Sr. López
En uno de sus muchos pleitos, el infame tío Rubén reclamó a su esposa, tía Amelia, que el problema era que ella quería era un marido santo, rico, simpático, comprensivo, acomedido, cumplidor y buen bailarín; y atajó la tía: -Nomás deja de moler -pues sí.
Si un ser inteligente de otro planeta visitara nuestro país, su primera impresión sería que las cosas andan tan bien, que el debate en los medios de comunicación es la posible reforma a nuestro Poder Judicial y cómo se puede hacer de nuestro sistema electoral algo todavía mejor.
Es innegable la gran importancia y posibles consecuencias de esas y otras iniciativas de reformas constitucionales y legales, ya en la cocina de los diputados, y se entiende la atención de los medios de comunicación a las declaraciones, aclaraciones y explicaciones, que sobre ellas ofrece la próxima Presidenta de México aunque deje la impresión de que todavía no corta y tal vez nunca cortará, el cordón umbilical (político), que la une a su padre (político).
Sin intención de provocar a usted un ataque de agruras de cuidados intensivos, le sugiero hacerse a la idea de que esas iniciativas en las que tanto terquea el todavía Presidente, tan necio, se van a aprobar al gusto de él y sin disgusto de ella que muy claro dijo durante su dilatada campaña presidencial que las asumía como propias y parte de su programa de gobierno.
Si esas reformas son disparates, que sí son, no importa. Estas finísimas personas están construyendo un régimen, su régimen, y quieren prevalecer cuanto sea posible, no nada más el siguiente sexenio, sino dos, cuatro y si se puede, el resto del siglo, siguiendo los pasos de ese viejo PRI imperial del echeverriato que tan bien imitan.
Si a usted no le gusta eso, le tengo noticias: el peladaje general, el gallardo tenochca simplex chancla pata de gallo, panza al aire, perteneciente al sectornacional que fortalece su corteza cerebral atendiendo las reflexiones de Pati Chapoy o con la atenta lectura de TV y Novelas, esos que son mayoría, se dividenentre los que sí les gusta (36 millones de votos a favor de doña Sheinbaum lo confirman), y los que les importa un reverendo y serenado cacahuate, los 38 millones que no votaron. Así que, pongamos cara de demócratas y digamos: ¡Vox populi!… sí, a tragar.
Así las cosas, la pregunta es qué debe ocupar la mente de la que será Presidenta del país a partir de octubre próximo. ¿Esas reformas?… o la situación del país, la real, la cotidiana de la vida del mexicano común.
La respuesta es todo, todo se debe atender, todo y al mismo tiempo, así es la presidencia de cualquier país, y de las reformas, no las implicaciones domésticas, que no le importan a nuestra clase (es un decir) política en el poder, sino sus posibles consecuencias respecto del entramado de tratados internacionales que México tiene suscritos, no vaya a ser que el tío Sam se ponga de malas y harto de tantas medias verdades y fingidas declaraciones de buena vecindad, buenas intenciones y amor eterno, nos reviente la economía aunque le cueste, que sí le costaría, pero la diferencia es que los EUA sí pueden pagar el precio y México no, ni soñando.
Así que por un lado, doña Sheinbaum tendrá que capotear las consecuencias del inminente error de septiembre, las reformas, tratando de calmar inversionistas, mercados y a los EUA y por el otro, atender los problemas nacionales cuya dimensión, gravedad y urgencia, no admiten dilación, lo que magnifica la inexcusable pifia de -en esta situación-, agregar gratuitamente el mayúsculo obstáculo de asustar al gran capital y despedirse de la relocalización (“nearshoring”, le dicen), que para México es una lotería que no se nos va a volver a presentar en la historia y por las necedades de nuestros gobernantes, dejaremos ir, con el inicuo consuelo de que así, se fue a su finca López Obrador, muy sonriente, muy satisfecho… y el país que ruede.
Son muchos asuntos muy serios que el siguiente gobierno tiene que enderezar. El 1 de octubre próximo, se acabó el cuento, las promesas no valen, las buenas intenciones no sirven, está agotada la estrategia de con torrentes de babas presidenciales, sortear pifias, improvisaciones, despilfarros y violaciones a las leyes. México está herido, mal herido.
No es cierto que la economía esté blindada y que las finanzas públicas gozan de una fortaleza que ni Pancho Pantera, no es cierto. Los banqueros de México por supuesto están con el gobierno y lo respaldan: nunca habían ganado tanto dinero, pero esos barones del dinero no sostienen la economía y casi todos son propiedad de grupos extranjeros, de esos especialistas en retirar capital, pues su única lealtad son las ganancias, sus ganancias.
Le repito sin dramatismo: México está mal herido. No por la tragedia de nuestro sector salud que a fin de cuentas, se puede empezar a resolver en muy corto plazo, nada más soltándole su presupuesto completo y activando el oportuno abasto de medicamentos. No por el sector educativo que también se puede enderezar, si hay la decisión política para arrebatarlo de manos de los dogmáticos y ponerla en manos de los maestros, de los expertos que sí tiene el país, y si se deja de contemporizar con sindicatos victimarios, más organizaciones criminales que de trabajadores. Y así con el resto de los rubros.
México está mal herido porque al menos una tercera parte de su territorio está bajo el control de la delincuencia organizada; porque son infinidad de personas que tributan a los criminales que ya controlan sectores productivos y muchísimos de municipios. Esto es lo mero principal.
Recuperar la seguridad pública en todo el país no se conseguirá en el siguiente sexenio, pero si no se ataja de manera terminante este mal, seguirá su expansión.Contenerlo es posible, mermarlo también, si y solo si, se recurre a los especialistas que sí tiene el país.
Y ya de salida, aunque sea pedir demasiado al gobierno… ¿podrían dejar de robar?… o nomás tantito, los de arriba nada más. Sería un muy buen detalle.