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De pena ajena / La Feria

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Sr. López

 

La abuela Virgen (Virginia, la de los siete embarazos), ha quedado dicho que era más católica que Torquemada. La queríamos mucho todos, lo que no le daba luces: era una hermosa ancianita, notoriamente tontita, que rezaba y cocinaba todo el día, todos los días. El párroco (el padre Rafael), según ella era un santo, lo admiraba casi hasta la veneración; lo invitaba mucho a su casa (él iba porque sabía comer bien), y la abuela nunca notó que ese buen cura, con quien platicaba era con el abuelo Armando, ateo sin bautizar, educado como toda su familia en la más pura masonería yorkina (que fue lo que los hizo migrar a México, porque en esos ayeres, eso era muy peligroso en la madrastra patria). El caso es que el sacerdote conversaba muy amistosamente con el abuelo, no con la abuela que les daba a comer delicias y nunca se dio cuenta que gracias a ella, eran muy amigos el cura y el ateo, sin ceder -ni mencionar-, sus convicciones.

 

El redentor de la patria, san Pejesús de Macuspana se reunió este 7 de mayo con Larry Fink. Después, en un mitin en Iztapalapa, le explicó al pueblo bueno: “Me reuní con el presidente de una compañía financiera que administra fondos en el mundo, se llama BlackRock, es la administradora de fondos financieros más grande del mundo (…) Para aclarar qué se va a llevar a cabo y que nadie se asuste porque va a haber un auténtico estado de derecho”. O sea: el Pejecutivo le aclaró las cosas al señor ese Fink, digo, para que no ande malinterpretando ni malentendiendo. A todo dar.

 

Larry Fink es el cofundador, presidente y director general de BlackRock, la administradora de activos más poderosa del mundo, sus oficinas centrales están en Manhattan, Nueva York y tiene sucursales en San Francisco, en Londres, Inglaterra; Sidney, Australia; Hong Kong y Pekín, China; Francfort, Alemania; Milán, Italia; en Dubai, Emiratos Árabes Unidos; en París, Francia; en Bombay, India; en Zúrich, Suiza; en Madrid, España; en Moscú, Rusia; en Sao Paulo, Brasil… y en la Ciudad de México (por algo será).

 

BlackRock dirigida por Larry Fink, es la mayor inversionista de la Bolsa Mexicana de Valores; tiene paquetes muy gordos de acciones de la telefónica América Móvil de Carlos Slim; de Cemex, la fábrica de cemento más grande del país y una de las importantes del mundo; de Femsa la principal embotelladora de Coca-Cola; de Gamesa, Televisa y Alfa, del grupo industrial de Monterrey.

 

BlackRock fuera de nuestro país es inversionista entre otras muchas entidades, en JP Morgan Chase, Bank of America, Moody’s, McGraw Hill, Telecom (Italia), The Vanguard, BNY Mellon, State Street, Wellington Management, Capital Group Companies, WellsFargo/Wachovia, Apple, Google, Microsoft; tiene interconexión financiera con los bancos Barclays, Bear Stearns, Merril Lynch y First Boston.… y en la  ExxonMobil, Chevron y Shell, los gigantes petroleros mundiales.

 

Dicen los envidiosos que nunca faltan, que BlackRock es el ejecutor de las instrucciones del gobierno de los EUA, cosa que debe ser calumnia; pero lo que sí es cierto es que en Washington, pesa, mucho, claro que sí.

 

BlackRock presidida por Larry Fink, integra su base de clientes con presupuestos gubernamentales; fondos patrimoniales soberanos; fondos de pensiones públicos y privados; fondos de inversión de terceros; bancos (de los grandotes), y un largo etcétera que incluye organizaciones benéficas (¡oh, sí!).

 

El pasado 27 de noviembre se anunció que Meade iba de precandidato a la presidencia de la república por el PRI. Al día siguiente el director general de Citibanamex, Ernesto Torres Cantú, informó que había firmado el acuerdo para vender a BlackRock su fondo de inversiones (Impulsora de Fondos Banamex), que combina activos por 62,000 millones de dólares, 51% de clientes institucionales y 49% de particulares… 62 mil millones de dólares.

 

Se calcula que BlackRock administra 6 millones de millones de dólares en el mundo (por ahí de seis veces el Producto Interno Bruto de nuestro país entero… y es una empresa de eso que llamamos el gran capital global, una, solita), pero según otras fuentes, administra 11 millones de millones de dólares (billones nuestros, trillones yanquis).

 

Cuando en el Congreso se discutía la reforma energética, se presentaron en México (aquí, nomás viendo): Larry Fink, Larry Summers, exsecretario del Tesoro de los EUA y Rahm Emmanuel, exjefe del Gabinete del Presidente Obama. El principal beneficiario e inversionista de la reforma energética es… sí, le atinó: BlackRock.

 

Bueno, pues a ese gringuito ya le fue a aclarar las cosas san Pejesús bendito. ¡Alabado sea el Señor!

 

El documentalista de la BBC Adam Curtis, declaró: “No puedo enfatizar el poder que tiene el sistema de BlackRock en moldear el mundo (…) su interés no es cambiar el mundo, sino mantenerlo siempre estable; prevenir cualquier desarrollo que presente un riesgo…”; no se distraiga mi Moreno: prevenir cualquier riesgo… cualquiera.

 

Larry Fink, en julio de 2015, ya conseguidas las reformas, después de cenar con el presidente Peña Nieto, declaró reventando de gusto: “Es el ejemplo para muchos países que deberían seguirlo como un modelo” (claro que la poderosa palabra del señor de Macuspana lo convirtió a la verdadera fe del Pejesús y ya no piensa así).

 

Don Larry va a recibir a todos los candidatos (dicen), pero del que es amigo y al que trata hace mucho, es a Meade. Si le gusta a usted, bueno, si no, póngale flores.

 

Cuando el Pejeremías le explicó al pueblo bueno en Iztapalapa, que le había aclarado las cosas a Larry (en confianza: Larry), aprovechó para insistir que ya es un hecho su triunfo, aunque lamentó la compra de votos y afirmó: “(…) países como Guatemala son más democráticos que México”… ‘tá bueno saberlo.

 

Acompañaron al Pejecutor en ese mitin, Claudia Sheinbaum, Clara Brugada, el luchador “Tinieblas” y el boxeador Johnny González.

 

El Peje va en serio… ¿muy sabroso el Larry Fink?, bueno, pues que lo enfrente a él, a Claudia, Clara, el Johnny y el Tinieblas. De pena ajena.

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