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Da pena / La Feria

Da pena / La Feria
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Sr. López

Tía Tina (Martina), de las de Toluca, tuvo una vida, digamos, un poco agitada, cada uno de sus tres hijos tuvo su propio papá. Ya mayorcita, asumió una actitud santurrona, vestía de negro y viniera o no a cuento, daba lecciones sobre virtudes cristianas, en especial de la castidad. Así, en una tertulia familiar, le metió bronca a una sobrina (la prima Alicia, nomás no lo ande contando), porque “le habían dicho”, que se le veía entrar (o salir), de un hotelito del rumbo. Y la primita, con mirada asesina, la atajó: -… muy mis nalgas, tía -¡las sales! (rigurosamente cierto). 

Ayer, después 79 palabras que empleó en saludar y soltar generalidades, la presidenta Sheinbaum en su gustado ‘stand up’ mañanero, sin mediar pregunta, aclaró paradas sobre la increíble y triste historia del cándido Maduro y el Trump desalmado:

“(…) por la situación, por la declaración de ayer del presidente Trump y la situación en Venezuela: reiteramos la posición de México, acorde con la Constitución, de no intervención, no injerencia extranjera, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias. (…) Y un llamado a Naciones Unidas, que asuma su papel, no se le ha visto (…)”.

Hasta se emociona uno. Lástima que sea una paparrucha, otra. Si no fuera de pena ajena daría risa. (Paparrucha en la acepción 2 del diccionario: tontería, estupidez, cosa insustancial y desatinada; digo, para entendernos).

Primero: la ONU sí se ha visto, ya declaró formalmente, que no reconoce la validez de la reelección del insoportable Maduro para un tercer mandato. Infórmenle a la señito,  no hay que ser.

Luego, se equivoca o miente la Presidenta. Nuestra Constitución NO dice eso de la “no injerencia extranjera”. La fracción X del artículo 89, dice que el Presidente de la república conduce la política exterior de México, sujeto a “(…) los siguientes principios normativos: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención (…)”. La Constitución mexicana le ordena a nuestro titular del Poder Ejecutivo no intervenir, no andar de prontito ni de metiche. A ver si le explican a la señora del segundo piso (al fondo a la izquierda, muy al fondo).

Si doña Sheinbaum se pone en plan de dar lecciones a otros países, tremolando lo de la “no injerencia extranjera”, se arriesga a que algún insolente le recuerde que apenas el 6 de noviembre pasado, Perú la declaró ‘persona non grata’, precisamente por injerencista, por andar opinando de asuntos rigurosamente internos de ese país, igual que antes declararon oficialmente “fuchi”, al Señor de los Abrazos, por lo mismo, por injerencista, por impertinente, por creer que era el papá de América Latina… y no somos, más bien les andamos cayendo muy gordos.

No es nuevo que nuestros presidentes se metan en asuntos ajenos. El venerado por los cuatroteros, Lázaro Cárdenas, cuando la Guerra Civil Española (1936-1939), hizo muy bien en recibir refugiados de ese país, claro, pero hizo muy mal en suministrar armamento al bando socialista-comunista-anarquista, el gobierno (legal, legalito que no legítimo), del Frente Popular. No es calumnia es cierto: “Desde el principio, el gobierno mexicano puso a disposición de la República la producción total de su Fábrica Nacional de Armamentos” (escribe el doctor en Ciencia Política por la London School of Economics and Political Science, Mario Ojeda Revah, en su obra ‘México y la Guerra Civil Española’; Madrid, 2005; Turner Publicaciones; página 139, para que no batalle).

Al iniciar ese espantoso conflicto en España, don Cárdenas, él, tan respetuoso de la no intervención, vació las bodegas de la Defensa Nacional (la nuestra), mandó desmontar piezas de artillería mexicana y envió todo a los del Frente Popular; y tan eficaz don Tata Cárdenas, ordenó que las fábricas de armamento de nuestro ejército, aumentaran turnos y contrataran más obreros para enviar al Frente Popular más municiones, fusiles y ametralladoras. Es lo bueno de estos tiempos, no es tan difícil rastrear información.

Estos cuatroteros de marxismo guango y oportunista, le ahorrarían penas a su movimiento si moderaran su ansia de hablar, creyéndose que el mundo está con el alma en un hilo hasta que ellos definen algún asunto internacional.

El caso de doña Sheinbaum es penoso porque se contagió de logorrea por no cuidar sus compañías. Sigue los pasos del señor de Badiraguato que se metió en problemas con seis países del rumbo:

Bolivia (por lo del Evo Morales, otro pájaro de cuenta); El Salvador, por andar opinando sobre la estrategia de seguridad de Bukele; con Colombia, que por escrito presentó su queja porque el Pejehová intervenía en su proceso electoral de 2022; con Argentina hablando mal de Milei durante meses, llamándolo “facho conservador”; y luego de que Milei ganó la elección presidencial, don Pejestorio dijo que no comprendía cómo los argentinos votaron por alguien que desprecia al pueblo; aparte lo de Perú que ya le mencioné, por defender al tal Pedro Castillo que transmitió por televisión su intento de  golpe de Estado que le salió mal; y Ecuador por sus cometarios macuspanos sobre las elecciones de allá (luego fue lo de la violación de nuestra embajada).

En esas anda doña bastón de caramelo. Antier, un reportero le preguntó si no era lo mismo que Corina Machado, no reconociera la reelección de Maduro, que la izquierdista-castrista-bolivariana presidenta de Honduras Xiomara Castro, no reconociera su derrota en los recientes comicios… y doña Sheinbaum dijo (aunque usted no lo crea): “Es distinto porque una de ellas está llamando a la intervención extranjera (…).

“Una de ellas” es clarísima alusión a Corina Machado que jamás… a ver, fíjese bien, JAMÁS, ha dicho eso. Pero si lo hubiera dicho, eso no hace válido el fraude electoral de Maduro. Y al revés, si la esa Xiomara no pide intervención de nadie, eso no hace válido el fraude que está intentando. Señora, no sea así, no nos haga eso, luego sale en los periódicos y el mundo se da cuenta en manos de quién estamos y… da pena.

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