- A pesar del apoyo local e internacional, la falta de servicios médicos y las duras condiciones han llevado a los desplazados a buscar empleo.
Daniela Alfaro
Más de 400 personas del municipio de Amatenango de la Frontera han estado en Guatemala durante dos meses tras huir de la violencia del crimen organizado en la Sierra Fronteriza. Desde el 19 de julio, cuando los enfrentamientos entre grupos delictivos se intensificaron, las familias se han refugiado en localidades del departamento de Huehuetenango.
Actualmente, el albergue temporal en la Escuela Rural “Ampliación Nueva Reforma” acoge a 171 personas, mientras que otras se han distribuido en áreas cercanas. A pesar de la asistencia de organizaciones religiosas y civiles, las condiciones en el albergue siguen siendo difíciles. Ante la falta de servicios médicos y la precariedad de las instalaciones, muchos desplazados han comenzado a buscar trabajo en los cafetales guatemaltecos para satisfacer sus necesidades básicas.
Un desplazado indicó a MILENIO que, a pesar de la falta de servicios médicos en su refugio, han decidido no regresar a México hasta que se restablezca la paz en su región. Expresó que la situación es muy difícil, ya que la preocupación les impide dormir y su alimentación ha cambiado significativamente; antes comían maíz y trabajaban como campesinos, algo que les resultaba natural y diferente a lo que viven ahora.
Los refugiados han señalado que las condiciones en sus localidades de origen en Chiapas aún no han mejorado, lo que refuerza su decisión de permanecer en Guatemala. La falta de acceso a servicios médicos y las dificultades en los albergues han contribuido a la incertidumbre y el estrés entre los desplazados.
Además, alrededor de 100 niños en el campamento enfrentan la falta de acceso a la educación, ya que la ausencia de internet impide la educación en línea, lo que preocupa a las familias. A pesar del apoyo proporcionado por organizaciones como la Iglesia Adventista y la Cruz Roja Guatemalteca, los desplazados continúan en Guatemala a la espera de que las condiciones en sus localidades mejoren para considerar un regreso a sus hogares. Con infromacion de Milenio.