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Cuenta mucho / La Feria

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Sr. López

 

Tía Olga (lado paterno-autleco), fue para no exagerar, la mujer más guapa del hemisferio. Era de mandar al psicólogo a la María Félix y deprimir al que esculpió La Diana Cazadora (que ni se llama así). Tuvo dos hijas. La mayor, Olguita, salió como ella y algunos malcriados decían que mejorada; la chica, Esther, salió a su papá (nomás normal). Ya las dos en edad de merecer (así se decía antes de las casaderas), la abuela Elena comentó sin darle importancia: -Esta niña Olguita, se va a quedar –que en el idioma de entonces era que no se iba a casar nunca; y como este López no era ciego, preguntó asombrado el porqué, y la vieja, sabia, respondió: -Sabe lo guapa que es y todos le quedan chicos –y así fue; Esther se casó con un ingeniero civil recién titulado y Olguita seguía esperando al Rey de Inglaterra… y se fue quedando, quedando, hasta ser una solterona, de la que decía la gente, cuando ya era setentona, que se notaba que había sido muy guapa. Ni modo.

 

Dicen los que dicen que saben, que el Pejecutivo Legítimo es ya inalcanzable. Las empresas dedicadas a las encuestas en México, con la autoridad que les dan sus acostumbrados desaciertos en todas las elecciones presidenciales y con las inexplicables explicaciones sobre los métodos que aplican en sus estudios de opinión, tendencias y preferencias, que si se mete uno a revisar, resultan ser concursos de puntería (María de las Heras ‘dixit’), afirman que el Pejehová anda del 42.3% al 38.1% de votos (nótense las fracciones -0.3 y 0.1-, lo que da la impresión de que son cálculos científicos, mediciones precisas).

 

Después de haber leído con toda atención “Las encuestas y las elecciones de 2012: algunas reflexiones críticas”, Revista Mexicana de Opinión Pública (Volumen 14, enero-junio de 2013, páginas 70-92), que tiene el escudo de la UNAM (usted consúltelo en MuriloKuschick Ramos1https://doi.org/10.1016/S1870-7300(13)72315-9), en la que se analizan las posibles razones del rotundo fracaso de los encuestadores en esa elección, este su texto servidor queda convencido que es muy bruto o la demoscopia es ciencia oculta; como sea y seguro que por lo primero, se plantea las cosas de otro modo:

 

Demos por bueno que entre nosotros los que integramos el risueño peladaje nacional, don Pejeremías está en el 42.3% de preferencia de voto. De acuerdo. Y demos por bueno que el señor Meade está más hundido que el Titanic con su 26.1%, que es el porcentaje optimista que algunos necios le otorgan. No se fije en que esas cifras resultan de preguntarle a mil o 1,600 tenochcas, qué van a hacer el 1º de julio próximo cuando estén en la casilla electoral. Vale la encuesta para los más de 87 millones de electores, porque eso dicen los que dicen que saben. Perfecto… peeeero:

 

El porcentaje a favor del Pejesús redentor de la patria, resulta de seis años de Jefe de Gobierno (que algo de publicidad le dieron), más 12 años de campaña ininterrumpida, pues empezó el 29 de julio de 2005 con su necedad de alojarse en Palacio Nacional. Como ya quedamos que este menda no tiene cerebro para entender las artes de los sabios dedicados a las encuestas, hace la siguiente cuenta:

 

Pejecutivo: 17 años de estar en el candelero. O sea (sin contar este año): 204 meses en los que llegó a ese delirante, inalcanzable 42.3% de preferencia electoral.

 

El anémico candidato Meade, fue destapado por el PRI el 27 de noviembre. Antes no era precisamente como la Adelita, el más popular entre la tropa (tenía chambas de gobierno que no le daban tiempo para andar promoviéndose como aspirante a hospedarse en Los Pinos). Y ahora, en dos meses (sin contar este año), tiene un escuálido 26.1% de preferencia electoral. Pobrecito.

 

Si este tecladista fuera amigo del Peje (¡líbrelo el dios en que cada quien crea!), le advertiría: -Oye Peje -tuteo de muy cuates-, mejor te vas cuidando: en 204 meses alcanzaste el 42 y pico de posibles votos a tu favor y el desabrido Meade en dos meses ya lleva la mitad que tú –digo, no es tan difícil, 17 años de campaña frente a menos de dos meses… y en ese plan de amigos, también le recomendaría que no insistiera en colgarle los milagritos del PRI a Meade: no es priista (aunque se entiende su desconcierto: es gente decente y de plano eso no lo tenían previsto en su “war room”, como escriben los calumnistas -con ‘a’-, para que les tengamos respetillo).

 

Los que sí son unos infames, impíos y despiadados para eso de las elecciones son los profesionales de la urna: priistas, panistas y los demás. Ya mismo han adelantado sus piezas: Eviel Pérez Magaña en Sedesol (fidelísimo discípulo del Mapache Mayor, Ulises Ruiz Ortiz); y doña Alejandra Lagunes, maga (bruja se oye feo), de las redes sociales, encargada de colocar a Meade en la pantalla de todos y jalar voto joven. Aparte, previa renuncia al PAN, llegó Javier Lozano, pianista clásico de los buenos y en sus ratos de ocio, golpeador político profesional, encargado de pasar del lado de Meade, los votos que puedan arrimar unos amiguitos de él: Francisco Domínguez, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Martin Orozco, José Rosas Aispuru y Carlos Mendoza Davis, que a usted no le suenan, pero son gobernadores panistas de Querétaro, Tamaulipas, Aguascalientes, Durango y Baja California Sur, que se dice -se dice-, no están muy contentos con Anaya y recuerdan que Meade trabajó para Fox y Calderón.

 

Don Pejehová, alcanzó en 2006 el 35.29% de la votación; en 2012 llegó al 31.57%… o sea: bajó el 10.54% (con la pena, pero es así la necia regla de tres).

 

Sí, hay gente muy enchilada con el peñanietismo (ricos y ricotes: absténganse), pero la gente que no quiera votar por el PRI, puede hacerlo por Morena (claro), por el PAN, por el Bronco, por doña Margarita (si no declina por Meade, que ya por ahí andan diciendo).

 

Y no se crea que al PRI lo espanta el C.Anaya, que está haciendo su chamba, dividir y traicionar, sí, lo que mejor le sale, pero en este caso, divide a los que ya detestan al régimen… eso no se cuenta, pero cuenta mucho.

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