Leña al fuego. Cruz Coutiño (2009).
Antonio Cruz Coutiño
¡Pero qué bonito el arguende de ayer, amigos! El de las y los varios concordeños reunidos, a propósito del mero día del Señor de las Misericordias, patrono de La Concordia y puntos intermedios, jefe de los Cuxtepeques; celebración designada igualmente Fiesta del Cuarto Viernes de Cuaresma… ¡Ajúa! Y es que se juntaron aquellas mujeres y hombres que en 1985 fundamos PROFUN, la asociación civil Profesionistas Unidos de La Concordia, que luego a mediados del dos mil fue transformada en la sociedad de Amigos de La Concordia.
Hoy, naturalmente, ya no somos los mismos que cuando inventamos estos colectivos ―tanto porque hemos echado canas, como por el registro de altas y bajas― pues faltan, por ejemplo: Toño Vela Sánchez (qepd), Flavio Borrego, Romeo de la Rosa, José Manuel Cristiani, Yulia y Salvador Abud, Eduardo Robelo, Sergio Arrazola, o el mismísimo Pedro Ramírez, amigo del alma. Aunque persisten nuestras dos ideas centrales: 1. Profesionales universitarios y anexas, amantes de la autenticidad, la amistad y la buena vida, y 2. Proactivos y activistas favorecedores del arraigo y de la identidad sociocultural concordeña, cuxtepequense.
Nos damos cita entonces, luego de ir a misa los más creyentes, en El Mexicano, restaurant coloquialmente llamado la galera de la Cocha Meca, probablemente por el mote de su orondo propietario, ubicado sobre el corredor principal del embalse. Pero ya estamos aquí ―que para luego es tarde― desde las dos en punto. Nos saludamos todos, y ya está la presencia en primer plano, del compa Luciano Romeo Cruz Castro y su extensa familia, la dilatada estirpe del buen Macho Ramiro Ruiz Espinosa, o la casa del compa Meme Cristiani, ahora engalanada con la asistencia de Yoly y los suyos. Yolanda, mi prima enorme de la Primaria, en la segunda casa del Colegio.
E igual, en otro sitio se ubican los Sánchez Yanini (Teto, Jorge, Paco y demás), y la pareja de Raúl Castro y la gran Bety Ruiz Alegría; Pilo Guzmán y su siempre encantadora Paty. Más allá se encuentran los amigos Oscar y Luis Reynaldo Santiago alias el Güicho; el buen Édgar Caballero, el compa Toño Zúñiga y la comadre Cecy, mis primos Rolando Ocampo y su compañera; los inefables Jorge y Beto Albores, Romeo el perseverante de los Guillenes, Jorge, el tío-primo Barragán Coutiño, y por ahí se dejan ver los intensos, aunque nunca bien ponderados, los famosos Coutiño Abud.
El grupo más conspicuo, sin embargo, es el de los hablantines, léperos y desinhibidos, los de la extrema izquierda, en donde se juntan el tío Chanina Armando Cruz Cristiani, el Guaca Antonio Abud, con todo respeto. Y la broza entre quienes me encuentro, junto con Daniel Samayoa, Ricardo Abud, un sobrino de los Albores, el moreno heredero de don Paciente y don Juan Velasco, el buen Miguel Ángel Méndez, favorecido de don Álvaro y del gran revolucionario el coronel Salvador Méndez y, en fin, tantos otros que ofrezco disculpas por no recordar a todos.
Conversamos pues que da gusto. Aunque igual, hay alborozo, abrazos y apapachos; buena marimba y mejores mojarras al mojo de ajo. Mezcal, tequila y brandy ―cual debe ser―, harta cerveza, baile, remembranzas y carcajadas. Y la reunión como buen disparo, mata a este pájaro y a otro de mayor tamaño: damos la bienvenida al jurisconsulto cuxtepequense, al marcial e intachable José Luis Gómez Santaella, a quien destapamos públicamente como candidato a la Presidencia Municipal de La Concordia.
