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¿Defender Chiapas es un delito? Era cruzar la línea o cruzar los brazos

¿Defender Chiapas es un delito? Era cruzar la línea o cruzar los brazos
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Alejandro Flores Cancino

La reciente acción de las Fuerzas de Reacción Inmediata Pakal, quienes cruzaron la frontera para realizar un operativo en La Mesilla, ha desatado un debate que va mucho más allá de un simple incidente diplomático. El dilema de la presidenta Sheinbaum es que si legitima las operaciones transfronterizas le regala a Estados Unidos la excusa perfecta para insistir en acciones militares, una idea que la 4T repudia.

La presidenta fue enfática en la mañanera al pedir respetar la soberanía guatemalteca y anunció sanciones para los policías estatales del grupo FRIP que cruzaron la línea. Sin embargo, el mensaje encierra una contradicción para los chiapanecos que vemos con preocupación cómo la seguridad es amenazada y siente la falta de respaldo en una acción que, busca justamente protegernos.

La molestia no solo nace de la ausencia de apoyo explícito de la presidencia de la república, sino también de la falta de una estrategia clara y coordinada por parte del Gobierno Federal para atender los retos de seguridad en la Frontera Sur. Las acciones de los Pakales han demostrado resultados concretos a pesar de algunas denuncias, lo que subraya la necesidad de fortalecer, no debilitar, estos esfuerzos.

Es importante recordar que Chiapas y Guatemala comparten un hermanamiento histórico, cultural y social profundo. Más que dos países divididos por una línea fronteriza, somos pueblos entrelazados que buscan, en conjunto, la paz y la seguridad para sus comunidades. Las acciones de seguridad, como las realizadas por los Pakales, no deberían interpretarse como provocaciones ni motivos para conflictos internacionales, sino como esfuerzos legítimos para proteger a nuestra gente y a la gente de Guatemala.

Es indispensable que los gobiernos de Claudia Sheinbaum y Eduardo Ramírez continúen realizando operativos de manera conjunta y coordinada, para garantizar que la seguridad y la soberanía no sean objetivos contrapuestos, sino parte de una misma política coherente que proteja a las comunidades chiapanecas y respete el marco diplomático. Solo así se podrá construir una frontera segura y soberana, sin contradicciones que generen desconfianza y división.

Es ahora cuando la presidenta Claudia Sheinbaum debería ver más al sur, el temor a una invasión militar por parte de Estados Unidos, recurrente en debates sobre la seguridad nacional, no encuentra justificación en esta región. La colaboración y vigilancia conjunta con países vecinos, basada en el respeto mutuo, es la vía adecuada para garantizar la paz y proteger a las comunidades sin sacrificar la soberanía ni generar conflictos innecesarios.

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