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Desarrollo sustentable / Al Sur

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Guillermo Ochoa-Montalvo

Querida Ana Karen, El potencial del desarrollo sustentable en el marco macroeconómico del Chiapas representa maximizar los beneficios netos del desarrollo económico, sujeto a mantener los servicios y la calidad de los recursos naturales en el tiempo; utilizar los recursos renovables a tasas menores o iguales a la tasa natural a la cual se puede regenerar;  optimizar la eficiencia con la cual se usan los recursos no-renovables, sujetos a las posibilidades de sustitución entre recursos y progreso tecnológico. A estatura, se ha comprometido el gobernador electo Eduardo Ramírez.

En cuanto al desarrollo sostenible la tendencia decreciente de la agricultura en el mercado nacional e internacional es uno de los factores que explican la actitud de los productores agrarios a deteriorar los recursos naturales para alcanzar una determinada producción alimentaria, maximizada por una creciente presión sobre la tierra y no por el avance de la tecnología. En condiciones de políticas y mercados desfavorables para los productores, sobre todo los campesinos y los pequeños productores, tienen que optar por la presión sobre la tierra (sobre pastoreo, baja fertilización, etc.); porque la productividad a corto plazo (bajando los costos con poca inversión en insumos o en el mejoramiento de la infraestructura agrícola) resulta más importante que aquella de largo plazo. Es decir, la producción agropecuaria no es sostenible dentro de estas tendencias de las relaciones con el mercado exterior.

Los conceptos y estrategias del desarrollo sostenible, legitimados políticamente por las distintas Cumbres internacionales, han ido ganando en consistencia teórica, pero aún enfrenta el desafío de su operatividad  en el plano de las políticas y programas, para hacer visible su impacto en la lucha contra la pobreza, la marginación social, cultural y de género y el deterioro del medio ambiente.

El desafío para operar la sostenibilidad, requiere de identificar todas las posibles reservas de capital existentes a fin de encontrar alternativas viables para el aprovechamientos de los recursos naturales asociados a programas capaces de fortalecer el desarrollo económico de las regiones y localidades.

Tradicionalmente, el desarrollo ha estado identificado con el crecimiento del capital físico o construido (infraestructura productiva y de servicios). Sin embargo, el debate ha permitido visualizar otras dimensiones de capital tan o más importantes si se habla de sostenibilidad: El capital natural, es decir, la tierra cultivable, los bosques, el agua, la flora, el suelo, la biodiversidad. El capital humano, es decir, la cantidad y calidad del trabajo disponible, mejorado por la educación y el bienestar. El capital social, es decir, la fortaleza de las instituciones y el grado de confianza, reciprocidad y cooperación entre éstas en el tejido social. El capital eco tecnológico, es decir el aprovechamiento de la energía solar, eólica, hidrológica en la solución de sistemas de vivienda rural, comunidades autosuficientes y el mejoramiento de la calidad de vida rural, en general.

Los servicios no económicos tienen que ver con «valores de uso» generados en las familias, comunidades, instituciones o en el medio ambiente, que no son «negociables en el mercado», pero que proporcionan un soporte «intangible» vital para movilizar y viabilizar recursos humanos y naturales.

Particular importancia en el debate, es el referido al rol del capital social. La discusión sobre la importancia de las empresas sociales, muestran que el nivel de «asociación» de una sociedad, la fortaleza de sus redes de cooperación e información, el mantenimiento de sus valores culturales (confianza, reciprocidad, altruismo) se convierten en un «valor agregado» que hace viable no sólo la democracia y la transparencia, sino también los mercados, la eficiencia y la rentabilidad económica así como el manejo responsable y compartido de los recursos naturales y el cuidado del medio ambiente.

En esta perspectiva, el aprovechamiento de los capitales físico, natural, humano, social y eco tecnológico, crea las mejores condiciones para fortalecer la economía rural, cuidar del medio ambiente e incrementar la producción y los ingresos. En una palabra, mejorar las condiciones de competitividad de una localidad, región o país.

En Biosfera Tropical, A.C. fundada en 1993, vemos el desarrollo rural, como parte del desarrollo municipal sostenible, exige también inversiones en el capital natural, humano y social de las familias campesinas y de sus organizaciones, a fin de superar la pobreza y mejorar su acceso a las oportunidades disponibles de la sociedad.

El desarrollo municipal sostenible es el producto del fortalecimiento de los espacios democráticos de concertación y participación y la implementación de planes y políticas ambientales, económicas y sociales descentralizados. El desarrollo rural sostenible necesita estas condiciones, además de la inversión en el capital natural, humano y social de las familias y comunidades campesinas y la revalorización de su cultura y valores para transformarlos en actores sociales.

El proceso de concertación y participación ciudadana liderado por los Municipios puede ser el primer paso para vincular la variedad de nuestros recursos naturales, la riqueza de nuestra cultura y la fuerza de nuestra sociedad civil con las condiciones que las naciones necesitan para hacer posible la democracia, el desarrollo sostenible y el progreso. La concertación entre los actores del desarrollo rural y las instituciones del gobierno municipal debe ser visualizada como un instrumento que permita concretar proyectos vinculados al ecoturismo y al turismo de aventura mediante el aprovechamiento del capital natural en los bosques de la zona alta como en los manglares de la zona baja. 

El establecimiento de albergues familiares aunado a servicios de alimentación, paseos turísticos por los cafetales y fincas, actividades de pesca, campismo o excursionismo, son tan sólo algunas de las alternativas viables para complementar la economía rural y alentar el conocimiento de los habitantes del municipio y visitantes hacia estas zonas de amplia biodiversidad.

Durante el gobierno de Eduardo Ramírez, será deseable incorporar en la agenda ambiental, el impulso al ecoturismo, al rescate, conservación y aprovechamiento racional de los recursos naturales; al saneamiento de los ríos y la búsqueda de alternativas para su mejor protección y aprovechamiento. En esta tarea los ecologistas, universidades y expertos, tienen la palabra y sin duda, el tema ambientalista es una cuestión de amor.

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