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De chipilín / La Feria

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Sr. López

 

Tía Leticia (de las de Autlán, Jalisco, lado paterno, guapa de sacarle resina a postes de telégrafos abandonados en el desierto de Altar, Sonora, en 1910), fue agraciada por la diosa Fortuna con un modelo de marido que cualquier otra hija de Eva, hubiera asesinado o abandonado (prefiriendo la primera opción), pero ella no, ella estuvo con él 52 años seguidos, aun y cuando era desordenado, bebedor, jugador, irresponsable, mentiroso y mujeriego. Este menda la oyó explicar la razón por la que todo le aguantó: -Me hacía reír mucho –bueno, cada quién.

 

Versión estenográfica de la presidencial conferencia de prensa matutina del viernes pasado, 17 de enero, 2020 (a uno no le crea nada, chéquelo, ahí está en https://www.gob.mx/presidencia#):

 

AMLO: “Ahora estuvimos viendo lo de migrantes, vienen en caravana (…) de Honduras, de El Salvador, alrededor de tres mil, de dos mil 500 a tres mil; (…)

 

Tenemos más de cuatro mil empleos ahí en la frontera sur disponibles, desde luego albergues y atención médica, todo, pero trabajo en nuestro país, se ofrece eso. Y lo mismo para nuestros connacionales, hay manera de que tengan trabajo.  Mi ideal es: empleo pleno, trabajo a todos. El trabajo o el derecho al trabajo, que se garantice”.

 

Este su texto servidor recomienda en caso de que usted sea un tenochca simplex que no encuentra trabajo: cuélese entre los migrantes y ¡listo!: le toca chamba, albergue y atención médica (no, no del Insabi, esto es cosa seria); ya queda en usted. Lo serio de la oferta presidencial es que en ‘buen castilla’ significa que van a dejar entrar esa caravana (si no, para qué les ofrece trabajo). Lo más serio es que haya trabajo y prestaciones para extranjeros. Lo peor es que eso equivale a hacer de nuestra frontera sur un refugio internacional. Eso tarde o temprano, revienta (pero allá en la capital del país, eso no importa, nunca ha importado).

 

Más adelante en la misma conferencia de ese viernes negro, nuestro Presidente trató el enojoso asunto del avión presidencial que nomás no se vende. Expuso que van a seguir intentándolo y propuso cinco maneras, desde encontrar a un rico, ricote, que quiera un jet usado, o que el gobierno yanqui nos lo pague en especie (con equipo médico… sería como que el tío Sam nos quisiera hacer favor, como si usted se compra un vochito viejo, bien cuidado, por ayudar al vecino pobre… no necesitan los EUA un avión usado); la tercera manera sería conseguir 12 empresas que lo compren en copropiedad, de a once millones de dólares por cabeza (a ver si les interesa un avión en condominio); la cuarta posibilidad es rentarlo por hora (digo, sacarle algo; habría que arreglar algunas leyes, pero, ¡para qué son los amigos del Congreso!). Y la quinta opción hizo reír a algunos reporteros ahí presentes (los demás solo soltaron un discreto murmullo de “¡no puede ser!”); para que no crean que este tecladista calumnia, se transcriben las presidenciales palabras:

 

“Y el quinto es una rifa”.

 

PREGUNTA: ‘¿De a cómo el boleto?’

 

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: “Quinientos pesos, seis millones de cachitos de la Lotería Nacional”.

 

PREGUNTA: ‘¿Quién la organizaría, presidente?’ (Así ponen, ´presidente’, sin la obligatoria mayúscula… ¡ay, morenos!)

 

PRESIDENTE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR: “La Lotería Nacional. A ver, lo explico.

 

Estamos hablando de opciones o sea, yo estoy transmitiendo información, la gente va a decidir qué es lo mejor o qué resulta. Claro que si hoy, si el comprador que da 125 dice: ‘Bueno, doy los 130’, vámonos; o que responda el gobierno de Estados Unidos, o sea, es lo que tengamos más pronto como opción.

 

En el caso de la lotería serían seis millones de números, de cachitos, para que se entienda, 500 pesos, son tres mil millones; el avión, si son 130 millones de dólares estamos hablando de dos mil 500, pero se le daría al que ganara el avión ya incluido un servicio de operación de dos años o de un año”. Fin de la cita.

 

¿La ley permite al gobierno rifar bienes de la nación?; si no… le hacen una (ni que fuera para tanto a la viuda dijo el doctor). Luego habría que suponer que los mexicanos por puro patriotismo, compraremos cachito para en caso de ser los afortunados ganadores, pegarnos un tiro (¿sabe cuánto le va a costar el resto de su vida mantener parado el jet?… así, sin volar, para no gastar más… en fin). Lo bueno es que de inmediato brincó la honorabilísima diputada Dolores Padierna para declarar que Morena se puede movilizar para realizar la rifa (fondo musical: ‘La marcha de Zacatecas”:… ¡tachún, tachún, tachuuún, tachuuún!… qué pena con las visitas).

 

Suponiendo de más y nomás por la inicua dicha de darles por su lado, hay que resolver algunos detallitos: 6 millones de cachitos son 300 mil números en la rifa (series); cada número es una bolita. Muy bien.

 

Ahora la Lotería Nacional hace sorteos de máximo 80 mil bolitas (series). Usted lo ha visto: se echan las bolitas en una esfera de alambres de latón, se revuelven y se van sacando.

 

Para ese máximo de bolitas la esfera actual mide 1.25 metros de diámetro; para 300 mil bolitas hay que mandar a hacer (¡ya!), otra esfera de casi cinco metros de diámetro; y aparte, como cada bolita pesa 3 gramos, el Sorteo de la Risa (del Jet) necesita una esfera que resista casi una tonelada de peso (900 kilos) y hay que mandar a hacer las 220 mil bolitas que faltan, no es de enchílame otra, son de maple canadiense blanco. Datos de la revista ‘Premio Mayor’, Lotería Nacional para la Asistencia Pública, número 26; junio de 2015.

 

Resuelto todo eso, debe hacérsele saber a nuestro Presidente (puede ser nota anónima, ya ve cómo se pone), que hoy, para acomodar en los ábacos las máximo 80 mil bolitas, se tardan (se hace a mano), 15 días (los ábacos se exponen a la mirada del respetable, hay gente que va a verificar que su número sí va a jugar; luego se vacían los ábacos en la esfera). Para este sorteo se van a tardar casi dos meses en acomodarlas. Como bien dijo nuestro Presidente: no son tamalitos de chipilín.

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