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De goleador al hereje / A Estribor

De goleador al hereje / A Estribor
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Juan Carlos Cal y Mayor

Javier “Chicharito” Hernández fue, durante años, el niño mimado del fútbol mexicano. Ídolo de multitudes, rostro de campañas publicitarias y protagonista de miles de sueños infantiles. Pero en los tiempos que corren, no basta con los goles ni con la camiseta bien sudada. Hoy se exige una segunda camiseta: la ideológica. Y si no la portas, serás crucificado.

No importa cuántos goles haya metido, cuántas camisetas haya vendido o cuántos niños se emocionaron con sus hazañas en la cancha. A Javier “Chicharito” Hernández le bastaron unas cuantas palabras –esas armas letales en los tiempos de la corrección política– para ser condenado a la hoguera. No fue por dopaje, no por amaño de partidos, no por evasión fiscal. Su delito fue otro: decir que las mujeres mexicanas “deberían honrar a los hombres y ser más femeninas”. La inquisición posmoderna escuchó, levantó la ceja, afiló las lanzas y lo llevó directo al cadalso mediático.

Todo comenzó con un video que subió a Instagram. Habló de la masculinidad. Dijo que las mujeres deberían “recibirla, honrarla y celebrarla”. Que hoy, en México, se estaba “erradicando la masculinidad” y que urge que “las mujeres mexicanas vuelvan a ser femeninas”. ¿Rudo? ¿Conservador? Tal vez. ¿Delictivo? Para muchos, al parecer, sí.

LA SANTA INQUISICIÓN PROGRESISTA

La reacción fue fulminante. La nota corrió como pólvora: Chicharito, el ídolo nacional, convertido en villano por atreverse a pensar fuera del guion. Claudia Sheinbaum, desde la presidencia, bajó el pulgar: “Podrá ser un gran deportista, pero todavía tiene mucho que aprender”. El periodista Enrique Acevedo lo comparó con El Temach —el coco digital del feminismo contemporáneo— diciendo que “no aportan nada bueno a la sociedad”. Javier Alarcón, con voz de tío decepcionado, sentenció: “Es irreconocible”.

Y como en todo aquelarre moderno, no podían faltar las llamas: una multa de medio millón de pesos por parte de la Federación Mexicana de Futbol, una investigación abierta y la pérdida inmediata de diez patrocinios millonarios. Ni siquiera el VAR salvó al exdelantero del Manchester United.

LOS NUEVOS PECADOS

En esta nueva inquisición, el pecado ya no es la violencia, la corrupción o el fraude. El pecado es pensar diferente, o peor aún, decirlo en voz alta. La libertad de expresión es aceptada… siempre y cuando diga lo que la sensibilidad colectiva aprueba. Si no, prepárate: llegarán las cancelaciones, los linchamientos digitales y las demandas simbólicas.

Ahora se dice que la FIFA podría sancionarlo con una multa multimillonaria por “incomodar a las mujeres a nivel internacional”. ¿Desde cuándo incomodar es sancionable? ¿Qué clase de tribunal moral global está naciendo, donde se castiga el pensamiento en vez de los actos?

MASCULINIDAD EN LA MIRA

Lo que dijo Chicharito no fue odio. Fue una opinión basada en su visión personal, compartida por muchos, aunque no esté de moda. Decir que se “honre la masculinidad” no es llamar a la violencia, ni exigir sumisión. Es una idea que se puede debatir, discutir, confrontar con argumentos. No silenciar a base de fuego.

El problema no es Chicharito. El problema es el clima inquisitorial que hemos creado. Uno donde basta un tropiezo discursivo para borrar décadas de carrera. Donde una frase torpe vale más que mil goles. Donde ya no hay redención, sino escarnio.

Este caso lanza un mensaje claro al mundo deportivo: calla. No opines. No pienses. No digas nada que incomode a las nuevas ortodoxias. Corre, entrena, juega. Pero no hables. Porque si hablas, y no repites el mantra correcto, prepárate para la hoguera virtual.

¿FEMINISMO O FANATISMO?

Lo que empezó como un movimiento legítimo por los derechos de las mujeres, corre el riesgo de convertirse en lo que combatía: una estructura de poder que censura, condena y destruye. Cancelar a un jugador por sus palabras no empodera a nadie. Solo confirma que estamos perdiendo el juicio colectivo.

El Chicharito ya se disculpó. Pero aún así ya lo perdimos. Lo trituraron en la licuadora de la moral del siglo XXI. Y lo peor es que muchos aplauden. Como si la libertad solo existiera para quienes piensan igual. Como si la dignidad humana dependiera del trending topic.

Hoy fue Chicharito. Mañana vas a ser tú.

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