¡Ahí que lo vea si no se aplica a fondo! Dicen algunas voces, pues imaginan que tendrá que intentarlo con Morena, con Limón y con Sandía; con uno, con dos partidos, o con tres si fuese posible. Pero es el caso que el ambiente se torna algo raro: toma la palabra Ramiro Romeo, presidente de la Sociedad de Amigos. Saluda a propios y extraños, pondera la asistencia de los invitados, inaugura los disparos y la buena mesa y… sucede que entonces Ramiro llama al ruedo a quien esto escribe, quien, proclamando a cielo y tierra, dos o tres brochazos para pintar la persona del candidateado, cede inmediatamente la palabra al meco Cheluis Gómez Santaella. Aplausos…
Finalmente, concordeñas y concordeños; chiapanecas y mexicanos en general, por considerarlo digno de la historia futura de Los Cuxtepeques, paso a calcar la versión estenográfica de las palabras que ahí pronuncio, no sin la ayuda del apuntador que llevaba entre manos, y la buena grabación digital de no recuerdo quién. Con su permiso.
Buenas tardes compañeros profesionistas, amigos de La Concordia.
Aunque al igual que varios de ustedes, soy fundador de esta sociedad, no vengo en representación de nadie, sino sólo de mi persona, y a lo sumo de mi familia. Y voy a confiar a todos: nunca antes he hablado, para favorecer a nadie, ni en público ni en privado, y mucho menos a político alguno, tal como hoy voy a referirme a José Luis Gómez Santaella. Es más, probablemente sea la única vez que lo haga, pues no son éstos mis menesteres.
Conocí o supe por primera vez de Gómez Santaella, y de sus sobrinos el veterinario Víctor Manuel Gómez Torres y el agrónomo Israel de los mismos apellidos, por las pláticas de mi abuela María Antonia (madre de Agenor, Eloina, Pradelina, Eduardo, Bulmaro, Armando y Humberto), y lo que desde niño me narraba doña Fausta doblemente Coutiño, mi madre. Ella nace en Santa Emilia, hace más de setenta años, finca hoy precisamente de la propiedad de José Luis. Y me contaban de dos grandes mujeres, extraordinarias, empoderadas, mujeres de armas tomar, matriarcas de la zona… desde El Pensil y San Francisco (hoy Independencia), San Felipe, Santa Emilia y Las Luces.
Me refiero a tía Mercedes Santaella Coutiño y a tía Luz Guilebalda Coutiño Güiris, nuestra famosa Mamá-Luz, madre y abuela respectivamente, del buen José Luis Gómez Santaella.
Así que hablo bien del “licenciado” como he escuchado por ahí, porque forma parte de nuestra familia, la familia de los Coutiños, pero, sobre todo, por ser amigo. Y sólo diré cuatro razones, para no aburrirlos, cuatro razones por las que opino favorablemente de Gómez Santaella:
Uno. Porque es un profesional del derecho, litigante, abogado, jurista, eficaz funcionario judicial y me consta: un tipo honesto y honorable. Que nunca se ha manchado las manos con dinero ajeno o sucio, y mucho menos con dinero del erario, dinero de nuestras contribuciones.
Dos. Porque es un tipo inteligente, sosegado, macizo y experimentado. Con don de gentes y en especial, provisto de relaciones con la élite política, lo que le permitiría potenciar los recursos económicos naturales, e incluso fiscales del municipio.
Tres. Porque estoy convencido de que como nadie antes, Gómez Santaella, siendo Presidente Municipal, encontraría estrategias y mecanismos innovadores, a modo de generar empleo y ocupación para los jóvenes; para retenerlos aquí, en el campo y en los pueblos. Para con empleo, deporte y cultura, alejarlos del alcohol y de las drogas.
Cuatro. Porque sé positivamente, que José Luis sería el mejor aliado de la promoción cultural y del fortalecimiento de nuestro patrimonio, y por esa vía, de nuestra identidad sociocultural, la identidad cuxtepequense; desde la difusión de nuestra geografía e historia, desde la promoción de nuestras costumbres y tradiciones. Promover esta identidad entre nosotros, y si se dejan, también entre los jaltenanguenses y montecristianos, cuyos municipios, hace poco tiempo aún, formaron parte de La Concordia.
Estas son las razones por las que pongo mis manos al fuego, para favorecer a este buen hombre, gran concordeño. ¡Viva José Luis Gómez Santaella! ¡Viva la sociedad de Amigos de La Concordia! Gracias familia, compañeros.
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