1. Home
  2. Columnas
  3. Crónica de un jitomate perseguido / Sarcasmo y café

Crónica de un jitomate perseguido / Sarcasmo y café

Crónica de un jitomate perseguido / Sarcasmo y café
0

Corina Gutiérrez Wood

¿Alguna vez has sentido que el universo conspira contra tu salsa roja? Bueno, así se siente enterarse de que Estados Unidos acaba de ponerle un arancel del 17 % al tomate mexicano. Sí, al jitomate. Al bendito jitomate. Ese que nunca le ha hecho daño a nadie, salvo a los que son sensibles a la histamina y les causa alergia.

Ahora, antes de seguir, debo ser honesta: no tengo idea de qué demonios es un arancel. Suena como algo que aparece en la factura y uno finge entender mientras asiente con cara de “¡ah, sí, claro! Eso afecta la macroeconomía”, pero lo que sí sé es que no suena a algo lindo. Nadie dice: “¡Feliz cumpleaños, te traje un arancel!”. De hecho, es una de esas palabras feas, como “trámite”, “intereses” o “fiesta sin comida”.

Pero bueno, al parecer el fruto rojo es una amenaza nacional. Porque claro, cuando ves una ensalada con jitomate fresco, lo primero que piensas es: “¡Cuidado! Ese jitomate está tramando un golpe de Estado contra el kétchup”. Y no es para menos, considerando que esa nación consume esa salsa de “jitomate” como si fuera bebida energética.

Pero, con todo respeto, mi nada estimado Donald Trump o Mr. Cheeto, para los cuates, si el jitomate mexicano le parece una amenaza, le recomiendo no probar una salsa molcajeteada,podría causarle una crisis existencial.

Y ojo, esto no es solo un asunto de tomates. Es una amenaza directa a todo lo que amamos: las tostadas, los tacos, los molletes bien servidos. ¡Es un golpe bajo a la torta ahogada! ¿Qué vamos a hacer los jaliscienses si ya no podemos bañar nuestra torta en esa gloriosa salsa roja que nos da identidad? Esto no es un arancel, es una agresión al corazón comestible de la nación.

Mientras tanto, en México, los agricultores están más confundidos que turista sin GPS por las calles de la Ciudad de México. “¿Qué hicimos mal? ¿Nuestro tomate era demasiado rojo? ¿Demasiado jugoso? ¿O simplemente demasiado feliz en la ensalada ajena?”, preguntan con cara de salsa martajada. Nadie sabe. Lo único claro es que ahora tendrán que buscar otros mercados o empezar a vender sus tomates como artículos de lujo: “Jitomate edición especial cultivado en tierra sagrada con música de Juan Gabriel de fondo.”

Y la pregunta incómoda es: ¿qué sigue? ¿Un impuesto al cilantro? ¿Una cuota por cada tortilla bien hecha? ¡Estamos a un paso de que el pozole sea considerado amenaza internacional!

En fin, mientras el jitomate lucha por su libertad, nosotros solo podemos esperar que el próximo ingrediente con arancel no sea el chile, porque ahí sí que se acaba la fiesta.

LEAVE YOUR COMMENT

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *