitales; nuevos campus universitarios y… hasta universidades completas, antes impensables. 

Esas derramas, además de las derivadas de la consecuente movilidad poblacional (más profesores, más médicos y enfermeras, más ingenieros, promotores, organizadores, activistas, etcétera) y las inmanentes a las nuevas y diferentes estrategias gubernamentales (negociación, cooptación, contrainsurgencia), fueron factores que directa e indirectamente, favorecieron el flujo de recursos gubernamentales, y luego de capitales privados, como sucede con el triple básico: turismo, transporte y comercio. 

El fortalecimiento de la logística policial, la abierta militarización del estado, y la promesa de más y mejor “política”, acrecentó la circulación de efectivo. Por fin Chiapas fue visualizado y conocido en México y el mundo, gracias al Subcomandante Marcos, a la red de redes y a los pueblos indios. De modo que, desde finales del siglo pasado, Chiapas se puso de moda, a decir de mercadólogos y publicistas oficiales, oficiosos y demás. 

Las ciudades de Chiapas entonces, han crecido desmesuradamente en los últimos años. Sin ton ni son, sin planificación, y en el más absoluto desconcierto. En parte debido a la inmigración nacional y centroamericana, pero, sobre todo, determinada por la fuerte migración campo-ciudad, experimentada igual, a partir de 1994. Originalmente propiciada por los graves desplazamientos de las comunidades pro guerrilleras y anti zapatistas (desplazamientos político militares), luego continuadas por la descomposición del equilibro de precios entre insumos agropecuarios y productos del campo. 

Los campesinos cada vez sobreviven menos a las condiciones de extrema pobreza agraria, al neoliberalismo de los gobiernos antinacionales, y a las inclemencias de la corrupción y el tiempo global. El campo y los pueblos rurales se despueblan mientras las ciudades crecen y crecen. 

Y a todo esto se debe el desordenado crecimiento de Tuxtla, y el incremento substancial de sus cantinas, tugurios, tabernas, bares, antros y demás abrevaderos. Además de los establecimientos similares y conexos del giro rojo general; en donde abundan meretrices o suripantas; travestis, mampos y homosexuales; burdeles, téibols y desplumaderos; lupanares, zonas de tolerancia y un largo etcétera. Digresión sutil, camaradas, pues el análisis y la reflexión no es propia de estas crónicas, aunque sí de nuestros lectores “nunca bien ponderados”, nuestros amigos, como se escucha en el argot de los leguleyos bebedores del santo trago, adoradores de Baco. 

De modo que, en los últimos años, han proliferado los aguajes y abrevaderos en Tuxtla, ésta, la ciudad del arrabal, perdón, la “ciudad capital”. Porque casi todos, por desgracia, germinan penetrados por la estulticia, la tacañería y la corrientez. Y ahí se ven cobertizos encerrados, bochornosos; barracones desmesurados, vacíos; mobiliarios de tercera o estampados con la publicidad de las cervecerías; rockolas abominables, cargadas con música basura; camareros o camareras que no atinan a favorecer a la clientela; baños desastrados, jediondos ―efectivamente, “de cantina”―, lugares en donde en ocasiones no saben cocinar nuestras ricas botanas y lo que sirven es en verdad porquería; porciones que provocan risa o mucho enfado… pero lo peor de lo peor no es esto sino lo siguiente. 

Seguramente usted, amiga, amigo, lo ha notado: no hay uno sólo, un maldito lugar tan sólo, en donde encuentre pepsicolas, cocacolas y peñafieles, todo en el mismo sitio. Ni un solo lugar en donde en el mismo espacio encuentre cervezas de todos los colores, sabores y precios, y mucho menos a granel. Priva en estas cantinas y entre sus dueños, un sentido mercantilista que raya en la tontería. En donde venden cervezas Corona, no expenden las de la Superior. En donde ofertan los productos de la Cervecería Modelo no distribuyen los de la Cervecería Cuahutémoc Moctezuma, y viceversa. Actúan como lacayos; como simples empleados de las cervecerías y compañías refresqueras. No como verdaderos empresarios empoderados, amos y señores, patronos de sus negocios. 

Así que estamos hasta la coronilla, amigos. No es justo lo que hacen en contra de nosotros, sus proclives feligreses. Y ello no queda ahí, pues se extiende más allá de las cantinas. La misma conducta se observa en los cafés, refresquerías, restaurantes, y hasta en las cafeterías y comedores universitarios. No se vale. ¡Basta! A mí me encantaría entrar a cualquier lugar, y encontrarme ahí con toda la oferta mexicana disponible (una de las mejores del mundo). Encontrar mis negras Bohemias, Soles e Indios, pero también las Victorias, Tecates y Carta Blancas. Ver ahí las Dos Equis y las Negras Modelos, junto a las Leones y Montejos, Pacíficas y Superiores. 

He derramado veneno y bilis, disculpen. Digamos ahora ¡Salud! 

Otras crónicas en cronicasdefronter.blogspot.mx 

Permitimos divulgación, siempre que se mencione la fuente.

LEAVE YOUR COMMENT

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *